Odio A Suiza Y A Su Jodido Centro De Traumas

86 6 4
                                    

Su bonito rostro, ese que tanto me gusta ver sonreír, se contrae

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Su bonito rostro, ese que tanto me gusta ver sonreír, se contrae. Se pone rojo del coraje al verme, lo sé, todavía no me perdona, está furiosa conmigo, ¿Qué mierda hago ahí?

Ese nuevo y magnífico color le sienta muy bien, ya no tiene flequillo, y está más corto su cabello. Le queda precioso. Su piel se ve más clara. Como si Blanca nieves y Ariel hubiesen tenido una hija, así de hermosa se ve y tan tierna como Caperucita Roja.

Estoy que muero por ella.

Pan retira la mirada, en silencio se centra en la documentación que está firmando.

-Bienvenido al mundo de los vivos -comenta Bish con su naturalidad tan fresca y alegre.

Ella sigue sin mirarme. Bish, en cambio, observa mi linda y simple pijama de franela color arena.

-Pan...

Un vip vip suena un par de veces dentro de su bolsillo. Su teléfono se vuelve loco de un momento a otro.

-¿Qué hospital es ahora?

-Múnich -responde de manera presuntuosa.

-¡Maldita!

¿Por qué no puedo ser yo quien se hable así con ella?

Su conversación se engloba en ellos dos, me excluyen y enchino los ojos, les hago saber que eso es de muy mala educación.

-Señorita Son -interviene el de recepción- le han enviado esto -Señala y muestra al botones que llega detrás de nosotros. Lleva en las manos una enorme canasta de panqueques.

-Gracias -La recibe y la pone en el mostrador. Retira la tarjeta y se la enseña a Bish con una gran sonrisa- Hopkins.

Según dice eso, Bish se retuerce de la envidia.

-Si claro, -Me dedica una mirada para incluirme esta vez en la conversación- mientras ella recibe propuestas de varios hospitales, en todo el país y resto del mundo, yo tengo que elegir entre Satan Memorial Hospital y Satan Memorial Hospital.

-Te dieron una beca completa, harás un voluntariado en algún lugar remoto, estarás en la acción y salvarás vidas con pocos recursos -recrimina, sigue sin mirarme-. Serás como MacGyver -Adoro su espalda, pero justo ahora la estoy odiando.

Pan es muy orgullosa, más que yo. Más que mi padre de hecho. Por eso dejó de entrenar con nosotros, porque siempre terminaban discutiendo. Si ella decía agua, mi padre decía aceite. A mí me parecía encantador ver cómo por fin alguien le hacía frente a ese guerrero tan orgulloso. Alguien aparte de mi madre, claro. Con confianza puedo decir que no pudo con ella.

Nadie ha podido.

-¿Están pensando en cambiar de hospital? ¿Por qué?

-Nada de eso, hemos pasado nuestros exámenes y ahora somos cirujanos reconocidos -suelta Bish con orgullo, luego su rostro muestra molestia y entrecierra los ojos-. Claro que no todos tenemos la fama de ser la nieta de cierto héroe que salvo la tierra un par de veces.

El Poder De La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora