5. Una cena de navidad.

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La cena de noche buena era ese día y Carlos no podía pensar en nada mas que en aquel día.

Ni siquiera cuando sus amigos llegaron, mucho menos cuando Pierre apareció en su puerta junto a Yuki.

Incluso George estaba ahí, de la mano con Lewis, quien trataba de aligerar lo tenso de sus hombros.

— Carlos preparó un delicioso pavo. — Lando informó a todos. — Y pasta.

— Cenamos eso la navidad pasada. — Max sonrió. — ¿Lo recuerdan?

— Charles lo obligó a cocinar eso. — George también sonrió. — El amaba la pasta.

Todos sonrieron, aliviando un poco la tensión.

— ¿Recuerdan como nos obligó a usar esos ridículos suéteres navideños? — Sergio se animó a hablar.

— Eran horribles. — asintió Sebastian de acuerdo.

— No eran tan malos amor. — Mick sonrió, besando su mejilla.

— Debemos admitir que eran graciosos. — Yuki también comentó.

— ¿Trajeron regalos cierto? Como el santa secreo de hace un año. — Mick los miro.

— Si Mickey, todos tenemos los regalos. — Daniel rio.

— Todavía tengo el león que Charles me regaló el año pasado. — rio Max.

— De ahí viene tu apodo, leoncito. — Sergio sonrió, besando su mejilla, haciéndolo sonrojar, ganándose un par de burlas.

Carlos sonrió también, permitiendose recordar ese día, recordarlo a él, otra vez.

— Dijiste que ibas a ayudarme a cocinar la cena. — Carlos lo acusó, dándole una sonrisa.

— Eso hago. — sonrió, acomodándose mas sobre la barra.

— Solo estas ahí sentado. — rio.

— Ese es mi trabajo amour, como en todas las relaciones, uno de los dos cocina y el otro estorba. — se bajó de la barra, abrazándolo por la espalda, recargando la cabeza en su hombro. — Huele delicioso, pero quiero pasta también.

— Comimos pasta ayer ángel. — le recordó.

— Lo se, pero quiero...

— Como el amor de mi vida ordene. — le sonrió, ganándose una mirada de asombro del menor.

— ¿El amor de mi vida? — preguntó con una sonrisa. — ¿Cuando decidiste eso?

— Desde que te vi en ese parque. — lo besó. — Te amo.

— No estas hablando enserio. — negó riendo.

— Te lo dije antes angel, no necesito que pasen meses o años para amarte, te amo por quien eres y ya conocí y se lo suficiente de ti para amarte. — sonrió.

— ¿Que no amar es algo que no se elige? — le preguntó sonriente.

— Es una elección, viene después de que te enamoras de alguien, ahí eliges si quieres amarlo. — acarició sus mejillas. — Y yo ya elegí amarte.

— Entonces, yo también elijo amarte. — lo besó con dulzura. — Te amo Carlos, pero si seguimos de cursis, se quemará el pavo.

Ambos rieron y Charles se apartó, dándole una nalgada al español mientras reía, volviendo a sentarse sobre la barra.

Una pequeña sonrisa se instaló en su rostro, permitiendose perderse un poco mas entre sus recuerdos.

— Ángel, estos suéteres son ridículos. — Carlos suspiró, mirándose al espejo.

— Son parte de nuestra cita amour. — rio. — Además, tu te ves sexy con cualquier cosa.

— ¿Así que esto es una cita? — Carlos pasó los brazos por la cintura del menor.

— Si, es oficialmente un cita. — besó su mejilla. — Cocinaste para mi, me dijiste por primera vez que me amas y me besaste bajo el muerdago, es definitivamente una cita.

— Te amo Charles. — sonrió.

— Lo se amour. — le guiñó un ojo, soltando una risotada. — También te amo, pero los chicos ya llegaron y debo darles sus regalos.

— Deberíamos darnos los regalos ya. — Max sonrió. — Quiero empezar yo...

Max le dio unos graciosos lentes a Pierre, Pierre le dio una camisa estampada con la cara de Lewis a George, George le dio un gorro de barbie a Daniel y el le dio una chaqueta de vaquero a Sergio, haciendo la broma de que así podría montar mejor a Max.

Sergio le dio una almohada con la cara de George a Lewis y el le dio un recibo de propiedad de un puerquito a Sebas, el cual llamó Esteban, haciendo reír a todos, Sebas le compró un medidor de nivel de ira de stitch a Yuki y Yuki le dio un calzoncillo con el rostro de Sebastian a Mick, Mick le regalo una gorra de Ferrari a Lando, mientras este miraba con desagrado la leyenda, “para el fan número uno de Ferrari, Lando.”  y por último, Lando le regaló una foto a Carlos.

Una que logró hacerlo llorar.

— Se ven tan lindos. — murmuró el británico, tomando su cámara. — Vamos, quiero hacerles una foto.

— Espera, dejame posar. — Carlos lo interrumpió, mientras Charles lo miraba confundido.

Carlos tomó un anillo de dulce y se puso de rodillas, haciéndolo reír a carcajadas, logrando que Lando capturara ese momento.

— Estas loco Carlos.

— Pero loco de amor por ti, mi ángel.

Carlos se apartó un momento, sintiéndose incapaz de contener sus emociones, alejandose hasta el balcón.

El francés se acercó a el unos minutos después, llamando su atención.

— ¿Sabes que el estaría aquí si no te hubiese conocido, no? — Pierre murmuró en voz baja.

— Lo se.





¡Gracias por leer!❤

Los amo, besos 🫶🏻✨

100 Días Con Él ||• Charlos •||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora