08.

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—Fuera de mi clase —digo furioso al ver a Zhang Hao con la misma ropa del primer día.

—N-No puede sacarme solo por mi ropa —se queja con el ceño fruncido y brazos cruzados.

—Es mi clase. Y con todo derecho el miércoles termine de escribir el nuevo reglamento —sonrío un poco con descaro—. Hombres: shorts largos y holgados azules o negros con camisa blanca. Mujeres: shorts rojos y camisa blanca.

Todos abren la boca sorprendidos y disfruto al ver a Zhang Hao intimidado.

—Si para la próxima clase no trae la ropa pedida, será echado. Solo una advertencia —digo levantando el índice—. Está es la primera para usted, Zhang.

Le doy la espalda al grupo y sonrío en grande.

—Seguiremos con la resistencia. Ustedes están fallando mucho en eso —informó volviendo a mirarlos, al mismo tiempo que borro mi sonrisa—. Diez vueltas a la cancha y luego practicaremos con los balones.

Todos se ponen a trotar sin queja alguna y a la mitad de las vueltas, veo al director entrar algo serio al gimnasio.

—¿Puedo ayudarlo en algo? —le digo sin mirarlo, solo viendo cómo corren los demás.

—Una estudiante suya me dijo que pidió uniformes, ¿es verdad?

—¿Qué? —volteó hacía él y veo a la rubia que me mira con una sonrisa, ¿cuándo demonios salió de la clase?

—Señor Sung.

—Sí, director —digo—. Necesito uniformes, pero es ropa que pueden conseguir rápidamente en casa.

—¿Y para qué los necesita exactamente? —pregunta con los brazos cruzados.

—Cuando chicas y chicos sean separados, jugarán entre ellos, es una forma de diferenciarlos más rápido. Además, en esta escuela no hay uniforme, ¿le gustaría que los chicos fueran a jugar con la ropa que les dé la gana? —niego con la cabeza—. Todas las escuelas tienen uniforme para sus equipos.

El director lo piensa un poco y luego asiente con la cabeza.

—Me parece bien —sonríe—. Pero será mejor si mandamos a hacer unos uniformes con el dinero de la escuela.

Sonrío victorioso.

—Necesitamos doce. Por el momento solo usarán la ropa de color que ya pedí, si no le molesta.

Él niega y ríe un poco.

—Bien pensado, señor Sung.

Me da una palmadita en la espalda y se retira, dejando a Hikaru con una cara sorprendida y molesta a mi lado.

—No tiene derecho a juzgar mis reglas antes de conocer el porqué —digo—. Una falta de respeto más, y estás fuera —advierto.

gym ♡ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora