La mañana de ese 24 de diciembre era terriblemente fría, la nieve había vuelto a caer esa noche y ella solo esperaba dormir plenamente en sus cobijas medianamente calientes.
—Mamá —la pequeña castaña se acercaba a la cama de su madre, sus pasos suaves y temblorosos — mamá
—Tsumiki ve a dormir o papá Noe no vendrá — dijo Mirei con voz adormilada, intentando recordar que aún no había colocado los sencillos regalos que compró. Necesitaba hacer que ambos niños volvieran a la cama.
—No es eso— la voz de la pequeña comenzaba a querer aguadarse— Megumi no está
—Probablemente fue al baño, sabes que tarda mucho tiempo —respondió Mirei, queriendo seguir durmiendo—. Está helando, Tsumiki, deberían ir a la cama.
—Ya lo busqué y no está, mamá —la niña ya estaba llorando —Dejó una nota, pero solo puedo entender "papá"
Esto alarmo a la castaña que se esforzaba por seguir durmiendo, se levantó con velocidad de su cama
Tomo aquella nota y efectivamente, solo se veían garabatos y la palabra papá, suponía que era un intento de carta, pero el niño no sabía escribir más que "papá" y "tía Mirei"—Carajo carajo— la chica comenzó a vestirse con velocidad — muñeca, vístete haremos una visita un poco molesta
—Carajo, carajo —murmuró Mirei mientras se vestía rápidamente—. Muñeca, vístete, haremos una visita un poco molesta.
La pequeña asintió y corrió a vestirse. Mirei no dejaba de pensar en qué carajos estaba haciendo Megumi con aquel hombre. No sabía si ese idiota lo había aceptado en casa o si ahora estaría en las frías calles con su pequeña mochila.
Claro que ella no sabía que Satoru podría ser un idiota, pero no un imbécil
—Ahora quiero otro malvavisco— Megumi miraba su delicioso chocolate caliente y cómo era que los mini malvaviscos flotaban en él
Satoru, por su parte, estaba en una especie de crisis y había llamado a su mejor amiga Shoko, quien de vez en cuando le hacía de mánager para ayudarlo en situaciones complicadas.
—Shoko, ¿estás segura de que puedes contactar a Mirei? —preguntó Satoru, su voz reflejando su desesperación.
—¿Estás seguro de que este mocoso es tuyo? —preguntó Shoko con una sonrisa burlona, intentando aligerar la tensión del momento.
—No me puedo arriesgar a hacerme una prueba en estos momentos, llamaría mucho la atención — el albino miro a aquel mocoso que comía de sus galletas de jengibre y bebía su chocolate mientras estaba recostado en el sofá
— Bueno creo que te tocará cuidarlo en lo que contacto a la tía — Shoko siguió burlándose — al menos así puede que sientes cabeza y dejes de ser tan despreocupado
Mientras Shoko buscaba el contacto de Mirei, Satoru observaba a Megumi jugar con los malvaviscos en su chocolate caliente. No podía evitar notar lo mucho que el niño se parecía a Naomi. Sus ojos, su sonrisa, incluso la manera en que movía las manos al hablar.
—¿Estás bien aquí, Megumi? —preguntó Satoru, tratando de sonar calmado.
—Sí, papá —respondió Megumi con una sonrisa brillante— Me gusta aquí ¿Podemos ver una película de Navidad después?
En ese momento, el timbre de la casa sonó, resonando por el elegante pasillo decorado con obras de arte modernas y luces tenues
—¿Ahora qué? — murmuró Satoru, apurándose a abrir la puerta. Al abrir, se topó con una sorpresa inesperada que lo dejó sin palabras. Era la tía — Hola— saludó, recuperando su compostura con un tono coqueto y una sonrisa traviesa al ver a la mujer frente a él.

ESTÁS LEYENDO
𝘿𝙖𝙙𝙙𝙮'𝙨 𝙃𝙤𝙢𝙚- 𝙎𝙖𝙩𝙤𝙧𝙪 𝙂𝙤𝙟𝙤
Fanfiction¿Ese niño es mío? ¿Tengo que cuidarlo yo? ¿Evitaré enamorarme de ti en el proceso? portada: @__goji