En la Sombra del Silencio

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Ethan

―¿Qué haces aquí? ―me sorprendió la respuesta de Daniel, su tono lleno de desconcierto.

―Tengo tanto que contarte ―le dije emocionado, esperando que nuestra reunión fuera el comienzo de una reconciliación.

Pero antes de que pudiera terminar mi frase, Daniel me interrumpió con una mirada fría y determinada.

―No finjas más, sé lo que hiciste ―sus palabras cortaron el aire como cuchillas afiladas.

Confundido por su acusación, me apresuré a responder, negando cualquier acto de traición.

―No sé de qué hablas, Daniel. No he hecho nada ―mi voz tembló ligeramente, incapaz de comprender la acusación que lanzaba sobre mí.

Daniel, con una expresión molesta en su rostro, tomó su mochila y sin mirarme directamente, pronunció unas palabras llenas de sarcasmo.

―Sí, claro ―fue todo lo que dijo antes de marcharse del auditorio, dejándome solo en la penumbra.

Quedé paralizado, sin poder articular una palabra. Sentí cómo mi corazón se hundía en mi pecho, lleno de confusión y dolor. ¿Cómo podía haber malinterpretado mis acciones de esa manera? ¿Qué había hecho para que Daniel pensara que le había sido infiel?

Me quedé paralizado en el auditorio, sintiéndome derrotado y desconsolado. Cada palabra de Daniel fue como un golpe directo a mi corazón, dejándome sin aliento y llenándome de dolor. Las lágrimas amenazaban con desbordarse de mis ojos, pero me resistí a dejar que fluyeran.

Me senté en uno de los asientos del auditorio, abrumado por la tristeza y la confusión que invadían mi mente. Me preguntaba una y otra vez qué había salido mal, por qué Daniel me acusaba de algo que no había hecho. Intenté recordar cada momento juntos, buscando cualquier señal de lo que pudo haber causado esa desconfianza en él, pero no encontré ninguna respuesta clara.

El peso de la situación se aferraba a mi pecho, como si una losa gigante descansara sobre mí. Sentía que el mundo se derrumbaba a mi alrededor, que todas las esperanzas y sueños que tenía con Daniel se desvanecían en el aire. Me sentía perdido y sin rumbo, sin saber cómo podría enfrentar esta situación y recuperar la confianza de la persona que amaba.

Cerré los ojos y me tomé un momento para respirar profundamente, tratando de encontrar algo de calma en medio del caos que me rodeaba. Sabía que no podía dejarme vencer por la tristeza y la desesperación. Debía encontrar la fuerza dentro de mí para enfrentar esta adversidad y luchar por el amor que sentía por Daniel.

Me puse de pie, desconcertado y con un nudo en el estómago, y regresé a casa con el espíritu completamente derrotado. Cada paso que daba era pesado y cargado de tristeza. Al salir del instituto, mis ojos se encontraron con una escena desgarradora: Adrián abrazaba a Daniel con ternura. El impacto de ese momento se clavó en lo más profundo de mi ser, haciendo que mi corazón se acelerara y mi mente se llenara de pensamientos oscuros y dolorosos.

Las palabras de Daniel en el auditorio resonaban en mi mente como un eco traicionero. La duda se abría camino en mi interior, sugiriéndome que tal vez todo lo que había dicho era una mentira, una excusa fácil para volver con su ex. Me sentía herido y traicionado, y la tristeza se apoderaba de mí mientras caminaba de regreso a casa.

El trayecto se volvía más largo y solitario con cada paso. Mis pensamientos se desbordaban en un torbellino de emociones. Me cuestionaba si esta confusión y dolor que estaba experimentando eran consecuencia de la complicada relación que tenía con mi familia. 

Cuando estaba a punto de llegar a casa, una mezcla de desesperación y valentía me empujó a tomar mi teléfono y abrir el chat de Daniel. Mis dedos temblaban mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas para expresar mi confusión y angustia. Escribí y borré mensajes una y otra vez, luchando contra la confusión y la inseguridad que me envolvían.

"Oye, si todo esto fue solo una excusa para regresar con Adrián..."

Finalmente, reuní el valor suficiente para enviar un mensaje cargado de honestidad y vulnerabilidad:

"Dan, no entiendo lo que estaba pasando. Nunca estaría con otro chico... Te amo".

Al pulsar el botón de enviar, mi corazón latía con fuerza, esperando con ansias una respuesta que pudiera aclarar este torbellino de sentimientos y devolver la paz a mi corazón roto.

Después de enviar ese mensaje lleno de sinceridad y amor, me encontré en un estado de incertidumbre y ansiedad. Pasaron las horas, los días, y no recibí ninguna respuesta de Daniel. Cada vez que veía que estaba en línea, la esperanza se encendía en mi pecho, pero se desvanecía rápidamente al ver que no había mensaje de su parte.

La falta de respuesta me llenaba de angustia y dudas. Me preguntaba una y otra vez qué podía significar su silencio. ¿Acaso había sido demasiado para él? ¿Había herido sus sentimientos con mis palabras? Mi mente se llenaba de pensamientos negativos y me torturaba con diferentes escenarios.

Intenté mantenerme ocupado, distraerme con actividades y mantener la esperanza de que recibiría un mensaje de Daniel en cualquier momento. Pero los días pasaron, y cada día que no recibía respuesta, mi corazón se hundía un poco más. Me sentía abandonado y confundido, sin saber si debía esperar o seguir adelante.

Ver a Daniel en línea, pero sin respuesta, me generaba una mezcla de frustración y tristeza. Me preguntaba por qué me ignoraba, por qué no tenía el valor de enfrentar la situación y hablar conmigo. Cada día que pasaba, la sensación de ser invisible para él se volvía más dolorosa.

Traté de convencerme de que tal vez había una explicación válida para su silencio, que tal vez estaba pasando por algo difícil y no podía responder en ese momento. Pero las semanas siguieron pasando sin recibir ninguna señal de su parte. La esperanza se desvaneció y me sumí en un mar de dudas y desilusión.

No podía evitar preguntarme qué había pasado entre nosotros. ¿Había sido todo un engaño? ¿Había sido solo un capítulo efímero en nuestras vidas? Me sentía abandonado y traicionado, sin respuestas ni cierre.

La ausencia de una respuesta de Daniel me dejó con el corazón roto y una sensación de vacío. Tal vez mamá tenía razón, tal vez esta es una vida solitaria donde el amor no se puede dar.

Acorde en el Corazón                          #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora