Capitulo 7.

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Narra Leonardo.

No soy un hombre de dar el brazo a torcer, lo acepto... Pero Sebastian tenía toda la razón en cada una de las palabras que dijo respecto a la comida de este lugar.

Soy italiano y por lo tanto he comido una cantidad de comida italiana imposible de enumerar, tanto en restaurantes como en casa pero puedo asegurar que hace años no comía una pasta napolitana tan exquisita, solo a mi nona le he comido una pasta mejor que la que he podido disfrutar en este restaurante y eso ya es mucho que decir.

Pero para ser justos tenía casi 10 horas sin comer por lo tanto puede que el hambre este influyendo más de lo debido en mi decisión por lo cual no les daré el crédito total al restaurante o en todo caso a la chef, soy un hombre exigente que no se complace con facilidad por lo cual, es obvio que mi hambre tiene mucho que ver.

- ¿Desean algo más señores? - Pregunta el dueño del lugar que es un parlanchin por cierto, que tipo más asfixiante.

- La empresa de vinos Reinaldi tiene su aniversario número 50 dentro de un mes aproximadamente y aquí uno de los socios del señor Rinaldi consideró la comida de este restaurante lo suficientemente rica como para participar en unas pruebas junto con otros restaurantes para elegir al encargado del menú de esa noche tan importante para la empresa- le explica María con calma y profesionalismo- no se si usted esté de acue...

Oh, ¿me está hablando en serio? ¿Mi restaurante encargado del menú de la empresa del señor Rinaldi? Seria todo un placer para mi! Un sueño!

¿Ven lo que les digo? Es todo un parlanchín.

- Perfecto entonces señor Ricci. ¿Podría llamar a las chef encargadas de la cena por favor? Nos gustaría hablar con ellas. - Le pide amablemente María.

El señor paso de ser luz a ser oscuridad en cuestión de segundos, al escuchar lo que María amablemente estaba pidiendo su cara cambio considerablemente reflejando una gran molestia, tan grande que no pudo lograr disimular.

-Mm no entiendo. ¿Para qué las chef? Soy el dueño absoluto y encargado de todo por lo cual considero que solo deben hablar conmigo, díganme hora y fecha de la prueba y les aseguro que estaremos allí sin falta. - El "amigable" propietario reflejó su verdadero yo por fin.

-Oh claro, nosotros entendemos - interfiere Sebastián- y por lo mismo pedimos hablar con usted antes pero ellas como las expertas en la cocina consideramos que debemos expresar nuestras ideas y lo que esperamos de la comida - Con cada palabra que Sebastián decía intentando calmar y hacer entender al dueño el porque de nuestras peticiones pero lograba todo lo contrario a calmarlo, solo reflejaba más y más molestia.

- No hay porque alabar a personas insignificantes pienso yo, no se tomen molestias con el personal de mi restaurante, hablen conmigo y yo me encargaré. - Finaliza el propietario con seriedad.

Silencio es lo que hay por unos segundos luego de escuchar esa respuesta tan arrogante.

Sebastián suspira y cuando veo que intenta explicar nuevamente con calma la situación yo decido interrumpirlo y hablar primero, este tipo de hombres no entienden con buenos términos.

- Señor Ricci, yo hoy día soy lo que soy gracias a todos y cada uno de mis trabajadores y al esfuerzo de todos mis familiares que llevan casi 50 años luchando por nuestra empresa y nuestro apellido - el tipo en silencio me escucha- ¿soy el CEO de la empresa hoy? Si, pero eso no quita lo importante de Sebastian en que todo funcione como debería, el tiene la misma importancia que yo en la empresa, la humildad es algo que lo va a ayudar a salir adelante, porque el ser tan déspota solo va a lograr que sea el dueño de un restaurante de poca categoría como éste, lo que le quede de vida - veo que el intenta hablar pero yo solo levanto mi mano en señal de que guarde silencio- Vaya y busque a las chef y hablemos todos con calma, somos millonarios por lo cual nuestro tiempo es dinero y no estoy dispuesto a seguir perdiendo mi tiempo con usted.

Mi salvaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora