Su mirada tan solo era cortante, sé nota que está molesto pero no sé la razón de esto. Cómo ya dije, Aiven es misterioso. Todo el lo es.
¿Estaba enojada? Sí, definitivamente sí. Aiven dejó claro que le gusta tomar el control, pero no soy su sirvienta y mucho menos trabajo para el.
- No serás mi sirvienta, pero eres por quien estuve encerrado entre rejas por horas por ayudarte y de la nada aparece el idiota de Darek, te pide perdón, salir para hablarlo y listo, todo olvidado.
<<<Ahí tiene razón el guapote>>>
- ¿Te enojaste por aceptar su invitación o por todo lo que hiciste?
- Por las dos. Claudia, si cada vez que haré algo por ti, harás que sea en vano, solo dilo para entonces no hacerlo.
- Lo siento, no quería hacerte sentir mal. Solo quería -
Me hizo a un lado y entró a mí habitación - grosero - indignada, entro también a la habitación para terminar de hablar, está claro que no se acaba la conversación.
- ¿Querías que te vuelva a salvar?
- No, Aiven, quería escuchar sus razones e incluso te iba a pedir que fueras a la cita conmigo, por favor.
Aiven solo me miró unos segundos y asintió. Pareció calmarse y entenderme. Es bueno, no querría pelear con el en casa con mi hermano. Aiven transmitía paz, pero no siempre. El era como un Grimorio, un libro de tapa oscura y peligrosa.
Por lo tanto, sabía que no podía enamorarme de el. Destilaba un peligro atrayente, pero si quería sobrevivir a una desilusión amorosa, era mejor no tener si quiera la idea de fijarme en el.
- Espera, dormiré en el suelo y tu en mi cama.
- Durmamos juntos - que ingeniosa idea - no te voy a comer, Claudia. No con tu hermano aquí. - sonrió coqueto.
- Muy gracioso, pero no funciona conmigo - vaya mentira - pero si quiero dormir en cama, ya sea contigo o sin tí. Así que hazte a un lado y déjame dormir, espero no ronques.
- No ronco.
- Por suerte.
Me acosté junto a el y me abrigue con la manta tan grande que a ambos nos cubría. Aún así tenía mucho frío.
<<<Creo que estoy temblando. Sí, lo estoy haciendo>>>
- Déjame ayudarte con eso - no me dejó responder, ya me estaba abrazando y transmitiendo su calor a mi.
Claro, con tales brazos a quien no calentaría este.
Igual agradecía el gesto. Era bastante cálido... Ojalá duerma así de por vida. Ayudaba a relajarme.
Mis párpados comenzaron a pesar, y lentamente me dormí en brazos de Aiven.
Al día siguiente
- Tenemos que ir - le dije por décima vez.
- Claudia, vete a joder a otro.
<<<Inhala... Exhala... >>>
Llevo una puta hora intentando levantar al oso polar que dormía en mi cama. Era imposible, y el podía más que yo, no era imposible sino injusto. Llegaremos tarde al Instituto por su maldito sueño.
- No podemos faltar, llegaremos tarde.
Abrió un poco los ojos y se sentó bruscamente en mi cama haciéndola rebotar - ¿Quieres ir para ver a Darek?. Está más que claro, solo irás a verle.
- ¡Dios! Hablamos de esto ayer, Aiven - juro que ya no puedo más, no entiendo sus estúpidos cambios de humor - No quiero ir para verle, solo no quiero perder clases. Darek me da igual ¿Entiendes?. Me importa una mierda Darek.
Pareció creerme de momento. Por suerte, ya no quería tan solo escuchar su nombre. Comenzó a ser repugnante para mí en solo unas horas por no decir minutos.
- Entonces demuéstrame que no es por el y faltemos a clases - miró mis ojos buscando una respuesta en ellos.
- No puedo creer que vaya a hacer esto por un berrinche tuyo.
- No es un berrinche - dejó claro y apuntando hacia mi dirección.
- ¿No? Entonces dime. ¿Qué es?
Se quedó mirándome fijamente, podía descifrar su expresión. Parecía arrepentirse de decir lo que dijo, ahora no sabía o no quería responder a mi pregunta, como siempre.
- Míralo como devolverme el favor.
- Eso no resp-
- Y punto, volveré a dormir un poco.
- Aiven, algún día tendrás que responder a mis preguntas. Juro que lo harás.
- Es mejor si no lo hago.
- Me cansa tener que estar trás de ti, intentando aunque sea una respuesta real - Genial, ni siquiera así dice algo interesante o de importancia - No sé que mierda escondas, pero terminaré sabiendo.
- No lo harás, Claudia. Créeme, es mejor que no sepas de los monstruos de los que no debes conocer. No entrarás a mi oscuridad.
- Estás equivocado. Tu mirada está llena de misterio y peligro. No me importa lo peligroso que sea, te sacaré de esa oscuridad aunque me consuma a mí. - lo miré solo unos segundos para que entendiera mi decisión - iré a preparar el desayuno.
No quise escuchar su respuesta así que salí rápidamente de la habitación. Estaba decidida, no conocía casi a Aiven, pero algo me impulsaba a querer hacerlo. Mi propio cuerpo y mente me empujaba a una oscuridad de la que sabía que no saldría con facilidad.
- No permitiré que lo hagas - susurró Aiven antes de irme. Por desgracia si lo escuché.
<<<Lo siento, Aiven. No importa lo que hagas, estoy decidida a conocer esos monstruos tan peligrosos>>>
Bajé a la cocina para preparar algo para ambos. No había prisa, no iríamos al Instituto y el oso volvió a dormir, así que podía tomarme el tiempo de preparar un buen desayuno. Pensé también en mi hermano pero al parecer salió temprano.
¡Mierda! Me corté el dedo.
Estoy segura que muchos harían lo que yo hice. Un indispensable método para curar heridas, chuparse el dedo. Eso hice hasta encontrar una vendita y enrollarla al rededor de mi adolorido dedo. Vaya semana llevo, ayer me pegan y hoy me cortó el dedo. Seguro ahora me cae un trozo grande del techo.
<<<No importa, mejor terminar esto antes de que despierte Don Problemas>>>
Seguí cortando y cocinando las verduras, preparé las rodajas de pan cocinadas a medias, y seguí por romper los huevos. Realmente no tenía tantas ganas de cocinar pero, al menos esto le debía.
Si no se lo quiere comer, lo sentaré y atare para obligarlo a comer. No trabajaré en vano. Aunque tenga que hacerlo batido para hacer que lo trague, juro que lo comerá.
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Protégeme
RomanceTodas las chicas desean su propio cuento de hadas, pero por desgracia la vida no es así. Eso pensaba Claudia antes de aquel incidente que llevaba planeando un extraño chico de cabello oscuro y mirada penetrante. ¿Será el chico de cuentos de hadas qu...