ESPÍA

74 4 1
                                    

Habían pasado unas semanas desde que Dumbledore nos pidió que nos acercasemos a Slughorn.

Harry no se separa del libro de pociones, me estaba empezando a preocupar, igual que a Hermione.

¿Quién era el príncipe mestizo?

Investigué e investigué, pero nada, no hay nada de ningún príncipe mestizo.

Estaba en la biblioteca cuando llegó Niklass.

- Buenas muñeca.

- Hola Nik.

- ¿Nik?

- Aja, se llama diminutivo.

- Podría acostumbrarme. ¿Qué haces?.- Se sentó a mi lado.

- Investigar.

- ¿Sobre?

- Alguien. Nada importante.

Me mira entrecerrando los ojos.- ¿Por qué me lo ocultas?

- No tiene importancia.

- Vamos, dímelo.- Dijo poniendo su mano en mi muslo apretándolo.

Me aparté de él.- No te vas a morir por no saberlo.- Me levanté y me fuí.

---

¿Qué acababa de pasar?

Mi corazón latía demasiado rápido. Choqué con alguien.

- Joder.

- Esa boca.

Levanté la vista, eran los gemelos.

- Fred, George, ¿Qué hacéis aquí?

- ¿Qué hacías tú? Parecía que huías de alguien.- Dijo Fred.

- Podemos irnos, por favor.- Dije nerviosa por si Niklass me seguía.

---

Fuimos al lago negro, era el único sitio de Hogwarts que me daba paz, aparte de Draco.

- Ahora dinos, de quién huías y por qué. 

Miré al horizonte.- Niklass Rosier.

- ¿Cómo?.- Dijeron al unísono.

- Si.

- Pero, ¿No estaba por ti?

- Pero yo no por él. Y.- Me callé por un momento.- Se está tomando muchas confianzas.

- ¿En qué sentido?

- Hace cosas de pareja. Me espera a la salida de clase, me busca por los pasillos, y hoy me ha puesto una mano en el muslo. No sé, no me gusta Niklass, me gusta Draco.

- ¿Ha ido a más?.- Pregunta George.

- No, pero tengo miedo de que en algún momento pueda llegar.

- No te preocupes Gia.- Dijo Fred.- Cualquier cosa, estamos aquí.

---

Estaba dando una vuelta por el castillo, había oscurecido pero no me apetecía
volver a la sala común, no quería ver a Niklass.

Iba caminando cuando vi a Draco a lo lejos. ¿Qué hacía? No dudé y le seguí.

No había nadie por los pasillos, solo Draco y yo. Iba a paso decidido. Eso significaba que sabía dónde iba. El camino se me hacía conocido hasta que llegamos a la entrada de la sala de los menesteres.

¿Qué necesitaba Draco de esa sala?

Entré detrás de él, sin que se diera cuenta me escondí. Wow, cómo ha cambiado todo. Ahora se usaba de trastero, donde se guardaban las cosas que no tenían lugar.

Draco empezó a caminar, llevaba una manzana verde con él. ¿Para qué? De repente paró y tiró de una manta polvorienta haciendo ver un armario alto y estrecho.

- El armario de Borgin y Burke.- Susurré.

Draco se giró y aunque intenté esconderme me vió. Vino directo hacia mi.

- ¿Qué estás haciendo aquí?

- Yo, eh.- Dije poniéndome de pié.

- Gia. ¿Qué haces aquí?

- T-te he seguido

- ¿Por qué?

- T-te vi y pues, no sé.

Giró sobre sus piés. Respiraba fuerte y tenía los nudillos blancos de lo apretados que tenía los puños.

- Draco de verdad yo-

- Cállate Gia. Solo, cállate.

Lo hice, me callé. Draco iba y venía.

- Antes has dicho que es el mismo armario que Borgin y Burke. ¿Cómo sabes eso?

- Te dije que os ví allí.

- Gia, no tienes idea de dónde te has metido.

- Tu no me harías daño.- Dije con miedo.

Me miró a los ojos por primera vez aquella noche.- Por supuesto que no. Nunca te haría nada.

- Pues entonces no tengo que preocuparme.

- No, si tienes que hacerlo. No por mí. Pero ten cuidado.

- ¿Qué quieres decir? Draco, si estoy contigo no va a pasar nada.

- Ahg, me vas a seguir igualmente ¿Verdad?.- Asentí.- No te puedo decir para que se va a utilizar, pero tengo que repararlo.

- Entonces te ayudaré.

Me miró, me miró con tristeza, como si no quisiera que lo ayudara, pero no por que él quisiera, sino por algo más grande.

- No Gia, es demasiado peligroso.- Dijo pasando su mano por mi mejilla.

- Pero.

- Pero nada pequeña, no puedo exponerte a este peligro, simplemente no puedo, te quiero demasiado como para hacerlo.

- Me quieres.

- ¿Que?

- Que me quieres.

- Por supuesto que te quiero, serás idiota.- Dijo riendo.- Ven aquí.

Abrió sus brazos y me estrechó en ellos. Por Merlín, qué bien se siente esto.

Oh pequeña [Draco Malfoy] 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora