6x07: El pasado de los Mikaelson

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{Londres 1897}

Una chica castaña viaja en un carruaje, una vez baja de él, entra a su mansión donde se encuentra con una de sus hermanas

Castaña: ¿Ya estás vagueando? recuerda que eres una mujer y tenemos que trabajar

Hermana: ¿Quién lo dice? los hombres siempre están tumbados en el sofá y nosotras hacemos todo el trabajo

Chica: Mira Liz, no todo es así

Elizabeth: Claro, porque tú quieres un novio, ¿no Clara?

Clara: ¿Y nuestras otras hermanas?

Elizabeth: Ah ni idea, Meg estará por ahí y Alex estará buscando un novio rico

Clara: Ja,ja,ja qué graciosa eres

Elizabeth: Bueno, es cierto que Alex siempre ha soñado con casarse con un hombre adinerado y vivir una vida lujosa.

Clara: Y Meg, siempre ha tenido ese espíritu aventurero y ambicioso. No me sorprendería si está tratando de encontrar a alguien que la lleve a lugares emocionantes.

Elizabeth: Supongo que cada una tiene sus propios deseos y metas en la vida.

Clara: Por supuesto. Pero, Liz, ¿tú no tienes ningún interés en encontrar un compañero?

Elizabeth: Oh, no me malinterpretes. No estoy en contra de la idea del amor y el matrimonio. Solo pienso que las mujeres también pueden lograr mucho por sí mismas, sin depender completamente de los hombres.

Clara: Tienes razón, Liz. Debemos ser capaces de seguir nuestros sueños y perseguir nuestras pasiones, independientemente de si encontramos a alguien o no.

Elizabeth: Exacto. Y eso incluye a ti también, Clara. Si alguna vez quieres encontrar el amor, está bien, pero no permitas que eso te impida alcanzar tus objetivos.

Clara: Gracias, Liz. Siempre sabes cómo darme perspectiva.

Elizabeth: Somos hermanas, estamos aquí para apoyarnos mutuamente. Ahora, ¿quieres que te ayude con alguna tarea?

Clara: Sí, podemos empezar por ordenar la biblioteca. Meg y Alex estarán en sus propios mundos, ¡pero al menos nosotras podemos poner en orden el nuestro!

Mientras están recogiendo la biblioteca suena el timbre

Clara: ¿Esperas visita?

Elizabeth: No que yo sepa, voy a ver quién es

Clara: Vale, pero ten cuidado (mientras sigue organizando los libros) asegúrate de que no sea ningún extraño.

Elizabeth se dirige hacia la puerta y la abre con cautela. En el umbral se encuentra un caballero elegante con un sombrero y un ramo de flores.

Caballero: (haciendo una reverencia) Buenas tardes, señorita. Me disculpo por interrumpir, pero he traído estas flores para usted.

Elizabeth: (sorprendida) Oh, no es necesario, realmente. ¿Puedo ayudarte en algo?

Caballero: Mi nombre es Theodore y he tenido el placer de escuchar sobre su belleza y encanto. Me encantaría invitarla a dar un paseo por el parque y charlar un poco, si lo acepta.

Elizabeth: (sonrojada pero cautelosa) Eso es muy amable de tu parte, Theodore. Sin embargo, me gustaría saber un poco más sobre quién eres antes de aceptar tu oferta.

Theodore: Por supuesto, señorita. No tengo más que ofrecer que mi nombre y mi respeto. Soy un caballero de Londres y he oído hablar de su inteligencia y gracia, lo que despertó mi interés en conocerla mejor.

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