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— ¿Cómo sabes que San Ha está en ese restaurante? — preguntó Dong Min, ambos chicos iban caminando por la arena de la playa, el lugar no se alejaba de donde estaban.

— Hace tiempo debido a que casi no estoy con él decidimos bajarnos una app para mostrar nuestras ubicaciones siempre, de seguro fue ese francés de quien le dio alcohol. —Gruñó.

Dong Min rio internamente, si Moon supiera todo lo que su hijo hacía.

— Solo no lo golpees en el rostro, lo tiene muy bonito como para tener feos moretones. —Bin lo volteó a ver mal.

— Cierra la boca.

—Ciérramela.

— Será mejor que no me provoques, no me importaría dar un espectáculo a la gente. —habló Bin, cruzándose de brazos.

— Ni a mí, dime ¿dónde te gustaría? ¿En la orilla del mar, o en una esquina de la calle? —preguntó, como si fuera algo sin importancia.

— En ninguna, siguiente pregunta.

— ¿Chocolate o fresa?

— Chocolate.

— Que asco, lo siento, esto no puede seguir. —habló Dong Min acelerando el paso.

— El chocolate es lo mejor del mundo, y si no piensas así, creo que sí, lo mejor sería terminar esto.

Fue cuestión de segundos para que ambos partieran a carcajadas, Bin realmente se sentía como un adolescente peleándose por una cosa tan absurda.

— Que estúpido eres. —murmuró Dong Min.

— ¿Disculpa? Fuiste tú quien inició, y además y-

— Silencio, sentí a San Ha —Dong Min paró su andar, Bin lo volteó a ver confundido—. Lo siento cerca.

— Ustedes dos pueden llegar a ser muy raros a veces...

Bin alzó la mirada, y efectivamente, estaban a sólo pasos de llegar al restaurante en donde se encontraba su hijo.

Dong Min camino más rápido, adentrándose al restaurante, y buscando a su amigo con la mirada.

— ¿Lo encontraste? —preguntó Bin, parándose detrás del menor.

El castaño sonrió al encontrar a su amigo, se encontraban en el fondo, donde todo estaba más oscuro.

— ¿Por qué no me dijiste que este restaurante también era un bar?

— Bueno, aquí abajo está el bar, en la segunda planta está el restaurante, pensé que San Ha estaría arriba comiendo, ¿dónde está?

Dong Min apuntó hacia la dirección. — Al parecer está teniendo un buen faje con el francés.

— ¡¿Qué?! Maldito francés, yo lo sabía, pero ahora me va a escuchar. —Bin comenzó a caminar hacia donde se encontraba su hijo, Dong Min lo siguió, tratando de no reírse.

San Ha se encontraba sentado en el regazo del chico, moviéndose en círculos, el francés se podía notar algo incómodo y sin saber cómo reaccionar.

— ¡Moon San Ha! ¡¿Qué es lo que estás haciendo?! —gritó, agarró al menor de las orejas para jalonear fuera del regazo del otro.

San Ha sonrió y se abalanzó contra él, abrazando a Bin.

— Pa-padre, llegaste, necesito qu-que nos prestes plata. — habló, arrastrando las palabras.

— Te apesta la boca, no me hables tan cerca, ¿cuánto le falta al francesito este?

— Padree... en in-inglés....

Bin rodó los ojos, tratando de formar la oración en su cabeza.

— Este... How much money do you need? —el francés asintió, comenzando a contar los billetes que tenía a la mano.

— 64 dollars.

— ¡¿Qué?! ¿Qué mierda ordenaron?

—¿Los trae-es o no?

El pelinegro bufó, sacando su billetera para entregarles el dinero. —Aquí está, paguen su cuenta para irnos a casa de una vez.

— ¿Y Do-Dong-Dong Min? —preguntó San Ha.

— Dong Min está aquí atr-

Bin frunció el ceño al no ver al menor detrás de él, comenzó a buscarlo con la mirada.

La música del bar paró, todos voltearon hacia el pequeño escenario.

— ¡Hola! Ho-hoy les quiero dedicar esta canción a Bi-Binnie. —el nombrado abrió sus ojos sorprendiendo —. ¡Me encantas, chiquito!

—Mierda... —volteó hacia San Ha, asustado, ¿será que escuchó a Dong Min ? Pero se dio cuenta de que estaba a salvo, su hijo se encontraba riendo y gritándole a Dong Min, estaba lo suficientemente tomado.

— ¡Amor prohibido mur-murmuran por las calles! Porque s-no, ¿cómo era? Amor prohibido murmuran por las calles, por-porque

— ¿En qué momento te embriagaste, Dong Min? —murmuró, caminando directo hacia el castaño. — ¡Dong Min baja de ahí, nos vamos!

Dong Min dejó de cantar, y le sonrió al mayor. —Binnie, ven aquí y canta conmigo...

— ¡No! Nos vamos. —lo agarró del brazo para llevárselo a la fuerza, Dong Min se quejaba, tratando de huir. —Hey tú, carga a San Ha, yo me llevaré a Dong Min.

El francés lo miró sin entender, pero copió las acciones del mayor y con delicadeza cargó a un San Ha que estaba a punto de caer dormido.

— Disculpe señor, no se pueden ir, hasta pagar lo que pidió el chico castaño. —escucharon una voz desconocida, hablando en un torpe coreano, Bin apretó sus dientes.

— Hijos de... mañana me las pagarán. —murmuró—. ¿Cuánto debe?

— En total son 35 dólares, más él permiso de cantar, entonces serían 41 dólares, señor.

— Dollars, dollars, malditos dollars, aquí están. —el señor asintió, dejándolos solos.

Prosiguió en llevar cargado al menor, mientras este balbuceaba en sus sueños.

Bin dejó el cuerpo de Dong Min en el primer sofá, a un lado de su hijo, ambos ya estaban dormidos

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Bin dejó el cuerpo de Dong Min en el primer sofá, a un lado de su hijo, ambos ya estaban dormidos.

— Bien Phallip, ya te puedes ir, go, go. —habló Bin, haciéndole señas de que se fuera.

— I'm Philip.

— Sí, sí, a la mierda, ya vete, get out. —ordenó, abriendo la puerta principal.

Phillip asintió, saliendo rápidamente. Bin suspiró, volteando a ver a los cuerpos dormidos de los menores.

— ¡Agh! Se supone que son vacaciones, no yo cuidando de un kinder.

I Want a Daddy ¦❦︎¦ Binwoo (PAUSADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora