03.

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Camino a la oficina del director, deteniéndome afuera de la puerta y dando vueltas de un lado a otro mientras siento mi sangre hervir.

—Señor Sung, ¿puedo ayudarle en algo? —escucho la voz del anciano y volteó a verlo con una sonrisa falsa.

—N-no —digo nervioso—. Solo buscaba los baños y me perdí —miento.

—Oh... —dice—. ¿Su baño privado no sirve?

Mierda.

—A-h sí —tartamudeo—. Solo quería saber dónde están los baños en caso de que el mío no sirva —miento nuevamente.

El director asiente y me señala al fondo del pasillo.

—Están al final, dando vuelta a la izquierda —me sonríe y luego hace un movimiento con la cabeza, dándome a entender que se retira.

Pero antes de que se vaya del todo, tocó su hombro como si fuera un niño pequeño.

—Director, me acabo de dar cuenta que en la segunda clase hay un chico que se quiere hacer el gracioso de una manera muy molesta —digo.

El director me mira sorprendido y luego se voltea completamente hacia mí, con las manos en las caderas y ceño fruncido.

—¿Se puede saber a qué se refiere? Pondré orden ahora mismo.

Suspiro aliviado y me cruzó de brazos.

—Hay un chico. H-hia... Carajo, no recuerdo su nombre —digo, haciendo una mueca.

—Le pediré que no usé groserías dentro de la escuela —dice aún intrigado, y yo luchó por no poner los ojos en blanco.

—De acuerdo —digo serio—. Zhang, ese es su apellido. Llegó tarde a la clase, tirando balones de Basketball y... Se vestía con unos shorts rosados y cortos —digo algo asqueado—. Tenía una diadema del mismo color y actúa como si fuera una niña, tímida y demasiado sensible.

El director niega con la cabeza y me mira más confundido.

—Si llegó tarde creo que puede anotarle un retraso, no veo más problema, señor Sung.

—Se vestía como una chica —digo, aparentando mis dientes.

—Sigo sin ver el problema —dice mientras alza los hombros.

—Director... —digo, cerrando los ojos.

—Señor Sung —habla molesto—. Así como aceptó que tengas tatuajes y el cabello teñido de azul. Aceptó que los alumnos se vistan y actúen como quieran mientras no alteren el orden, esta escuela permite la libre expresión.

—Señor...

—¿Me está queriendo decir que es homofóbico? —pregunta—. Porque ese tipo de actitudes son las que quiero alejar de esta escuela.

Niego rápido con la cabeza.

—N-no, director —miento—. Es solo que no es natural que un chico... Ya sabe... Con pene.

El director niega con la cabeza y puedo apostar a que le sale humo por las orejas.

—¡Señor Sung! —exclama molesto—. Un comentario más así y no dudaré en buscar un reemplazo. Los jóvenes tienen toda la libertad de escoger su orientación sexual, al igual que sus gustos. Ellos pueden ser quienes quieran mientras no alteren el orden.

Con eso, se da vuelta molesto, entrando a su oficina y cerrándome la puerta en la cara. Al mismo tiempo que me deja con las palabras en la boca.

—Bien —le digo a la puerta—. Pero si otros estudiantes hacen papilla a ese chico —remarcó la palabra chico—, no me haré responsable —digo, para luego irme.

gym ♡ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora