Besos y Bofetadas

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Ethan

Mis padres siempre me habían enseñado a tener iniciativa, a buscar proyectos que pudieran marcar la diferencia en la sociedad. Pero en ese momento, mi mente solo estaba enfocada en una sola persona: Daniel. Dejé a un lado la novela que estaba escribiendo y comencé a esbozar una nueva idea, un proyecto que pudiera ayudar a Daniel de manera discreta. Tomé un lápiz y papel, y durante toda la noche, trabajé en el plan, imaginando las oportunidades que el dinero y el apoyo de mi familia podrían ofrecer a estudiantes como él.

A la mañana siguiente, mientras mis padres desayunaban, dejé la carpeta sobre la mesa y tomé mi batido de fresa. Mi padre notó la carpeta y preguntó:

—¿Qué es eso?

Con una mezcla de emoción y nerviosismo, respondí:

—Es un proyecto en el que estuve trabajando. —Le entregué la carpeta a mi padre, quien la miró y luego miró a mi madre. Sus miradas parecían preguntarse mutuamente qué era esto.

—Hijo, esto está excelente —dijo mi padre con entusiasmo, lo que provocó que una sonrisa se dibujara en mi rostro.

—Gracias, papá —respondí—. Cuenta con todo lo que necesites para este proyecto. Sin duda, nos dará una buena imagen.

Las palabras de mi padre fueron un respaldo que me llenó de alegría. Sabía que tenía la capacidad de llevar a cabo este proyecto y, con el apoyo de mi familia, podría marcar una diferencia real en la vida de Daniel y otros estudiantes que necesitaran una oportunidad.

Después del desayuno, lleno de entusiasmo, decidí hacer una llamada. Marqué el número de Elena, aquella chica del evento con quien había conectado de una forma especial.

—¡Hola chica del evento! —dije con una chispa de alegría en mi voz.

—¡Hola heredero del evento! —respondió Elena del otro lado del teléfono con su característico tono juguetón.

Comencé a contarle emocionado acerca de mi idea de crear una beca para los talentosos chicos del instituto de música y danza. Elena se mostró entusiasmada y emocionada, y eso me hizo sentir aún más motivado.

—¡Claro que sí! Cuenta conmigo para apoyar esta increíble idea —me dijo con entusiasmo.

Desde ese momento, Elena se convirtió en mi aliada, y juntos comenzamos a preparar todo lo necesario para presentar la idea a los alumnos. Tomé el teléfono y realicé algunas llamadas a la dirección del instituto, mi nombre se dio a notar, y el papeleo se hizo corto gracias al prestigio de mi familia.

Con cada paso que dábamos para hacer realidad esta beca, sentía que estábamos haciendo algo significativo y valioso. Sabía que esta iniciativa no solo beneficiaría a Daniel, sino a muchos otros jóvenes talentosos que merecían una oportunidad de desarrollarse y seguir sus sueños en el mundo de la música y la danza. La emoción y la satisfacción de poder marcar una diferencia positiva en la vida de otros me llenaban de alegría y propósito.

Elena llegó con su auto para recogerme y acompañarme al instituto de música y danza, donde tenía que presentar mi idea para la beca. Acepté encantado su oferta y me acomodé en el asiento del copiloto mientras ella conducía. Una vez adentro, ella se disculpó por el desorden del auto, mencionando que había terminado recientemente una relación y que su vida estaba hecha un caos.

—Te entiendo perfectamente, mi vida también es un desorden en estos momentos —respondí con sinceridad.

Elena me dedicó una cálida sonrisa y preguntó con curiosidad:

—¿Qué chica pudo romperle el corazón al dulce Ethan Anderson?

Sin dudarlo, decidí ser honesto:

—No es una chica, es un chico.

Acorde en el Corazón                          #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora