5- Oso

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____エ🌟🌸🌟エ____

Tres días caminando, ahorrando la comida y con la ropa rosa sucia y sudada. Fernando se había dado cuenta de que debió planear mejor el viaje, había sido una mala idea.

No se dieron cuenta en qué momento abandonaron los llanos y terminaron adentrándose en un bosque. Era... Extraño, al menos para Gladis ¿Cómo cambiaban de ambiente así?
Pero las tierras eran extrañas, por esas zonas los pueblos no estaban tan pegaditos y el territorio que quedaba no era de nadie, así que nadie se enfocaba en cuidarlo o cortar los árboles y las plantas que ahí crecían.

Además, vivir diez años recluida no te deja saber mucho del mundo exterior y todo lo que sucede en él.

Completamente exhaustos, se dejaron caer al lado de un pequeño arrollo del cual recogerían agua y, luego de descansar, seguirían su camino.

Pero por ahora no se querían ni mover.

— Y bien... Fernando ¿Cuál es el plan?

— Pues... Estoy improvisando... Jeje...

— Maravilloso. Tengo sueño desde hace tres días. Dame respuestas concretas.

— Bien, bien. En el diario de nuestros papás se menciona un pueblo cercano en el que vivía un tal Óscar Duarte al que querían hacerle un favor... Algo de una casa, no sé.

— Óscar Duarte... Bueno ¿El punto es?

— El punto es que, por lo visto, a ese pueblo llegan muchos descendientes indígenas y su abuelo era descendiente yekuana. Tal vez él sepa cómo llevarnos hasta allá.

Tenía sentido, suponía, hace años muchos indígenas llegaron a esa región si ustedes que leen esto mal no recuerdan... Pero Gladis dudaba un poco de esto.

Bueno, ya se había sumado a la aventura, tenía que acatar.

La conversación fue extrañamente interrumpida por unos extraños gruñidos que los pusieron alerta.
Al inicio no se veía nada, sin embargo poco a poco se escuchaban más y más cerca, junto al sonido de pasos grandes y pesados que rompían algunas ramas en su camino.

Al final se pudo divisar una figura alta y pesada, bastante peluda; Se trataba de un oso.

Un oso muy hambriento que, en busca de calmar a su estómago, los encontró a ellos.

Y por supuesto que los Villanueva no conocían el típico "Hazte el muerto".

Sólo había una reacción natural.

— ¡CORRE!

[...]

Sí, definitivamente eso no estaba en sus planes.

Y morir así sería muy doloroso...

Selección natural.

Corrieron tan rápido como pudieron, tenían suerte de que el oso estuviera medio gordo y corriese algo lento, pero les estaba pisando los talones.

En un momento Gladis tropezó y cayó al suelo, llegando a ella el animal salvaje que me rugió en la cara salpicándole algo de saliva.

Su vida pasó ante sus ojos como una película —Aunque ellos no sabían los que era una película— Estaba segura, ese era su fin.

Entonces Fernando le lanzó una piedra al animal, luego otra y luego otras más.

— ¡Hey! ¡Aléjate de mi hermana!

Aquel oso enfocó su atención en el muchacho, olvidándose por completo de Gladis y empezó a avanzar lentamente él, haciendo que al joven no le quedara más opción que seguir corriendo.

AraguaneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora