Una nueva amenaza

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La Manada estaba preparando todo para atracar esa noche en la exposición de las joyas. Aún estaban dolidos, pero siguieron adelante. Todo estaba listo, solo necesitaban ponerlo en marcha.

Subieron a su camioneta y se pusieron en marcha hacia el museo. Una vez allí, bajaron y cada uno fue a su posición, todos excepto Seungmin, que se quedó en la camioneta para guiar a todos.

_¿Están todos listos?_ preguntó Seungmin.

_¡Sí!_ respondieron todos por el intercomunicador.

_Bien... Sigan adelante todos.

Cada uno empezó a acercarse cada vez más a las joyas. Lograron burlar la seguridad, hackearon las cámaras de seguridad y cualquier alarma que pudiera activarse.

Seungmin ya se estaba aburriendo un poco sentado solo en la camioneta. "¿Por qué tenía que ser un museo? ¿No pudieron elegir otra cosa para robar?"

Estando en su mundo como siempre, no se percató de un extraño merodeando fuera. Llevaba ropa oscura, capucha y un maletín; eso era muy sospechoso. El tipo entró en el museo y minutos después, la computadora de Seungmin detectó una bomba. Era obvio que fue aquel hombre, pero Seungmin odiaba los museos, por lo que le resultaba difícil entrar.

_¡¡Oigan!!_ les gritó a los demás por el intercomunicador _¡¡Rápido, salgan de ahí ahora!!

_¡¿Pero qué te sucede?!_ preguntó Minho.

_¡¡Acabo de detectar una bomba en el museo, será mejor que salgan ahora mismo!!

Los chicos así lo hicieron. Se apresuraron y trataron de huir por donde habían entrado, pero esa puerta estaba bloqueada. Intentaron por otro lado y fue lo mismo. Seungmin les dijo que había otra salida y allí fueron. Mientras corrían, a Bang Chan le llegó un aroma familiar, un perfume dulce y exquisito. Se desvió y siguió el aroma, que cada vez se hacía más fuerte. Llegó a una esquina donde encontró a un tipo con un maletín en una mano y una cosa pequeña en la otra; esta tenía la forma de un collar muy familiar y característico de una persona. Él no quería pensar en eso, pero todo apuntaba a lo mismo... Estaba frente al asesino de Stacie.

Chan quedó tan hipnotizado con el collar que no se percató de la cuenta regresiva de la bomba ni de que aquel hombre ya lo había examinado de pies a cabeza.

_Supongo..._ dijo aquel hombre con una voz grave pero dulce_ que sabes a quién perteneció este collar, ¿verdad?

Se le erizó la piel, ese tipo era despiadado.

_Tranquilo, yo no fui quien mató a tu amiguita, pero trabajo para él. Y tengo un mensaje...
"Si no quieres que más de tus seres queridos mueran, será mejor que me des lo que me debes. Tanto tú como ese idiota de Yang, los dos están en mi lista negra y será mejor que paguen antes de que se ponga peor".

_¿Y cómo sé que no eres tú?_ preguntó Chan.

_Porque yo voy a morir hoy y si tú no le das a mi jefe lo que quiere, también lo harás.

_Y se puede saber ¿qué es exactamente lo que quiere tu jefe de mí?

_Tú sabrás... Lo de Stacie fue una muestra de lo que te pasará si no haces lo que te decimos, y lo que pasará ahora es una advertencia_ dijo mientras le lanzaba el collar.

De pronto, el conteo llegó a su fin y la bomba se detonó. Se produjo una gran explosión, derribando el techo y las paredes del lugar donde estaban. Una ligera llama comenzó a formarse desde los escombros. El cuerpo de aquel hombre estaba quemado en todo su esplendor. Para suerte de todos, Seungmin había llegado justo a tiempo para sacar a Chan. Cuando la bomba explotó, Seungmin apartó a Chan, sufriendo un par de golpes, pero nada grave o eso pensaba Chan.

Una vez en la camioneta, Han arrancó y se fueron del lugar. Cualquiera podría decir que se salvaron de milagro, y es que fue cuestión de mucha suerte. Chan les contó todo lo que había pasado, pero nadie podía entender qué estaba pasando y qué tenía que ver Yang Jeongin en todo esto. Nada tenía sentido.

Skz in the mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora