Mi Maldita Culpa

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Al momento de marcharnos, una repentina lluvia cubre a Ciudad Satán

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Al momento de marcharnos, una repentina lluvia cubre a Ciudad Satán. Arriba, las nubes están recubiertas con un feo tono de gris oscuro, y los rayos de los relámpagos que parpadean en el cielo cada ciertos segundos son previsibles.

Las calles se llenan con rapidez de agua sucia por la contaminación que las mismas personas han creado. El auto salpica y ensucia la parte de abajo. Mi hermana hace muecas de asco al sentir las gotas de esa nauseabunda sustancia espesa, sube las ventanas y pone en marcha el vehículo.

Para ella hubiera sido mejor salir volando de ese horrible lugar, sin embargo, no me encuentro en las mejores condiciones para hacerlo y sin más remedio acepta conducir por mí.

Tan pronto como nos alejamos de la ciudad, dejamos la lluvia atrás y el increíble olor de tierra mojada invade nuestro sentido del olfato.

La brecha de carretera termina y entramos a un camino de terracería, sin señalamientos, ni alumbrado público. Al principio Bra se niega a entrar, para ella ese camino es el típico escenario de una película de terror, donde la sexy chica muere primero.

Vaya que se echa flores a sí misma.

Sonríe y al ver mi cansada expresión, opta por permanecer en silencio.

Avanza conforme le indico.

El auto se sacude con cualquier bache y eso la hace enojar. Maldice entre susurros, de vez en cuando se asoma en el espejo retrovisor para ver si su cabello no ha pagado las consecuencias de las sacudidas.

La luna se oculta tras las nubes y ella se asusta por la oscuridad y el silencio que hay a nuestro alrededor, la obligan a conducir más rápido, sin importarle si el auto termina con una avería.

-¡No te vas a quedar en este horrible lugar! -Se queja, tan pronto llegamos a mi nueva casa.

Sé que antes dije que era mi nuevo departamento, pero al verlo no puedo imaginar otra cosa que no sea una casa.

Un hogar.

Es obvio que no es el mejor paraje para vivir, todavía no he traído muebles, no tiene luz, el agua se tiene que traer desde el riachuelo que pasa a unos cuantos metros de la construcción. No tiene paredes y una parte del techo está incompleta, se encuentra muy lejos de la civilización, no hay señal telefónica y eres carne fresca para los malditos mosquitos.

Podría seguir enumerando los problemas todo el día, no tengo otra cosa que hacer más que sentirme miserable. No obstante, lo amo, amo mi nuevo hogar y sé que algún día podré traer a casa a una bella mujer que me acompañe por el resto de mi vida.

Tengo que admitir que, al inicio, lo odié. Solo era un puñado de árboles y montañas para mí, un sitio donde poder destruir cosas y entrenar sin lastimar a nadie.

Ella fue llenando mi cabeza con cosas positivas y todo cambio.
Así es ella.
No importa de que se trate, ella siempre encuentra el lado positivo.
Te hace ver las cosas desde otra perspectiva.
Te contagia de su entusiasmo y de su amor por la vida.

El Poder De La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora