Skz in the mafia

Gusto en conocerte

Estando en depósito abandonado, el ambiente se tornaba cada vez más y más denso. Miradas y luego comentarios hicieron estallar una guerra entre, otra vez.
_¡¡TÚ, MALDITO ZORRO!! _ dijo Chan a punto de golpearlo, pero lo detuvo Seungmin.
_¡¡OYE!! ¿¿¡¡QUE CREES QUE HACES!!??_ dijo Hyunjin.
_¡TÚ NO TE METAS HWANG! _ dijo Seungmin.
_¡¡ÉL SÍ SE VA A METER!! ¡¿QUIENES SE CREEN QUE SON PARA VENIR Y ACUSARME ASÍ SIN NINGUNA PRUEBA?! _ gritó Jeongin.
_¡¡OH, YA CÁLLATE!! ¡¡Y TÚ TAMBIÉN ESTÁS METIDO!!_ dijo Jisung señalando a Félix
_¡¡NO SE QUE TIENEN QUE VER CON STACIE, PERO LO QUE SÍ SE ES QUE USTEDES TIENEN LA CULPA!! _dijo Minho.
La discusión siguió y siguió, a Félix ya le dolía la cabeza de tantos gritos por lo que decidió irse de ese lugar. Subió al techo y ahí se encontró con Changbin sentado mirando a las estrellas.
_Oh! estás aquí... _ dijo Félix.
_Ah! Eres tú... _ respondió Changbin_ ¿Siguen discutiendo ahí adentro?
_Lamentablemente sí...
_Odio cuando discuten, es molesto.
_Ah~_ suspiró Félix _ dímelo a mí. Tengo que vivir con una pareja que últimamente discute por todo.
_¡Ja! ¿Y yo? tengo que vivir con dos parejas. Una que discute por todo, pero luego están como si nada y la otra que casi ni discute, pero demuestran su amor en todos lados y en cualquier momento. Y lo peor es ¡¡Que me recuerdan que no tengo a nadie para hacer ninguna de esas cosas!!
_¡Jajajaja! Ay dímelo a mí... Jamás tuve pareja... _ dijo medio avergonzado.
_Ay~ no te preocupes. Ya llegará ese alguien especial_ le dijo Changbin mirándolo a los ojos.
_Sí... _ respondió Félix.
El ambiente se puso tranquilo, se quedaron mirándose un rato hasta que se dieron cuenta de que no se escuchaban gritos. Esto los puso más nerviosos que estar los mirándose fijo a los ojos con un sentimiento desconocido.
Bajaron rápido y los encontraron inconscientes a todos. Se olía un fuerte olor, Félix supo al instante que era, pero Changbin no por lo que decidió bajar.
_¡Espera! _ trató de detenerlo, pero se cayó.
Changbin llegó a amortiguar la caída y cayó encima suyo.
_Te... dije que... esperara...s_ Félix se desmayó.
Changbin resistía bien a estos ataques con gases por lo que pudo sacar a todos de aquel lugar. Consiguió una camioneta y los subió a todos. Estaba enojado con ellos, de seguro los habían atacado y todo por estar gritando. Los tiró detrás de la camioneta sin ningún cuidado, en cambio a Félix lo sentó en asiento del acompañante con mucho cuidado. Claramente hubo preferencia.
Se dirigió al otro refugio de La Manada y los acostó a todos en sus camas. A las Joyas las dejó en su habitación, les tiró unas sábanas en el suelo a Hyunjin y Jeongin mientras que a Félix lo acostó en su cama. Algo había pasado en aquel momento en el que sus ojos se cruzaron, él no hacía nada de esto por nadie, no siquiera por sus amigos.
_¿Que me está pasando?_ murmuró él.
En ese momento vió cómo Félix se acurrucaba en su cama, se lo quedó mirando y sintió como un pequeño rubor le pintaba la cara. Se alejó y salió de la habitación. Esa noche durmió en el sofá, pensando en todo lo que pasó ese día.

Al día siguiente se despertaron todos con un dolor insoportable de cabeza, había un olor delicioso en el aire. Todos salieron de sus habitaciones y se miraron fijamente y antes de que pudieran decir una palabra Changbin los amenazó.
_Como empiezen con sus gritos, los voy a tirar por la terraza. Así que les sugiero que se sienten a comer en silencio.
Así lo hicieron, La Manada sabía que no era una amenaza al aire por lo que hicieron caso. El desayuno era Bibimbap y Bibim guksu, a Félix le sirvió el mismo mientras que al resto no les dirigió ni la mirada.
_Oye... ¿Por qué a él lo tratas así? Pensé que no te caía bien.
_Eso no es de tu incumbencia... Ahora come y no hables. Estoy muy enojado con todos. Casi nos atrapan por su tonta pelea, en momentos así es lo último que se debe hacer.
No dijeron una palabra ya que tenía razón. Casi los atrapan y todo por ponerse a discutir como niños pequeños.
Cuando terminaron de comer Changbin los mandó a ordenar el lugar mientras que a Félix le dijo que se sentara tranquilo. Él siempre hacía eso cada vez que se enojaba con alguien. En ese momento golpearon la puerta. Al abrirla no había nadie, pero sí un sobre.