9- La maldición de Odosha

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____エ🌟🌸🌟エ____

El camino de regreso sería muy largo y algo complicado: Primero regresarían al pueblo en el que vivían los Duarte, descansarían ahí y al día siguiente emprenderían su camino al Araguaney.

Y tal cual, así lo hicieron, pero Fernando estaba muy ansioso; Ya habían durado mucho tiempo fuera ¿Y si las cosas habían empeorado? No estuvieron allí para su gente.

Pero bueno, al menos ya iban de regreso.

☀️[...]☀️

Una voz comenzó a escucharse, en un inicio se oía distante e incomprensible —podría describirse como "borrosa"—, sin embargo, poco a poco se fue haciendo más entendible y pudo escuchar con claridad lo que esta voz, ahora masculina, trataba de decirle.

"Fernando"
"Fernando"
"Fernando"

Fernando abrió los ojos y se levantó de golpe, despertó en una canoa en medio del río Orinoco.

No estaba solo, con él estaba un hombre indígena algo esbelto, delgado y un poco jorobado de edad mediana. Este llevaba consigo una maraca mágica que hacía sonar levemente mientras fumaba un tabaco.

El chico se sorprendió, no sabía cómo había llegado tan lejos ni dónde estaban los demás; Tocó levemente el hombro de aquella persona y preguntó quién era y por qué estaba ahí, sin embargo, no obtuvo respuesta sino minutos después.

— Wow, Fernando, estoy sorprendido...— Tenía una voz ronca, vieja, perezosa y lenta, pero bastante tranquila.

— Ah... ¿Disculpe?

— No sé, hay días en los que pienso que el árbol mágico fue una mala idea, que quizás no lo sabrían aprovechar...

Nah, qué tipo tan extraño ¿Y si debía seguirle el juego?

— A veces también pienso lo mismo, pero no tiene por qué ser así.

Dicho hombre rió por lo bajo.

— Igualmente, me has demostrado que no tiene por qué ser así. Te pareces mucho a tus padres, muchacho.

Fernando sonrió.

El sitio era bastante tranquilo, rodeados de agua y árboles muy verdes. No habían pajaritos que interrumpieran el silencio con su canto y el río era muy manso en ese momento.

Lo único que quebraba el silencio era, por supuesto, la conversación entre ambos varones.

— Pero te has demorado mucho tiempo, muchacho... Has tardado mucho en regresar.

— ¡Ya iba de camino a mi casa!

— Lo sé, lo sé... Date prisa cuando llegues, te necesitan.

— ¿Cómo sabe todo esto? ¿Cómo sabe mi nombre? ¡Dígame quién es usted!

— Tsk, paciencia hombre, que vas por el camino correcto. Eres digno de llevar el apellido Villanueva, aunque... Hay algo que vas a tener que aprender.

El chico siguió reclamando respuestas pero conforme hablaba se iba apoderando de él un enorme sueño que lo hizo caer dormido en la canoa.

Lo último que pudo escuchar de aquel extraño fue: "Vas por el camino correcto, hijo mío."

☀️[...]☀️

Volvió a despertar, ahora estaba en la carroza, al parecer todo había sido un sueño, pero se sintió tan real...

Habían pasado días viajando y, finalmente, estaban llegando a casa.

Fernando suspiró aliviado de estar de regreso —en todo sentido— y miró al cielo: Estaba anocheciendo. Sin embargo, algo lo hizo entrar en pánico; Pudo divisar el gran muro que rodeaba a su pueblo, pero también una enorme nube gris que lo cubría todo.

AraguaneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora