Capítulo 2

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No había una sola nube en el cielo.

El sol de verano resplandecía en los tejados de Water Palace Zone a la distancia, una manada de ballenas tomaba el sol perezosamente en las aguas celestes, y una refrescante brisa soplaba desde la costa, trayendo consigo un ligero olor a salmuera.

"¡Hola otra vez, Señor Tails!"

Una vez más trabajando debajo de su avión, Miles se sobresaltó ante el repentino saludo, aunque esta vez sin golpearse la cabeza.

"¿Cream?"

"¡La misma!" Cream respondió felizmente. Hoy, por lo que Miles podía ver desde su ventajosa posición, vestía unos shorts y una camisa con una estrella amarilla dibujada. "Ya que el clima estaba tan agradable hoy, pensé en pasar a visitarte otra vez."

"Mhm." Miles giro sus ojos. Al parecer adquirió un gusto por el helado de menta después de todo. "Pues lo siento, pero Sonic no está aquí."

"¿Enserio? Qué lástima. ¿Sigue ocupado en Carnival Night?"

"Si, así es." Miles asintió, aunque ella no pudiera ver su cabeza. "¿Quieres que lo llame hoy?"

"No, así está bien. No quiero molestar al Señor Sonic cuando está ocupado." Cream giraba de un pie a otro.

No quería mo- ¿Y qué hay de cuando él estaba ocupado? Bueno, casi ocupado. Los aviones no se reparaban solos después de todo. Miles suspiro en el panel de acceso. "Entonces... ¿Te traigo algo? Todavía tengo helado en el congelador." 

"Hm... ¡No, gracias! Solo me sentare por ahí, no te preocupes por mí."

"Uh, ¿está bien?" Miles miro a la niña coneja mientras ella se alejaba de su avión una vez más, tarareando una melodía mientras se acomodaba en el pasto, donde empezó a recoger flores de una en una.

Miles se encogió de hombros y aparto la mirada, contento de poder ignorarla y volver a trabajar... Excepto que no lo estaba. Unos minutos después, noto que sus ojos eran atraídos a ella una vez más. Y una vez más cuando se obligaba a concentrase, una y otra vez, hasta que su cerebro descifro lo que le estaba molestando y se arrastró por debajo del avión para poder acercarse.

"... ¿Sin Cheese otra vez hoy?

Esta vez fue Cream la que se sobresaltó de sorpresa, casi tirando la cadena de flores que sostenía en mano.

"¡Oh! ¡Señor Tails, me asustaste!"

"Perdón." Miles sonrió, rascándose la nuca. "Es que note que a ti también te hace falta tu amigo azul, es todo."

Cream se encogió un poco, girando un dedo alrededor de una de sus orejas. "Si, Cheese... hoy también se quedó con Mamá."

Miles asintió sagazmente. Al menos eso explicaba porque estaba aquí otra vez. Dada la poca frecuencia con la que se separan... Bueno, él podía empatizar.

"¡Muy bien! El zorro se tumbó en la hierba junto a ella. "En ese caso, lo mínimo que puedo hacer, como otro compinche abandonado, es hacerte compañía."

"¿Compinche abandonado?" Cream inclinó la cabeza hacia él.

"Pues claro, si te he visto en acción. Te la pasas siguiendo a Cheese y le señalas las cosas que tiene que destruir." Miles sonrió. "¡Yo también hago eso!"

"Eso suena mal... de alguna manera." Cream hinchó sus mejillas.

La sonrisa de Miles se agrando.

Así era más fácil. Cuando las personas necesitaban ayuda, él podía concentrarse en identificar el problema y como solucionarlo. Su cerebro en realidad trabajaba a su favor, en lugar de darle vueltas a miles de escenarios y preguntas en su cabeza. Desviándose en tangente tras tangente mientras exploraba todos los posibles ángulos de una situación. Justo como- oops.

Eternal Tails: Días FelicesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora