BABITIM 1 -En busqueda de una cura

Capítulo 21 :Toon Town ¡POR FIN!

-¡Mira Bendy! ¡Mira! ¡Es Toon Town!- Boris gritó emocionado. Bendy dio un par de pasos más para llegar a la cima de la colina y vio los suburbios iniciales de la ciudad en expansión. Bendy suspiró aliviado. Finalmente lo habían logrado. No podía creerlo. Ciudad Toon. Debe estar soñando.

-¡Démonos prisa! ¡El sol ya se está poniendo!- Boris dijo.

-Bien bien. Calma. Hemos estado yendo casi sin parar desde ese casino.- Bendy se rió entre dientes. Habían hecho una pausa para comer sus comidas calientes, y caramba, esa sopa de tocino había dado en el clavo. Bendy casi consideró que valía la pena regresar al casino si alguna vez estuvieran en el área, pero el recuerdo de la chica fría y ese sentimiento oscuro del hombre del sombrero lo habían congelado. La chica, se había imaginado y no le molestaba. No precisamente. Había tratado con personas que lo juzgaban por lo que era toda su vida. Era todo agua de su espalda. El hecho de que fuera linda y estuviera en problemas en ese momento no la hacía diferente. Ella era como el resto de ellos, y no le molestaba. Ella no lo molestó.

Había sido ese tipo del sombrero de copa. Boris había sugerido que tal vez el idiota tenía un talento similar al de Bendy y eso fue lo que sintió. Bendy no estaba muy seguro de eso. Nunca antes se había sentido tan acorralado o indefenso. Se sentía como si el tipo fuera un verdadero bateador pesado en un juego del que Bendy ni siquiera se había dado cuenta de que era parte, hasta que hicieron contacto visual. El castigo por perder se había sentido como la muerte. Sin embargo, no había muerto. El tipo se rió entre dientes y fue educado y luego despidió a Bendy como si ni siquiera valiera la pena. El demonio no era idiota, lo habían dejado ir y una parte instintiva profunda de él sabía que si volvía a entrar en el territorio de ese tipo, muy bien podría nunca salir por esas puertas brillantes.

Bendy nunca había sentido tales instintos antes, y nunca quiso volver a hacerlo, así que había una solución fácil: nunca regresar...sin importar cuán buena fuera la sopa de tocino.

Boris saltó hacia él y corrió cuesta abajo de nuevo.

Bendy se rió entre dientes y alejó sus pensamientos. -En serio, ¿Dónde guardas toda esa energía?-

Boris sonrió por encima del hombro. -¡Estoy emocionado!-

-Bueno, pásalo si puedes, hermano- dijo Bendy.

-No se puede hacer, hermano- dijo Boris alegremente. -Encuentra la tuya.-

-Maldita sea-. Bendy chasqueó los dedos. -Soy demasiado perezoso para eso. ¿Estás seguro de que no tienes una taza de emoción que me compartas? Realmente me vendría bien ahora.

Borís se rió. -¿Qué? ¿No estás emocionado?-

-Simplemente no me parece real todavía- admitió Bendy encogiéndose de hombros y con una sonrisa tranquila. -Me emocionaré cuando vea una cama limpia sobre la que caer-.

Boris tarareó de acuerdo.

Los niños aún tenían que caminar un rato antes de poder encontrar un lugar donde quedarse. Era una pequeña cama y desayuno que brillaba con una luz acogedora en la noche oscura. El amable anfitrión les dio una habitación con una sonrisa brillante e instrucciones sobre cuándo y dónde sería el desayuno por la mañana. Bendy estuvo tentado de colapsar sobre las sábanas limpias, pero estaba cubierto de ramitas y tierra del bosque. Con un poco de persuasión de Boris, Bendy se duchó de mala gana. El agua caliente se sentía increíble después de días en las calles. Era triste cómo casi olvidaba las pequeñas sutilezas que la vida podía ofrecer. Sus músculos se relajaron lentamente bajo la presión del agua. Se sentía como si la urgencia incesante hubiera sido el centro de su vida desde que habían allanado su apartamento en Sillyvision. Bendy tomó una toalla y comenzó a secarse. ¿Hace cuántas semanas había sido? Se sentía como toda una vida desde que había visto a la Dama Bailarina o a ese molesto Oficial Snoutfer. ¿Cómo estaban todos en casa? ¿Se había calmado todo después de que se fueran? Eso esperaba.