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Te tenían amarrada y capturada, la noche no había sido tan buena que te daba escalofríos. Te habían atacado en un momento crítico que no pudiste salir victoriosa de ese conflicto que ahora te encontrabas sobre una carroza oscura y fría.
— ¡Un río interpone el paso! — Escuchaste un grito desde afuera de la carroza, no podías gritar pues te habían amarrado un sucio pañuelo en los labios. Sentiste como frenaron de golpe haciendo que las ruedas choquen con piedras grandes haciendote mover torpemente.
— No quiten el ojo de la prisionera — Te guiño el ojo y un joven asintió vigilandote a un metro lejos de tí. En ese momento encontraste un cuchillo detrás de unas telas viejas cortando las sogas que te agarraban y así mismo darle una patada al chico cayendo de manos al suelo para dar una vuelta e irte de aquel lugar lo más rápido que podías.
— ¡Atrapenla! — Te señalaron entre gritos que volteaste a verlos desconcentrando te del camino que estabas tomando, sin darte cuenta del acantilado que había al frente tuyo y así mismo rodar por el mientras maldecias en voz baja. Al llegar hasta el suelo sentiste como te tomaban de las manos y te cubrían los labios que curiosamente tenían un olor a menta.
— Guarda silencio — Asentiste y después escuchaste como varios de esos soldados pasaron por arriba de aquel acantilado sin encontrarte.
—¿A donde vamos? — Empezaste a seguirla puesto a que no sabias el lugar en donde te encontrabas.
— ¿Vamos? Oh sigues aquí, bueno ahora te invitó a mi hogar — Antes de que puedas decir una sola palabra el viento soplo con mucha fuerza que tuviste que cerrar los ojos y cubrirte. Al abrir los ojos viste frente tuyo como una pequeña pero muy encantadora casa había frente a tí.
—Su hogar es muy lindo — sonreiste entrando a aquella casa siendo la puerta cerrada tras de tí.
— Sí, ahora dime ¿Por qué escapabas de ellos? — se sentó en unos almohadillas y tu hiciste lo mismo frente a ella aún observando tu alrededor.
—Oh... pues verá, me encontraba con Sesshomaru y Jak- — te interrumpió poniendo sus manos en tus labios cayendo ambas al piso por el impacto.
— ¿Hablas del Sesshomaru Sesshomaru ese? — Asentiste sorprendida — No puede ser... ¿Cómo es qué estas con él? — Se separó incorporándose en su lugar y tú en el tuyo.
