100 Días Con Él ||• Charlos •||

Epilogo.

5 años después

— Luces fantástico. — Lando sonrió, acercándose a acomodar su traje.

— Gracias. — sonrió hacia él.

— Estoy muy feliz por ti amigo, realmente lo estoy. — terminó de acomodar su traje, notando como en sus ojos aun existía ese rastro de tristeza.

— No se si hago lo correcto. — admitió.

— ¿Por qué? Lo amas y el te ama también, comprende lo que sientes con respecto a... — hizo una pequeña pausa. — Lo que sientes respecto a él.

— Lo se, es solo que este es un paso grande y si no estoy listo, tal vez lo arruine todo. — cerró los ojos. — Y luego está él, su imagen me persigue, como si no estuviera de acuerdo con esto.

Sergio quien también estaba ahí, lo miró a los ojos.

— Tal vez debas despedirte al fin, Carlos. — el mexicano opinó. — Nunca lo hiciste.

— ¿De que hablas?

— En Mexico existe la creencia de que un alma no puede irse si hay algo que la mantiene atada a este mundo. — explicó. — Tal vez estas viéndolo en sueños y eso porque aun no se va.

— Ya pasaron 5 años Sergio. — negó el español.

— Pueden pasar 100, pero si no lo dejas ir...

— No quiero que se vaya. — admitió. — Quiero que se quede conmigo siempre.

— Vas a casarte, Carlos, vas a continuar con tu vida y para eso debes cerrar ese capítulo. — Lando lo miró.

— Charles no fue solo un capitulo. — negó. — Lo amé, lo amo más que a nadie en el mundo.

— Lo sabemos, pero no puedes permitir que 100 días te vuelvan loco. — Sergio colocó la mano sobre su hombro.

— El me volvió loco. — cerró los ojos.

— Y es hora de que lo dejes ir, debes soltarlo. — Lando aconsejó.

Carlos asintió, mirando a ambos, antes de dirigirse a quien sería su esposo en un par de horas.

— Marc yo...

— Cariño, lo entiendo, ve y dile adiós. — asintió el hombre.

— ¿Puedes venir conmigo?

— Si es lo que tu deseas. — asintió, siguiéndolo hasta el auto.

Condujo en dirección al departamento y se dirigió hasta donde sus cenizas se encontraban.

Tomó una foto, acariciando por encima del marco, dejando un beso en ella, antes de entregarle todo a Marc por un momento, diciendo que hacía falta algo.

El hombre miró la foto, sintiéndose un tonto, antes de comenzar a hablar.

— Hola Charles, soy Marc. — acomodó la foto frente a la urna. — Seguro que ya sabes de mi, yo se mucho sobre ti, puedo decir que casi todo... Escucha yo, no planeo jamás desplazarte, ¿si? Es solo que, quiero hacer feliz a Carlos y se que es algo en extremo complicado porque dejaste las expectativas muy altas aquí.

Soltó una suave risa, sintiéndose cada vez mas cómodo.

— Yo, respeto su historia, te respeto a ti completamente y soy muy consciente de que el jamás va a olvidarte, mucho menos te dejará de amar y no no soy un tonto, se que también me ama, no de la misma forma y no con la misma intensidad y locura, pero lo hace. — sonrió. — Yo solo quiero que sepas que el ya no estará solo y que puedes venir, pondremos un altar como Sergio nos enseñó y te prometo que te contaré todo lo que suceda, yo te mantendré al tanto de su vida, lamento haber elegido este día para casarnos, solo era la única fecha en la Iglesia y no queriamos que fuese el 14 de febrero, demasiado cliché, no es su estilo, creo que tampoco era el tuyo.