Rodolfo Parra

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Eras una mesera en un conocido bar de la Ciudad De México, pronto acababa tu turno y lo único que querías era irte a casa pronto, llevabas todo el día trabajando y solo querías  descansar. 

Faltaban 10 minutos para que tu turno acabara, por lo que tenías previsto no atender a nadie más, cuando llegó un grupo de seis hombres al bar. Todos tus compañeros estaban ocupados, por lo que de mala gana tuviste que ir a atenderlos, aunque tu descontento se fue por completo de ti cuando viste a un chico muy lindo allí sentado. Perecía tener unos treinta y tantos, era alto, de cabello negro, afeitado, fornido y con unos ojos marrones oscuros muy lindos. Estuviste unos segundos mirándolo hasta que se giró e hicieron contacto visual, un escalofrío te recorrió la espalda y saliste de tu pequeño trance. 

-Buenas noches caballeros, ¿Qué desean pedir?- Preguntaste tratando de no hacer contacto con aquel chico tan guapo. 

-Una ronda de cervezas- Respondió el chico, a lo cual lo volteaste a mirar e hicieron contacto visual nuevamente- Y si no es mucha molestia, tu número. 

Te sonrojaste ante sus palabras y soltaste una risita nerviosa mientras bajabas la mirada, para luego de unos segundos recuperar la compostura y levantar la mirada, te aclaraste la garganta y volviste a hablar.

-Bien, si eso es todo, vuelvo enseguida.- Diste una sonrisa al aire y te diste la vuelta para ir por las cervezas, mientras que escuchabas como a tus espaldas molestaban a aquel chico por el "rechazo" de tu parte. Aunque no lo habías rechazado, solo te daba vergüenza coquetear, o si quiera corresponderlo, frente a sus amigos. 

Luego de unos minutos volviste a su mesa y  les entregaste la cerveza a cada uno, pero dejaste a aquel chico para el final. Al momento en que le entregaste su cerveza también le entregaste un papel. "xxxxxxxxxx. Ahí tienes mi número, guapo. ;)". Le diste una pequeña sonrisa y te diste media vuelta para  irte.  A tus espaldas pudiste escuchar como cuando el chico desdobló el papel sus amigos le pedían verlo, pero el se negaba. "que bonito" pensaste y sonreíste levemente. "Tal vez no sea tan mala idea trabajar hasta tarde hoy" pensaste mientras sonreías. 

Decidiste quedarte y atender a esos hombres hasta que se fueran, por lo que toda la noche fue un intercambio de miradas y sonrisas coquetas entre tú y aquel chico.



Pasaron las horas y podías sentir como te pesaban los pies, llevabas todo el día trabajando y ya no podías más. Decidiste hablar con tu amiga y decirle que ella atendiera la mesa de aquellos hombres porque tenías que irte, a lo cual ella asintió. Realmente no querías irte, pues aquel hombre bendecía tu vista, pero en toda la noche no habías podido conseguir su nombre siquiera, por lo que pensaste que la mejor opción sería irte, y si el hombre tomaba la iniciativa, te escribiría al día siguiente. 

Fuiste a cambiarte y el hombre rápidamente notó como no estabas por allí y como otra mujer atendía la mesa, por lo cual decidió pararse y preguntarle a la mujer en donde estabas. Luego de que ella le respondiera fue a buscarte, y allí estabas parada y con tu ropa normal mientras agarrabas tu bolso preparándote para irte. Repentinamente sentiste una mano en tu cintura y te volteaste, encontrándote con aquel hombre. 

-Hola- Dijo aquel chico -¿Ya te vas? 

-Sí.- dijiste un poco nerviosa por su presencia.

-¿Tan rápido? Ni siquiera me has dicho tu nombre.- El chico dijo con una sonrisa coqueta aunque algo tierna también. 

-__. Me llamo __- le devolviste la sonrisa mientras hablabas. -¿Y tú? ¿Cómo te llamas?-

-Rodolfo, aunque tú puedes llamarme Rudy- Sonrió y te deslumbró con sus hermosos dientes. Se veía incluso más guapo sonriendo. -Entonces, ¿Ya te vas?- 

-Sí, ya terminó mi turno.- Le respondiste mientras tus mejillas se tornaban de un color rojo más fuerte. 

-Si te invito un trago ¿Te quedarías?- Preguntó con un tono coqueto y dulce a la vez. 

-Por supuesto.- Le sonríes suavemente.

Él te devolvió la sonrisa y tomó tu mano para dirigirte a una mesa vacía, en el trayecto pudiste ver como le hacía una seña a sus amigos para que no lo molestasen. "que tierno" pensaste y se te escapó una risita, de la cual él se dio cuenta y se sonrojó levemente.  

Luego llegaron a una mesa en la esquina del bar, y se sentaron allí, pidieron un par de cervezas y empezaron a hablar, estaba claro que Rodolfo estaba interesado en ti, su tono era 100% de coquetería, y tú, que también estabas interesada en él, le respondías con el mismo tono. Con cada minuto que pasaban hablando el se acercaba más a ti, hasta que sus piernas se tocaban y el rodeó tus hombros con su brazo. No te quejaste, de hecho te acomodaste en su brazo y lo miraste a los ojos mientras seguían hablando, no podías evitar mirarlo a los labios mientras hablaban y desear que te besara. Algo parecido pasaba con Rudy, pues sentía unas ganas crecientes de darte un beso en ese momento, hasta que en algún punto de su conversación ambos se perdieron mirando los labios del otro, y en completo silencio, como si estuvieran completamente solos en el mundo, ambos se acercaron lentamente hasta finalmente unir sus labios en un beso apasionado y lleno de cariño. Rudy no planeaba separarse y tú tampoco, por lo que puso su mano libre en tu barbilla y la sostuvo delicadamente, mientras que tú ponías tu mano en su pecho y suavemente subías hasta su cuello y posteriormente a su mejilla, en donde acunabas su cara mientras se besaban. 

El momento cada vez subía de intensidad, la mano que estaba en tus hombros pasó a tu espalda, la cual acariciaba suavemente, para luego pasar a tus piernas, y tú pasaste tus brazos por su cuello acercándolo más para profundizar el beso. Luego de varios minutos decidieron llevar la situación al auto de Rodolfo, en donde se dejaron llevar por el deseo y la pasión que sentían y se rindieron ante sus más profundos y primitivos pensamientos y necesidades. 

Varios minutos después te encontrabas sin ropa en el asiento trasero del auto de Rudy, el hombre te había hecho tocar las estrellas, estabas tan cansada que juraste que podrías quedarte dormida en ese instante, inconscientemente cerraste los ojos hasta que una voz te despertó. 

-Hey, ¿Te llevo a casa?- Te preguntó Rodolfo mientras se ponía la camiseta. 

-Claro, me encantaría.-

-Está bien, aunque  deberías vestirte antes.- Dijo con una sonrisita.

-¿Eh? Oh, sí, perdón.- te diste cuenta de que seguías desnuda y rápidamente empezaste a vestirte. 

Luego de unos minutos pasaste al asiento de adelante y Rudy empezó a conducir a la dirección que le diste. Luchaste para mantenerte despierta y Rudy se dio cuenta de esto, por lo cual empezó a hablar contigo, y charlaron durante todo el trayecto, fue una charla simple, aunque te hizo sentir segura y cómoda. Luego de unos minutos llegaron a tu casa. 

-Bien, aquí estamos.- dijo Rudy con una sonrisa. 

Sonreíste y te acercaste a él, le diste un suave beso en los labios, luego te separaste y le hablaste.

-Nos vemos luego, Rudy, llámame.- Le dijiste con una sonrisa mientras salías del auto. 

Era seguro que Rudy te iba a escribir tan pronto como despertara al día siguiente.

One Shots Call Of DutyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora