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Gladis lo estaba esperando sentada en el gran comedor de la familia Villanueva, leyendo, escribiendo y tachando una hoja que parecía ser una lista de los deberes del día, pues sería una mañana bastante agitada.
— ¡Buenos días, hermana! —Saludó Fernando mientras tomaba asiento.
— Buenos días. —Respondió cortante sin despegar la mirada de su trabajo.
Un criado interrumpió para servir el desayuno, lo que hizo que Gladis dejase aquella lista de lado y se dispusiera a comer luego de agradecerle al hombre por su servicio; Aquella hoja llamó la atención de su hermano.
— ¿Y eso?
— La lista de tareas para los preparativos de los Diablos danzantes. —Contestó.
Los diablos danzantes —o diablos de Yare— son una fiesta en la que bailarines utilizando máscaras de demonios bailan por las calles siguiendo el ritmo de instrumentos como la caja y el tambor típico, representando la lucha del bien y el mal.
— ¡Genial! ¡Quiero ayudar!
Gladis levantó la ceja con incredulidad.
— ¿Seguro?
— ¡Por supuesto! Nunca hago nada aquí, todos los días son iguales, es aburrido.
— Puedes tratar de hacer amigos o explorar el pueblo.
— Ya he explorado cada rincón, no hay nada nuevo que ver. —Hizo una pausa— A menos...
— ¿A menos...?
— A menos que cruzara el muro y-
— No.
— ¡Gladis, por favor! ¡Quiero conocer el resto del país! ¡Hemos pasado 10 años encerrados!
— Y serán otros 10 años más. Fernando, no sé cuántas veces tenga que explicártelo: Lo hago por nuestro bien. —Le replicó mientras se levantaba de la mesa para retirarse.
— Lo haces por tu orgullo.
— Cruzar el muro está rotundamente prohibido, fin del tema. Ahora, si quieres hacer algo, ve a ayudar a los niños a hacer sus máscaras, me ahorrarías trabajo. —Dicho esto, se fue.
— Ni siquiera tocaste tu comida.
🏵[...]🏵
Fernando era un explorador desde pequeño, solía recorrer la enorme casa Villanueva para descubrir todos su secretos, como no era cuidadoso rompió varias cosas en el camino lo que le metía en problemas con varios empleados.
Posteriormente comenzó a pasear por el pueblo en el que vivían, jugando a montarse en los árboles y saltar en los charcos fingiendo que era un héroe legendario enfrentándose a terribles peligros.
Pero, aunque el pueblo era bastante grande, ya tenía 14 años y durante ese tiempo recorrió cada calle y vió debajo de cada piedra. Conocía el sitio como la palma de su propia mano; Gladis le sugirió que se metiese a la biblioteca y leyese un libro por primera vez en su vida y así lo hizo, los leyó todos de inicio a fin, fue divertido al principio pero al final ya no había nada qué leer.
Él nació en bandeja de plata, eso nadie lo niega y como no era el mayor casi no tenía responsabilidades lo que hacía sus días aburridos. Podía entretenerse con algo sin embargo, cuando lo terminaba, regresaba a la monotonía; Intentó con algunos hobbies pero nada lo enganchaba.
Gladis no le prestaba atención, de hecho, jamás fueron cercanos: De pequeños por la diferencia de edad y de intereses, tras la muerte de sus padres su hermana se hizo cada vez más distante, tratándolo de manera cortante al estar siempre metida en su trabajo.
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Araguaney
FantasiaEn un pueblito en los llanos venezolanos, completamente alejado de la mano de Wanadi existe un enorme araguaney mágico que provee a sus habitantes de todos los recursos que puedan desear. Sin embargo, tras varios años viviendo en paz y prosperidad...