Capítulo 6.

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Me desperté con dolor de cuerpo. Dormir sentada no era algo que me ilusionara. Pero al menos Su-hyeok hizo lo posible para que no me pasara nada.

—Dios que dolor.—dije recién despertada y traté de quitarme las manos de Su-hyeok pero el me abrazó más fuerte.

—Un poco más.—dijo Su-hyeok aún dormido y sin rodeos me separé de él y nos sentamos todos para buscar una solución.

—Al final vendrán a rescatarnos.—dijo On-jo rompiendo el silencio.

—¿Hasta cuando deberíamos esperar?—le preguntó Hyo-ryeong.

—Hasta que vengan.—contesté sarcástica y me dedicaron una mirada rara.—Era para animar el ambiente.—dije y todos volvieron su mirada a donde la tenían antes.

—No hay garantías de que vayan a venir.—dijo Hyo-ryeong.

—¿Y que quieres? ¿Salir sin más?—le preguntó On-jo.

—Apoyo esa idea.—colaboré.—Muerte segura.—

—Aunque ellos vinieran no saben que estamos aquí.—dijo Ji-min después de mirar por la ventana.

—Podemos hacer una señal de ayuda.—dijo On-no mirando a Ji-min.

—¿Cómo se hace?—le preguntó la pelinegra con coleta.

—Mi padre me enseño una señal que se usa internacionalmente.—nos explicó On-jo.

—¿Cuál?—le preguntó la del suéter rosa.

—Se juntaban el azul y el rojo para crear una especie de patrón.—nos empezó a explicar.—Y entonces... pues...—dijo empezando a dudar.—No sé como...—dijo decepcionada.

—¿Y si escribimos SOS en una cortina y la sacamos fuera?—pregunté rompiendo el silencio.

—¡Eso es!—me apoyó Dae-su feliz.—¡Ya me caes cada vez mejor!—me confesó y fruncí el ceño.

—¿Gracias?—le agradecí sin saber si era un cumplido y nos quedamos en silencio de nuevo.

—Tampoco aguantaremos mucho.—dijo Nam-ra rompiendo el silencio llamando la atención de todos.—Tres minutos sin oxígeno, tres días sin agua y tres semanas sin comer.—dijo Nam-ra mirando a un punto fijo.

—¿Qué dices?—le preguntó Su-hyeok.

—Lo que sobrevive una persona.—le aclaré y Nam-ra me miró seria.

—Solo ha pasado un día.—nos dijo On-jo ante nuestra actitud pesimista.—Teneos que esforzarnos.—dijo On-jo y Nam-ra la miró.

—Hoy empieza la deshidratación.—le informó mi hermanastra.—Mañana mo podremos movernos.—acabó.

—¿A donde quieres llegar?—le pregunté al no entender tanto pesimismo.—¿Qué salgamos o que como vamos a palmarla igual que no hagamos nada?—le pregunté y hubo silencio.

—Pues no lo sé.—dijo Nam-ra volviendo su mirada a la mesa.

—Entonces te callas y punto—le contesté seria.

—Creo que...-habló Su-hyeok por primera vez.—Lo que quiere decir Nam-ra es que deberíamos pensar en todas las opciones que tenemos.—nos explicó y miró a Nam-ra.—¿Verdad?—le preguntó.

—No.—le contestó sin mirarlo.

—¿No?—le preguntó nervioso.

—Es que no tenemos ni idea de lo que pasa fuera.—explicó Nam-ra.—Necesitamos enterarnos de cómo está la cosa fuera para poder organizar un plan.—nos explicó la delegada.

ℌ𝔲𝔶𝔢 𝔰𝔦𝔫 𝔪𝔦𝔯𝔞𝔯 𝔞𝔱𝔯𝔞𝔰. 𝔈𝔰𝔱𝔞𝔪𝔬𝔰 𝔪𝔲𝔢𝔯𝔱𝔬𝔰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora