"Mi viejo amigo"|| Bkdk

5°

Inko Midoriya la madre más increíble del mundo o así la describía su hijo, aunque tenía razón. Su madre era una mujer increíble y durante mucho tiempo supo soportar a su esposo y todos los problemas que tenía en su trabajo, los rechazos, las burlas y en general abuso en su trabajo, sus compañeros siempre le daban su trabajo a ella y como la persona amable que era nunca se llegó a negar, pero su amabilidad la llevo a perder incansables horas de sueño, haciendo que tuviera unas ojeras y estuviera de mal humor pero eso no quitaba el echo de que siempre tuviera tiempo para Izuku.

Y cuando se mudaron al extranjero por un supuesto trabajo de su esposo ella e Izuku tuvieron muchas dificultades para adaptarse y en general su hijo quien siempre había sido alguien muy introvertido y con gustos "extraños" para los niños, algo que claro eso dejaría muy marcado a Izuku quien recibía bulling de partes de sus compañeros que eran desagradables, al ser niños uno pensaría que no son capaces de "traumar" o si quiera hacer algo mal a otro niño, nunca fue la culpa de los niños ser así, era de sus padres quienes todos los días hablaban mal de el haciendo que sus hijos repitieran todo, eral realmente crueles.

Pero a todo esto, ¿Por qué habían vuelto a la ciudad? En realidad todo este tiempo el supuesto trabajo importante de su esposo era... Trafico de algunas cosas ilegales, aunque Inko se entero dos años después no dudo en decirle a la policía y a causa de eso su esposo fue echado del trafico, siendo necesaria su regreso a la ciudad.

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Inko estaba aun en el hospital mirando la ventana de su habitación, amanecía y eso la hacia sonreír aunque, no recordaba porque estaba allí o donde estaba su hijo y esposo. Miraba la ventana algo confundida, no sabia que hacer, le dolía su cabeza y tenia algunos vendajes en brazos y piernas, pensó que se podría a ver roto algo, pero ese no era el caso, solo sentía algo extraño... Quizás era ¿remordimiento, preocupación o quizás solo era dolor? No lo sabia exactamente pero, podría decirse que se siente como si aun viviera en el extranjero.

Unos minutos pasaron y una enfermera había llegado a ver como estaba y le sorprendió el echo de que Inko ya estuviera despierta por lo general tardaría en despertar unos días.

-Buenos días, parece que se siente mejor.- la enfermera traía algunas medicinas y vendas.

-B-buenos días señorita... ¿S-sabe que fue lo que me paso? No recuerdo nada...- Tocaba su cabeza algo confundida. -Siento, como si hubiera vuelto en el tiempo o algo así...-

-Lamento decirle que no se exactamente el porque esta aquí Aunque yo solo vengo a checar sus heridas- hizo una pequeña reverencia acercándose para tomarle la presión.

-Mmh, ya veo... Gracias Señorita. Pero-Abrió sus ojos de golpe casi llorando-

-¿Que sucede?- La enfermera la miraba algo confundida

-D-dígame, ¿sabe donde esta mi hijo? o sabe quien pago esto?- tartamudeo al decirlo.

-Su hijo... No se donde esta, pero cuando usted llego el se quedo con usted casi toda la noche. Sobre quien pago... Eso no lo se disculpe.-

Inko comprendió y trato de mostrar una sonrisa, aunque fuera difícil trataba de recordar como llego aquí y si Izuku había vuelto a casa... Pero lo que le preocupaba era si su niñito esta bien. Aunque ella solo recordaba que había regresado a la casa después del trabajo e Izuku estaba preparando la comida pero después de eso ella ya no recuerda nada, como si todo fuese borrado, un lienzo que se quedo a mitad de pintar.

El rato pasaba y ella seguía viendo la ventana atentamente, esperando una llamada de su hijo de parte del hospital pero nada llegaba, aunque no habría de que preocuparse de seguro el todavía estaba en la escuela, algo que tranquilizo un poco. Aunque no quisiera, ella también pensaba en su marido, ¿Dónde estaba, Porque no vino a visitarla? acaso no le importaba ni un poco? Todo eso y mas se pregunto Inko durante horas.