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El único reloj que tenía a mano marcaba las tres de la tarde, sin embargo el calor que solía  invadir en tal horario no hacía su presencia. Un susurro era lo que dejaba el viento helado en su ventana. Y una vez más, su papá no estaba en la casa.

No le importaba demasiado de que día se trataba, después de todo, su calendario mental se encontraba desconfigurado. La útima fecha que contabilizó fue el domingo, por lo tanto creía que estaba en un miércoles. No realizó ningún acto de presencia en la escuela, ya que sólo contaba con la energía suficiente como para salir de la cama e ir al baño.

Ya no lloraba, o por lo menos no demasiado. Era como si su cuerpo ya hubiese expulsado todo lo que tenía. De momentos sólo se sentía angustiado, débil, exhausto de su vida y de su situación, y todavía aún más de no poder hacer nada para cambiarla.

Con los pies descalzos y una sensación de pesadez, se levantó en dirección a la cocina. Agarró un vaso que se encontraba sobre la mesada, se sirvió un poco de agua y la bebió de una forma casi desesperada. Llevaba horas con una sed considerable, pero eso no le parecía tan importante como para dejar su cama, y ahora había realizado tal acción por la fuerza de voluntad que aún atesoraba.

Volvió con los labios húmedos a su habitación, o al único refugio que le quedaba. Y entre las penumbras distinguió la luz de su celular el cual le marcaba varias notificaciones, pero solo se
destacaba una de ellas.

Se advertia, en el salvapantallas un mensaje de "Alejo ❤️‍🔥". Inconscientemente el ritmo de su corazón se aceleró, denotando emoción y una felicidad inexistente en los últimos días.

Rápidamente, agarró el celular entre sus
manos, lo desbloqueo y busco el comunicado de
su, ahora, ex pareja. Sus ojos, se iluminaron ante la pregunta emergente en el chat que se encontraba fijado.

"Todo bien Mati? Qué pasó que no venís hace días a la escuela?"

A lo mejor él sí guardaba un lugar para su persona, no lo olvidaba del todo, o sea que su presencia en la existencia de Alejo no significaba algo catastrófico.

Y aunque pareciera algo repentino y un tanto confianzudo -teniendo bastante en cuenta las condiciones catastróficas de su última discusión- decidió llamarlo.

El primer pitido de la línea resonó en sus tímpanos, con este llegaron el segundo y tercero, mientras que sus esperanzas por ser atendido bajaban cual marea. No distinguía que cosa le resultaría peor, que le cuelgue o que su llamada pasara al contestador.

-Matías, ¿qué pasa?- La voz del contrario lo invadió, experimentó una paz repentina, tal como una sensación grande de alivio. -¿Mati?- El del otro lado lo llamó, mostrando una extrañeza.

-Si, Ale. Hola.- Contestó con cierta alegría. Si se pensaba era triste, tantas emociones ante el simple sonido de una voz al teléfono. A pesar de eso, en ese instante podía jurar que su alrededor parecía iluminado, prácticamente nuevo.

-Hola, Matías. Ahora sí, ¿por qué me llamaste?- Aquella pregunta se reprodujo en su cerebro y l realidad le llegó golpeándolo como un balde de agua fría. ¿Por qué lo había llamado? No podía simplemente decir que lo hizo por mera angustia o tristeza. Después de todo, Alejo solía llamar en varias situaciones, hace un mes atrás podía hacerlo hasta diario. Pero el recuerdo lo atacó, casi tanto como el cuestionamiento en un primer lugar.

Alejo y él ya no eran nada, ni novios, ni amigos, solo conocidos o compañeros de colegio, ningún otro título aparte del anterior los unía. Pensó en cortar pero no se sentía con las agallas de hacerlo, en su lugar se ingenio algo rápido, no le interesó cuan convincente sería.

-No, como vos me mandaste cómo estaba, pensé en Ilamarte para decirte que estoy bien. Nada más estuve un toque mal de la cabeza y el estómago. Cuando llegué el domingo a mi casa no podía más de las ganas de vomitar y me di cuenta tarde que no era por la resaca.- Mentira, todo era una gran y eminente mentira.

Apreciaba como Véliz analizaba en silencio lo dicho, el chico conocía la gran resistencia con la que contaba, especialmente al alcohol o sustancias. Sin embargo un sonido de convicción se escuchó del otro lado

-Ah, okey. Todo bien entonces.- En ese momento
espero que cortara, que la breve comunicación que mantuvieron se acabara. Pese a eso el llamado seguía en pie y lo tomó como una señal.

Decidió -sin pensar como con casi todas sus acciones- darle entender al çhico que lo quería cerca de nuevo, ya sea como amigo o pareja. A decir verdad, mayores eran sus ganas de volver a tenerlo de una forma romántica, pero con el mínimo hecho de escucharlo hablar cerca suyo, ya le era suficiente.

-Para, Alejo. Yo sé que discutimos hace varios días, y quedamos, bah, dijiste que ya no me querías en tu vida. Pero, podríamos, no se, ser amigos ¿no?

Existían dos simples respuestas ante esa duda, y deseaba la afimativa con todas sus fuerzas. A pesar de ello, la ausencia de ruido que se creó de un momento para otro y la incomodidad, denotaban la contraria. Rogaba porque tal idea solo fuera una descabellada o irracional.

-Matías, no sé como decírtelo, pero creo que deje
en claro que lo que dije ese día era en serio.- Aprecieron las lagrimas, que en algún momento consideró desvanecidas, acumulándose en sus orbes. Conocía lo que seguiría, él otro remataria la frase ya obvia. -Y no me busques hasta que todo el desastre que tenés termine o, por lo menos, hasta que no me perjudique.

Un pitido inundó el espacio, dando a entender que no quedaba rastro de a voz de quien alguna vez fue su enamorado. Ese mismo sonido, se mezcló a los sollozos, creando una especie de fusión con el dolor que lo invadía.

Comprendía lo sucedido, pero deseaba no hacerlo. El remordimiento de ser el culpable de lo que tenía ahora lo invadió, aunque no lo escuchó. Se dejó caer en el colchón como esperando que el objeto lo tragase por completo, a él y a todos los inconvenientes que tenía.

Con el disgusto presente en su ser, se dió media vuelta intentando conciliar el sueño lo suficientemente fuerte como para acallarlo todo. Ahora solo necesitaba volver a estar lo más "enfiestado" fuera posible. Después pensaría a quién llamar para conseguir tal cosa.

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enfiestado || véliz x souléDonde viven las historias. Descúbrelo ahora