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Habían pasado dos meses y no mejorabas. Tus mareos eran muchos y tu apetito aumentaba incluso tenias antojos terribles y de vez en cuando comenzabas a vomitar.
Estabas embarazada, y te pusiste a pensar que era lo más seguro. Esa noticia te ponía feliz, tener un hijo de Sesshomaru, del ser que te enamoró era Increíble para tí, a pesar de que aún no haya nacido ya lo amabas más que a tu vida.
Sesshomaru por otro lado siempre estaba presente en todo lo que te sucedía, como te mareabas, como vomitabas. Pero él no tenía nada seguro, tampoco era tonto Como para no darse cuenta de lo que te sucedía.
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— ¡Yo me encargó! — Te pusiste delante de Sesshomaru viendo al mounstro, 𝐜on tu flecha y arco en manos dispuesta a matarlo, pero repentinamente te empezaste a marear bastante bajando la guardia. Él demonio aprovechó e iba directo a matarte, si no fuera por Sesshomaru que acabo con él.
— ¿Mi señora esta bien? — Caíste de rodillas al suelo sujetando tu cabeza. Asentiste sonriendo y diste palmadas en su cabeza, pero en eso comenzaste a vomitar dándoles la espalda a ambos que te miraban.
— Si, solo debo, debo... ¿Qué debia hacer? — agarraste tu flecha que había caído al suelo y la pusiste en tu espalda junto a las otras — Oh lo acabaste, gracias — le sonreiste a Sesshomaru pero el solo se acercó a tí.
— ¿Ya me dirás qué es lo qué te sucede? — pregunto frente tuyo — ¿No confías en mí, _____? — tus labios se entre abrieron, pero este no era el momento perfecto para decírselo.
— Esto no tiene nada que ver con confianza. Sesshomaru sabes bien que confío en tí, pero si quieres te lo diré, pero no ahora — volviste a caminar sin esperar respuesta o queja de su parte.
