Dragon Raja: The Blazing Dawnlight

ESCENA 5

Sombra del Dragón.

Parte 3.

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El profesor Guderian se acercó y le estrechó la mano.

—¡Beca principal! Este es el mayor honor de la universidad. Mingfei, ¡siempre he confiado en ti!

Lu Mingfei estaba un poco confundido. Cuando NoNo le dio el golpecito, no entendió su expresión. En una palabra, no era una expresión feliz. Era fría. ¿El nivel "S" ofendió a NoNo?

Cuando los estudiantes salieron de la biblioteca, sonó la campana de la iglesia.

Lu Mingfei pensó que era extraño que hubiera estado en la universidad durante varios días, pero la campana de la iglesia nunca sonó en absoluto. Ahora el reloj oscilaba, una y otra vez, la campana profunda había sonado durante mucho tiempo, como un viejo testarudo.

Todos se levantaron, miraron en dirección al campanario, de donde salió un gran grupo de palomas blancas que cantaban y revoloteaban. Finalmente, el cielo del césped se cubrió de plumas blancas de palomas. César extendió la mano hacia el cielo y una paloma cayó sobre su dedo. Entonces todas las palomas se posaron en el césped, no en busca de comida, sino con un arrullo que sonaba un poco triste.

Los estudiantes que reían se habían quedado en silencio. César sacó un pañuelo blanco del bolsillo de su uniforme y lo ató a la valla junto al césped. Otros alumnos hicieron lo mismo. La valla era ahora como un árbol con flores blancas.

Lu Mingfei se quedó atónito al oír a alguien detrás de él.

—Alguien nos ha dejado.

Giró la cabeza y vio las pálidas pupilas doradas de Chu Zihang. De algún modo, el presidente de la Asociación Lionheart tomó la iniciativa de hablar con él.

—Cada vez que alguien nos deja, las palomas salen volando de la iglesia. Es el luto —. Chu Zihang miró al césped y dijo en voz baja.

Lu Mingfei, él mismo, es un nivel "S", Chu Zihang es un nivel "A", pero hablando con tales líderes estudiantiles, Lu Mingfei sólo se siente como un hermano pequeño que asiente vigorosamente.

Chu Zihang palmeó el hombro de Lu Mingfei y sonrió débilmente.

—Gracias. Si no hubieras elaborado ese mapa, más gente nos habría abandonado.

Lu Mingfei nunca pensó que Chu Zihang sonriera. En todo momento, Chu Zihang siempre tiene un rostro inexpresivo, incluso cuando fue derribado por Lu Mingfei. Su expresión es diferente de la indiferencia de César. César era orgulloso y Chu Zihang era simplemente indiferente a todo. Pero ahora estaba sonriendo, gentil como un hermano.

—¿Está bien tu hermano? —Chu Zihang preguntó.

—Oh... está bien —dijo Lu Mingfei—. Te admira mucho.

Chu Zihang seguía riendo, muy educado, pero no tan contento.

—No te da miedo mirarme, ¿verdad? —Chu Zihang volvió a decir.

—No.

—Eso está bien. A decir verdad, no puedo ver muchos ojos, a otros no les gusta que los mire fijamente.

Lu Mingfei comprendió de repente por qué Chu Zihang siempre tenía los ojos caídos y no mostraba ninguna expresión, porque esas pupilas doradas que nunca se apagaban hacían que los demás sintieran un miedo incontrolable, y él evitaba la mirada de los demás. En ese momento, las pupilas doradas se abrieron completamente ante Lu Mingfei, mostrando una extraña belleza.