ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔗𝔯𝔢𝔰

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Hice mí caminata habitual fuera del Instituto y en el camino no pude evitar las ganas de sentir la lluvia sobre mí. Siempre disfrutaba de su sonido, aroma, y el ambiente nublado, y recorfortante en el cielo que se formaba.

Cuando me acerque a Ian y Erin, pude verlo dibujar con un marcador negro su nombre arriba de "McKinley" el nombre del pueblo. Me senté en una esquina junto a Ian con el anuario en la mano, emocionada por nuestras fotos dentro del mismo.

—Ian Mckinley ¿Qué tan patético es que mí apellido sea el nombre de mi escuela? —se quejó, haciendo garatos en la portada con el marcador.

—Al menos, Carrie no volverá a ser una perra conmigo —me reí junto con Erin ante la mención de esa víbora.

—Vany, ¿estabas hablando con Kevin en los corredores? —preguntó Ian, concentrado en sus dibujos, levantando apenas la mirada.

—Sí, me preguntó algunas cosas extrañas pero no fue nada importante —le resté importancia, mientras enredaba un mechón de mi cabello alrededor de mi dedo.

—¿Cosas extrañas? —Erin hizo una pausa, frunciendo el ceño en señal de curiosidad.

—No lo sé, me preguntó mucho sobre el accidente del Vuelo 180 —dije, buscando en mi mochila unos fibrones para el anuario, tratando de evitar entrar en detalles.

—¿Lo hizo para molestarte? —Ian dejó de dibujar y me miró fijamente, mostrando interés por primera vez.

—Claro que no, pero él cree que lo que pasó en la Montaña Rusa tiene alguna conexión con la premonición que tuvo Alex —suspiré, intentando que mis palabras no sonaran tan preocupadas como me sentía.

—No le hagas caso. Perdió a Carrie, y es evidente que busca alguna razón o explicación como consuelo. Es su forma de pasar el luto —Erin giró los ojos, mirando la lluvia que golpeaba con fuerza contra la ventana.

—Puede ser, pero tampoco creo que no pueda haber alguna conexión. Antes de que Alex se fuera a París con sus compañeros, lo acompañé a la terminal. Sus padres y los míos eran grandes amigos —expliqué, notando cómo Ian seguía cada palabra con una expresión de creciente preocupación.

Ian permanecía en silencio, mordiéndose el labio mientras pensaba en lo que decía. Sus ojos reflejaban una mezcla de confusión y atención.

—Wendy estaba nerviosa por subirse a esa atracción. Tal vez solo tuvo un ataque de pánico y, casualmente, terminó sucediendo lo que ella no quería que pasara —Erin comentó, intentando buscar una explicación lógica que calmara los ánimos.

Asentí lentamente, sin querer seguir hablando de lo sucedido semanas antes. Esquivar el tema era lo mejor que podía hacer para evitar que me doliera la cabeza o que me pusiera nerviosa al recordar ese momento tan estresante y terrible. Me centré en los fibrones, dejándome absorber por la tarea sencilla mientras trataba de expulsar de mi mente la angustia persistente que aquellas preguntas traían consigo.

—Wendy parece muy deprimida por el accidente. —Ian cambio de tema, viéndola completamente empapada bajo la lluvia.

Escribí una estrella con el marcador, pensando en tal vez, hablar con Wendy otra vez o invitalarla a salir a algún lado para distraerse.

Años atrás, con Wendy llegamos hacer mejores amigas antes de Carrie, y romper nuestra amistad con rumores y burlas estúpidas que había creado para joder nuestra amistad. Y lo hizo.

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando Ashlyn y Ashley invitaron a Wendy a una sección de bronceado para el Día del Graduación bajo la imparable lluvia.

Erin se tapó el rostro, sin poder creer lo que hacía el grupo "popular" para animar a Wendy ante la pérdida de Jason y Carrie. Ian sonreía divertido por la situación hilarante y vergonzosa.

Wendy se notaba molesta, y tampoco respondió a su invitación. Por lo que, Ashley le dió su número antes de volver a sentarse en las mesas bajo el techo esperando que la lluvia baje de intensidad.

Erin empezó a guardar sus cosas en su mochila mientras un auto estacionaba en el estacionamiente de la escuela, captando nuestra atención.

—¿Te vas ahora? —pregunté, levantándome de la mesa para abrazarla.

—¿Con quién? —una sonrisa burlona se dibujo en los labios de Ian.

—Es solo mí madre. –murmuro Erin, girando los ojos aceptando mí abrazo.

—¿Tu madre? Pero ella nunca viene recogerte en la escuela. —me alejé del abrazo para mirar más atentamente el auto.

—Se ha vuelto muy paranoica desde lo que paso en la Montaña Rusa. —explicó poniendo la mochila en su hombro, y su capucha para protegerse de la lluvia.

—Solo ten paciencia, no busques ponerla más nerviosa porque se pondrá peor. —aconsejé también guardando mis cosas en la mochila.

—Claro, si lo hago probablemente no me dejará salir nunca. —Erin se despidió de Ian con un pequeño golpe en el hombro antes de irse—. Nos vemos luego.

—¿Brook tiene auto? —me apresuré a preguntar apenas Erin se subió al auto rojo con rapidez.

—Mis labios están sellados. —respondió continuando sus dibujos.

—Deja eso, y al menos mírame a los ojos. —le quité el anuario, sujetandolo con fuerza para evitar que me lo saqué de un solo movimiento.

—Ella debe decírtelo, no creo que Erin quiera que lo sepas todavia. —sonrió, esta vez, mirándome más intensamente.

—Bien. Es una respuesta aceptable. —me rendí, sabiendo que tal vez ella se sentía insegurada de contarmelo.

Sea lo que fuera.

Años atrás, Erin fue la primera en saber que me gustaba Ian. Jamás se lo contó a nadie hasta que nosotros ya nos habíamos puesto de novios. Ian también era bueno dando consejos y conoció a Erin más tiempo que ella, pero confiaba en ambos.

—Por supuesto, no es algo tan grave después de todo. —Ian me sacó mí anuario de las manos tentando mí curiosidad.

—Si, seguramente no lo es. —negué con una sonrisa.

—¿Quieres irte ahora? La lluvia parece estar más tranquila. —Ian señaló con la cabeza apuntando la pequeña llovizna.

—Bueno, podría ser peor. —acepté agarrando mi mochila, esperando que Ian estuviese listo para irse.

—¿Tú padre se enojará conmigo si llegas un poco tarde? —insinuó parándose frente a mí, agarrando mí cintura para atraerme hacía él.

—Dame las llaves, yo voy a conducir esta vez. —ofrecí acercándome más a Ian. 

—Vamos, sé que tienes ganas de hacerlo. —dijo Ian, mostrándome su maldita sonrisa.

—Solo cállate. —siseo, golpeando su pecho ligeramente con la palma abierta—. Está vez, podemos hacerlo en mí casa, pero en silencio.

Advertí a lo que Ian, asintió y aproveché la oportunidad para agarrar las llaves con una sonrisa traviesa alejándome de él.

Born To Die ┃𝐃𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐎 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋 ㇋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora