Capítulo 18 : El desastre que queda

40 8 0
                                    

Featherworth gimió, con el pico vuelto hacia el techo y los pies apoyados en el escritorio. Ringtail se sentó frente a ella con la cabeza entre los brazos cruzados. Ambos detectives tenían círculos oscuros debajo de los ojos. Habían pasado la noche y toda la mañana haciendo el allanamiento y luego tratando de encontrar a los niños que huían. Acababan de regresar tras descubrir el coche abandonado en la casa del árbol de una ardilla muy lívida.

-¡Oh, vengan ahora, ustedes dos! Ayudaste a reventar una de las bandas de ladrones más grandes del siglo. ¿Por qué diablos estás tan bajo?- exigió la oficial Jones mientras colocaba dos tazas humeantes de café sobre el escritorio.

-No atrapamos a nuestros hombres- respondió la voz apagada de Ringtail.

La anciana se burló. -Esa no es una razón para estar lanzando tal ataque-.

-¿Cómo se subió a ese árbol? No había ramas rotas que sugirieran su trayectoria de lanzamiento- murmuró Featherworth mientras miraba al techo sin comprender.

-¡Magia!- Ringtail alzó los brazos. -¿A quién le importa? El punto es que se han ido. ¡De nuevo!-

la oficial Jones resopló: -Ustedes dos son los peores ganadores que he visto-.

Featherworth inclinó la cabeza hacia abajo para ver a Ringtail erizarse y mostrar sus colmillos. Antes de que el mapache pudiera hacer algo para meterlos en problemas, Featherworth habló. -Esto no es una victoria, señora-. Se incorporó y atravesó a la mujer mayor con su mirada. -Es la segunda vez que se nos escapan. Son buscados por asesinato y creemos que están involucrados en un caso que lleva dos años. Si estamos en lo correcto, entonces las vidas perdidas de más de una docena de personas pueden vincularse a este caso-.

La mujer levantó una ceja y sus ojos enmarcados por arrugas se agrandaron. -¡Pero eran un par de chicos! ¡Incluso niños! Difícilmente parecían tan peligrosos.-

-Y, sin embargo, salen de un almacén lleno de propiedad robada en medio de un tiroteo en curso-. Ringtail agitó una mano que coincidía con su tono sarcástico. -Totalmente inocentes, pequeños buenos hacedores-.

La oficial resopló y se dio la vuelta. Se detuvo en la puerta y los miró. -El comisionado te quiere en el comunicado de prensa de esta tarde. Aparentemente, un periodista ha estado causando problemas y el comisionado quiere que esto se solucione antes de sacar a la luz cualquier otra cosa que no esté bajo su control-. Cerró la puerta antes de que cualquiera de las detectives pudiera comentar.

-¡Oh, por el amor de Dios!- Ringtail golpeó su cabeza contra la mesa. -¡No podemos tomar un descanso de cinco minutos!"

Featherworth rió débilmente y tomó un sorbo de su café. Era un poco demasiado dulce, pero sería suficiente. -Estás actuando como un novato después de su primera noche completa. ¿No sueles tener problemas para dormir de todos modos?- Ella inclinó su pico hacia arriba para mirar de nuevo al techo.

-Cállate-. Featherworth escuchó su murmullo ahogado. No había fuego detrás de las palabras. Ni siquiera una chispa. -Pasaron justo delante de nosotros. ¡Ese enano maldiciendo nos sonrió!-

Featherworth soltó una risa débil. -Para ser justos, parecía disculparse y tan sorprendido de vernos como nosotros de verlo a él-.

—Tú y tu estúpida buena vista de pájaro —murmuró el mapache.

-Solo bebe tu café-. Featherworth suspiró. El cuervo escuchó a su compañero moverse y tomar su taza.

Tuvieron un silencio pensativo. Featherworth casi se quedó dormida cuando la voz de Ringtail la devolvió a la realidad. -Oye, ¿dijiste que parecía sorprendido de vernos?-

BABITIM 1 -En busqueda de una curaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora