La vida amorosa de Trunks y Pan comienza a florecer cuando una extraña caja revela un cruel secreto del pasado de Goku.
Sin mencionar el nuevo y misterioso enemigo qué llega a la tierra en el peor momento posible para buscar una piedra ancestral...
Un joven corre despavorido por el bosque, en sus manos esconde una singular gema plateada que brilla, late, al compás de su corazón. Da un enorme brinco sobre una roca y cae sobre un arbusto, baja la cabeza y busca una manera de poder cruzar el río sin llamar la atención de la cosa que lo persigue.
—Es nuestra —murmura cerca, muy cerca. Parece haber más de ellos. Lo tienen rodeado.
Un estruendo se escucha detrás. Permanece quieto, no respira, se esconde. Cierra los ojos y espera que pase de largo. Un ser de aspecto aterrador se escurre entre las ramas de los árboles, truena los dientes y sisea con la lengua en busca de su presa.
—No pueden quitarnos algo que por derecho nos pertenece.
Un alarido lleno de pánico sale de su boca. Allí, dos cuerpos desmembrados flotan como trozos de madera sobre el río, mientras que la luz de la luna les ilumina el camino, también revela que la cosas tras él son una clase de demonios con caras alargadas, bocas llenas de colmillos y brillantes ojos rojos. Su aspecto es tan grotesco, incluso para ellos que ocultan sus cuerpos entre pieles negras.
—No está aquí.
El joven valiente corre a través de las frías aguas con la piedra en mano.
—Kimatu tuwe —pronuncia el chico.
Debe llevar la gema a un lugar seguro, sin embargo, un demonio cubierto de piel lo atrapa y bebe de él hasta arrebatarle la vida. La piedra cae en el agua y se pierde de sus vistas. Cuando la luna, asustada, se aleja de la grotesca escena, el ángulo de luz revela muchos cuerpos más que son atraídos por la corriente.
—Búsquenla y tráiganla ante mí.
Cientos de monstruos rodean al que parece ser el líder. Una guerra ha dado inicio y nadie sabe de ella.
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Camino como león enjaulado en el pasillo, doy tres pasos hacia el ascensor y regreso cuatro. Me detengo en la puerta y levanto la mano para tocar, no puedo irme así, dejándola con todas las dudas del mundo, necesito que me vea a los ojos y me escuche, necesito que no me tenga miedo.
Por qué sí, lo noté cuando caminó frente a mí, me teme. Hice que me tuviera miedo por una estúpida equivocación de mi parte.
Está claro que no cree en lo que siento, en lo que digo. Abusé de su confianza, de ella.
¿Cómo es que creí que ella querría tener intimidad conmigo? Así de pronto, sin hablar, sin pensarlo. Era muy obvio que ella no recordaba nada de la noche anterior, estaba ebria, drogada.
La maldita migraña aplasta mi cabeza, hace que el mundo de vueltas a mi alrededor. No puedo seguir con esto, no puedo hacerla sufrir. Le daré tiempo y después de unos días volveré a intentarlo.