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El reflejo en el espejo le mostraba lo linda que era. Desde que se convirtió en mamá, Mirei había dejado de maquillarse y arreglarse como más le gustaba. Había olvidado la última vez que se animó a usar un vestido y se había alaciado el cabello por gusto.

Suspiró —Tranquila, Mirei. Es solo una noche de antro, no una fiesta de compromiso frente a sus padres.

Desde que se dio cuenta de que compartía los mismos sentimientos que Satoru, no dejaba de fantasear sobre los momentos que habían compartido juntos, desde que se conocieron hasta cuando fueron al parque de diversiones. Ver a Satoru desde la mirada del amor era más caótico porque tenía esa clase de sonrisa que iluminaba habitaciones y esos ojos azules que te hacían querer sumergirte en ellos.

Suspiraba despierta y, a veces, ya quería golpearse. Cayó en su juego, pero no le molestaba del todo. Era un buen hombre, y claramente se preguntaba ¿por qué su hermana jamás quiso decirle sobre Megumi? Estaba segura de que lo hubiera aceptado desde el inicio.

¿Su hermana la estaría juzgando desde el más allá? Sonaba raro el hecho de que ella ahora tomara parte de su lugar con el padre de su hijo y siendo la figura materna del mismo Megumi. Aunque tampoco sabía si Satoru la tomaría en serio. Una cosa era la atracción de unos días y otra sería el hecho de aceptar la monogamia.

—Tía Mirei, ya llegó la niñera—una vocecita tocaba afuera de su habitación. Mirei sonrió y tomó su bolso, lista para mostrarse.

Al abrir la puerta, su sobrino la miro con un brillo en los ojos
No conocía a su mamá, pero para él, Mirei siempre sería su madre y verla así lo hacía confirmar el enorme amor que le tenía

Mirei sonrió y le tomo la pequeña mano— vamos Megumi

Mirei siempre sería su mamá y siempre la amaría tal cual

En cuanto ambos caminaron a la sala, Tsumiki y Satoru la miraron. La reacción de la niña fue idéntica a la de Megumi; sabía que cuando creciera, quería verse tan linda como su mamá.

—Al fin puedo entender la diferencia entre bonita y... —sonrió con dulzura— perfectamente hermosa—lo dijo sin temer que los niños lo vieran o que la niñera se sonrojara por ello.

Mirei sonrió con timidez. —Gracias—habló con calma y miró a la tímida chica detrás de Satoru—. ¿Eres tú la niñera?

Era una adolescente de al menos 19 años, tenía el cabello trenzado y de un color azul muy oscuro —Me llamo Riko Amanai, mucho gusto—hizo una reverencia a aquella chica.

—Mucho gusto—le devolvió la sonrisa.

—Ya le di las indicaciones, así que vámonos—Satoru gritó de emoción y le ofreció el brazo a Mirei, quien lo tomó con timidez.

Los niños y la niñera se despidieron antes de salir. Caminaban con cuidado al elevador; Satoru presionó el botón para solicitarlo y, al abrirse las puertas, procedió a presionar el del estacionamiento —¿Estás lista?—cuestionó mientras el ascensor hacía su curso.

—Sí, honestamente estoy emocionada y nerviosa—arregló un poco mejor su cabello en la superficie reflejante de aquel ascensor.

Satoru la miró con gusto y procedió a tomar su cintura y sacar su móvil. Mirei se quedó sorprendida por el contacto físico —O-oye, ¿qué haces?

—Tomaré una foto ¿Qué más? — se burlo un poco — haz alguna pose o cara bonita, aunque claro no lo necesitas del todo — coloco el móvil para la foto frente al espejo del ascensor y la tomo en cuanto ambos se veían bien — ¿tienes problemas con que la suba a mis redes sociales?

𝘿𝙖𝙙𝙙𝙮'𝙨 𝙃𝙤𝙢𝙚- 𝙎𝙖𝙩𝙤𝙧𝙪 𝙂𝙤𝙟𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora