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Caíste rodando al piso al haber pisado mal. La noche era fría y justamente no se encontraban estables, te encontrabas sola con Jaken sin embargo Sesshomaru no aparecía ni siquiera sabían dónde estaba.
— Niña tonta, tenemos que encontrar al amo Sesshomaru y te caes — Jaken te jalo de la ropa apurandote para que te pongas de pie y continúen.
— lo se, lo encontraremos te lo aseguró — Te pusiste de pie recogiendo tus flechas del suelo para acomodarlas — ¿Tan importante es esa joya cómo para que vengan hasta aquí? — formaste una cuerda en el suelo creando una trampa con tus flechas — Mira esto Jaken — lo agarraste ocultándose en un arbusto, justamente se acercaron cinco samuráis al mismo tiempo pisando la misma trampa, miraron al frente encontrándose con un afilada punta directo a sus cabezas. Murieron.
— Diablos —Jaken entre abrió los ojos sin darse cuenta como apareciste al lado de esos cuerpos quitando aquellas flechas de sus cabezas, él no lo sabía pero te sentias mal por haberles hecho eso, era una forma rara ya que ellos pensaban hacerte lo mismo, lo que coincidia entre ustedes es que estaban luchando por sobrevivir.
sᴏʙʀᴇᴠɪᴠɪʀ...
— Vámonos, Jaken — Sonreiste ocultando tu pena, ambos caminaron hasta que pudieron divisar a Sesshomaru a lo lejos.
— ¡Son ellos! — detrás tuyo oíste unos pasos apresurados, volteaste encontrandote con la mirada de uno de ellos, que, de inmediato apuntó a dirección tuya sin pensarlo dos veces y lanzar una flecha, la evadiste con un poco de dificultad — ¡Matenlos! — los rodearon por todas partes, sin embargo Jaken puso su báculo frente a ustedes haciendo que de la boca de uno de ellos salga fuego resplandeciente directo a ellos acabando con sus vidas de inmediato.
De pronto llegaron más y más, con más armas y mejores soldados que a plena vista se notaba, Sesshomaru que llego hacia ustedes observo a todos y cada uno de ellos, para después ver el anillo que poseía en manos soltando una carcajada y dejando que esta funcione. Detrás de él se formó una gran figura de una serpiente moviendo todo con una ráfaga de viento, incluso árboles y piedras gigantes.
Su bello color resplandecio aún más, atacó a todos y cada uno de ellos con una increíble velocidad, metiéndose bajo tierra o colandose en árboles gigantes con el propósito de comerse a todos sin dejar ni una extremidad fuera.
— Es muy rápido... — Veías sorprendida cada uno de sus movimientos y como se enrollaba en sus presas hasta hacer explotar todo su cuerpo saboreando la sangre que salia de estos.
— Él amo Sesshomaru sabe usarlo muy bien — lo alago al ver cómo de una orden de Sesshomaru la serpiente se detuvo y volvió a él en tan solo segundos.
— ¿Acaso te sonrojaste? —
— No —
— Aja, vámonos — Fuiste hacia la dirección que Sesshomaru estaba tomando, quedando a su lado y al lado de Jaken.
Llegaron a un lugar alejado del anterior donde había una gran roca dentro de la tierra, frente a él no había ningún árbol lo cual daba una vista directa a la Luna.
— Jaken, ahora vuelvo — Notaste cómo Sesshomaru se acercó a la roca sentándose en esta viendo la Luna sin decir nada, entonces querias acercarte a él porqué no habían entablado ninguna conversación larga en todo ese tiempo.
— ¿A donde vas niña tonta? — lo ignoraste decidida a ir aunque sea a intentar que se vuelvan buenos compañeros de viaje. Te sentaste a su lado sin decir nada, sabías que no era de hablar bastante, a pesar de que lo hacia en las peleas solo era para aborrecer a su oponente.
Ambos se miraron por un corto tiempo ya que volvió a ver al frente, hiciste lo mismo pensando en cómo hablarias con él para que no sea incómodo para tí y te quedes con las palabras en la boca siendo ignorada.
Miraste una vez más sus orbes amarillentos sin darte cuenta que de nuevo volvieron a cruzar miradas, segundos después te diste cuenta de lo que estaba sucediendo reaccionando y analizando la manera en la que lo estabas viendo deseando que no le haya parecido raro o acosador. Miraste al frente nuevamente por instinto y a pedido de tu cuerpo, tu temperatura había subido llegando a tus mejillas haciendolas más calientes de lo normal.
Tus párpados se volvieron más pesados de lo habitual, tu cuerpo pedía dormir cerrando tus ojos mientras tu los abrias de golpe negandote a dormir en ese momento, ladeabas tu cuerpo de un lado a otro como si fuera a caerse, hasta que no pudiste aguantar un solo segundo más y esto te llevo a quedarte dormida, tus brazos cayeron al suelo y tu cuerpo se fue a un lado cayendo sobre el hombro de Sesshomaru, apegandote aún más de lo que estabas.
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