vii. the story of us

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"Why are we pretending this is nothing?
I'd tell you I miss you, but I don't know how
I never heard silence quite this loud
Now I'm standing alone in a crowded room
And we're not speaking
(...)"

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Habia pasado una semana desde la última vez que había visto a Pablo; de la última vez que había aparecido por sorpresa en mi trabajo, obligándome a entrar a su auto y dejándome boquiabierta en todo sentido.

No podía sacar el recuerdo de sus manos recorriendo todo mi cuerpo, de sus besos en mi cuello, su voz susurrando en mi oído.

No era tan fuerte cuando se trataba de su tacto.

Y eso me preocupaba.

Me preocupaba porque yo no debía estar pensando en un chico al que vi dos veces en mi vida; pero el la ponía difícil. 

Sacudí mi cabeza para intentar sacar cualquier tipo de pensamiento de mi mente. Ya estaba posicionada en una esquina de la disco esperando que comience a entrar la gente. 

Hoy me tocaba servir a las mesas VIP y rogaba porque el equipo del Barcelona no aparezca de sorpresa allí.

- Hoy te toca tu labor favorito. - Bromeó Marcos dejando la cabina de dj unos minutos para acercarse a mí.

- Espero que no vengan muy intensos. - Me reí. - No tengo ánimos de lidiar con gente hoy.

- Suerte. Tengo que volver a mi lugar. - Mi amigo despeinó un poco mi cabellera y se dirigió a donde le tocaba estar.

La gente empezó a entrar por la puerta unos 5 minutos después y las mesas VIP iban llenándose de invitados.

Comencé a atenderlos 10 minutos más tarde, cuando comenzaron a levantar la mano y llamarme pidiendo distintos tragos.

- Un gancia con frutos rojos cariño. - Me dijo un señor agarrándome de la muñeca cuando me acerque a su mesa. Sonreí con la peor de las ondas y me dirigí a la computadora para anotar un gancia en la mesa 5.

Me quede esperando que lo traigan directo desde la barra y me di la vuelta para llevarlo a la mesa.

Mi corazón dejo de latir unos segundos cuando vi a un Pablo con el pelo despeinado y una sonrisa enorme sentado en uno de los sillones del VIP hablando con sus compañeros.

Como si la música hubiera dejado de existir en todo el lugar y el futbolista haya escuchado mi fuerte respiración en su oreja, giró su cabeza hasta que nuestros ojos chocaron y su sonrisa se desvaneció un poco. No dejo de sonreír pero si con menos intensidad.

Nos quedamos así unos segundos que duraron poco, ya que una joven con una cabellera rubia y larga, se sentó en sus piernas abrazándolo por el cuello y diciéndole algo al oído haciendo que el pierda nuestra guerra de miradas.

Volví a mi vida real, donde debía atender a 6 mesas a la vez y no podía darme el gusto de tardar en ninguna de sus ordenes ya que podía poner en riesgo mi trabajo. 

- Aquí tiene su bebida señor. - Dejé educadamente la copa sobre la mesa dispuesta a alejarme pero la molesta mano del hombre en mi muñeca me molestó de nuevo. - ¿Si? ¿Desea algo más?

- ¿Hasta que hora estas por aquí preciosa? - Las nauseas invadieron mi organismo cuando sentí el horrible aliento del hombre cerca de mi cara y la risa de sus amigos detrás. - Me gustaría invitarte a un lugar más privado.

- No, gracias.

No podía perder la educación en ningún momento, eso lo tenía claro. La gente que era suficientemente adinerada como para pagar una mesa VIP, también lo era como para lograr echarme de mi trabajo.

style - gaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora