Capítulo 6 - malentendido.

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Hola, siento la demora. Solo quería decir que me alegra que algunas personas sigan leyendo y comentando, con cada comentario puedo saber lo que os gusta o no.
Bueno, sin más preámbulos, aquí otro capítulo.

3 : 00 am

Sí, llevamos en comisaría desde las cuatro de la tarde y los imbéciles estos no entienden que Aiven no me ha puesto mano encima, ya no sé como decirles.

De ninguna manera me quedaré aquí más tiempo, dentro de nada amanecerá, pero no quiero faltar al respeto a un oficial, capaz me apresen también.

- Veamos, señor oficial - intento de nuevo - le juro por dios que el chico no me ha tocado, solo me ha estado ayudando. Fue un accidente mío, no suyo. Es que en ese momento ni siquiera estaba conmigo.

El oficial me mira pensativo y poco confiado. No me cree, no puedo mentir tan mal, hasta la mitad mentí, el no me ha hecho daño. Hace una especie de movimiento con su mano a su compañero el cual si parecía creerme.

Posiblemente Aiven tenga hambre igual que yo, esto era mi culpa. No habría pasado esto de no ser por mi, y pensar que Darek era buen chico, solo se ve bien por fuera pero por dentro es una basura.

Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que ya habían liberado a Aiven. Básicamente casi salté de la silla y corrí hacia el.

- ¿Estás bien? - pregunté revisándolo de arriba a abajo - lo siento, es mi culpa que estemos aquí. Si no hubiera creído en Darek tal vez no-

- Silencio, Claudia no digas bobadas. No es tu culpa.

Piensa Clau, piensa. ¡Eso es! Me sentiría mejor si le invito a comer.

- Debes tener hambre, te invito a comer algo.

- ¿A estas horas?

- En mi casa.

- ¿Y tú hermano? Me querrá matar.

- No, estarás bien - reí un poco - además te agradecerá por haberme estado cuidando tanto.

- Entonces acepto, muero de hambre.

Milagrosamente salimos de comisaría al fin, subimos ambos al auto mientras Aiven lo ponía en marcha atrás para salir del estacionamiento. Luego tomó camino por la carretera. Estaba muy cerca de casa de Macarena pero quería devolverle el favor a Aiven así que no pensé en visitarla hoy aunque debe estar algo preocupada.

Rato más tarde ya habíamos llegado a mi casa pero mi curiosidad me mataba, no puedo hacer silencio un solo momento sin joder las situaciones tranquilas.

- ¿Por qué me ayudas tanto? - pregunté mirando hacia el lado contrario al suyo.

- Ya llegamos - volvió a evitar mi pregunta.

- Al menos respóndeme esta pregunta.

- Solo alégrate de que alguien como yo te proteja como lo hago - respondió tranquilo.

Lo miré inevitablemente sin entender sus razones. Sabía lo extraño que era Aiven pero su silencio me mata, no tener respuesta a ninguna pregunta dirigida a el.

- ¿Dónde mierda estabas? - me pregunta William cerrando la puerta rápidamente después de dejarnos pasar - ¿Tú novio?

- ¿Qué? No.

- Vamos , amor. Hay que decirle - sonrió.

- Está jugando, Will. El es Aiven, un amigo y es una historia que te contaré luego, pero deberías agradecerle que estoy viva.

- ¿Acabas de hablarme sin reprocharme nada? - se sorprendió.

- Ya cállate. Lo arruinas de nuevo y te olvidas que tienes hermana.

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