Capitulo 9.

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Narra Gimena.

Camino con una rabia que me consume en dirección al restaurante ya que le prometí a Beatriz que justo al salir de la boutique iría a por ella para contarle todo con respecto a mi entrevista de trabajo que resultó mucho mejor de lo que esperaba, claro, excepto por el arrogante tipo que tuve que volver a encontrarme... ¿de todas las jodidas boutique de joyas costosas de la ciudad justo en esa debía estar el tipo millonario de los vinos? El destino me odia y mucho.

Si, se que soy pobre, todos los días que tengo que levantarme a trabajar en el restaurante de un tipo que me odia lo recuerdo pero tampoco es necesario que me restriegue en la cara que no soy capaz de comprar una de esas joyas costosas que el acostumbra comprar en la tienda de la señora Margot, esas prendas lujosas que seguro compra para alguna de sus conquistas o su novia o no lo sé... es un tipo joven ¿no? pero eso no implica que no pueda estar casado y llevar de obsequio prendas a su linda esposa que seguro debe esperarlo en su lujosa man...

Joder Gimena! No es tu problema si tiene 7 esposas como los jodidos islámicos, aleja tu mente de ese hombre!

Con la mente en cualquier lado menos en el camino paso por una calle sin mirar y lo único que logre escuchar es un fuerte frenazo acompañado del sonido fuerte del claxon del auto.

-Mira por donde caminas mujer, voy a matarte! - Me grita un señor desde su auto con mucha molestia, yo solo corro avergonzada por la cantidad de personas que me están mirando.

Leonardo Rinaldi me tiene tan jodida que un auto iba a matarte por su culpa
e iba a tener tanta suerte que ni siquiera correría con los gastos funerarios, jodido imbecil.

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Narra Leonardo.

Llegue a la empresa mucho más tarde de lo normal por todos los contratiempos respecto a la tienda y mi sorpresivo encuentro con la pequeña chef me ha dejado algo distorciado debo aceptar, no soy la persona más agradable y no me importa, pero mis "pequeñas discuciones" con esta chica me dejan una sensación de querer disculparme que nunca antes había experimentando y no logró entender el porqué.

-Tierra llamando a Leonardo - escucho la voz de Sebastián que al volver a la realidad lo veo justo ahí frente a mi mirándome con una cara llena de extrañeza. - ¿Que te pasa? - me pregunta.

Y guardo silencio y no respondo, y obvio que no respondo porque no pasa absolutamente nada, sigo siendo yo, un empresario ocupado que no pierde el tiempo pensando en simples mortales.

-¿Qué necesitas?- le pregunto a Sebastián evitando su pregunta, mientras comienzo a encender mi laptop para chequear los embarques de los muelles que dirigen nuestra mercancía hasta el otro continente.

- Ohh que humor - se burla como es de costumbre - tenemos 2 opciones más de chef para la prueba del viernes ¿qué tal si nos acompañas? - ¿para encontrarme otra ayudante de cocina que destruya mis nervios? No gracias.

- María y tu pueden encargarse, estoy seguro - le aseguro - Solo pídele que vayan el viernes y ahí decidiremos.

- Lo haré solo por complacerte pero estoy seguro que el restaurante forchetta va a ser el ganador- sigo mirando la laptop ignorandolo casi por completo- se que quedaste encantado con la comida de Gimena - escucho su nombre y levanto la mirada - aunque no lo aceptaste, te gustó.

Sebastián no parece mi mejor amigo, le gusta ser mi jodido enemigo de vez en cuando.

- Joder, nunca me podría gustar una simple ayudante de cocina, no seas imbecil- le reprocho lleno de molestia por las estupideces que dice.

-¿Gustarte la chica? Estoy hablando de su comida gran imbecil - lo miro y el solo ríe con ganas, solo está aquí en la mitad de mi costosa oficina riéndose de mi- ¿de dónde sacas esas conclusiones? - me pregunta totalmente rojo de tanto reír.

Mi salvaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora