Born To Die ┃𝐃𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐎 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋 ㇋

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—¿Creen que va a seguirles la corriente si le dicen a Lewis? —pregunté, desviando mi visión de la ventanilla que mostraba el paisaje que pasaba rápidamente.

—No lo sé .—respondió Kevin, suspirando profundamente—. Seguramente él va a pensar que los tres estamos drogados y que leemos esa mierda de leyendas urbanas.

—¿Como cuáles? —insistí, buscando más claridad.

—Como el tipo que se suicidó en la bañera de su casa, o el accidente que hubo en el puente hace unos años. —contestó Wendy, frunciendo el ceño.

—Escucha, es simple —dijo Kevin, tratando de sonar convincente—. Solo debemos decirle lo del Vuelo 180, las fotos de Frankie, y le decimos lo que creemos.

—Espero que tengan suerte al hacerlo. —respondí con un tono más frío del que pretendía.

Kevin y Wendy me miraron extrañados.

—¿Por qué lo dices? ¿No vendrás con nosotros? —preguntó Wendy, mirándome fijamente.

—Claro que no, ya tuve suficiente viendo la escena de Frankie. No quiero ver la de Lewis también.

—¿Crees que nos gustó verlo? Nuestra idea es que eso no ocurra. —dijo Kevin, con un poco de desesperación en su voz.

—Lo sé, solo no quiero volver a ver eso. —contesté, intentando sonar más comprensiva, pero el miedo aún me atenazaba el corazón.

Kevin estacionó el auto llegando al campo de entrenamiento. Apagó el motor y se volteó para mirarme mejor.

—Deja a Vanessa aquí, vamos nosotros si ella se siente incómoda de ver algo parecido otra vez. —sugirió Wendy, tocando suavemente el hombro de Kevin.

—Está bien, volveremos para decirte qué pasó al final. —aceptó Kevin, rodando los ojos mientras Wendy se desabrochaba el cinturón y se bajaba del auto.

Kevin hizo lo mismo, ambos se dirigieron a la cancha, y Kevin rodeó con un brazo los hombros de Wendy. Los observé, sintiendo una extraña mezcla de emociones.

Es extrañamente extraño.

Pensé, golpeando suavemente mi cabeza contra la ventanilla. ¿Es mi imaginación o solo estoy viendo cosas donde no las hay?

Aunque tener a Wendy como cuñada no sonaba tan mal en mi cabeza. Carrie nunca me gustó, y eso es de público conocimiento siempre tratando a Kevin con una frialdad y una prepotencia que no merecía.

Wendy, en cambio, era dulce y genuina, todo lo contrario a Carrie. Sonreí ante el pensamiento, dejándome caer en los asientos traseros mientras pasaba el tiempo.

Kevin siempre había sido protector, y ver cómo se preocupaba por Wendy me llenaba de una cálida sensación de alivio y esperanza. Pero había algo más, algo que no podía ignorar: Kevin estaba celoso de Ian.

Había mencionado varias veces que pasaba más tiempo con mí novio que con él o con "la familia". Y aunque intentaba equilibrar mi tiempo, sabía que Kevin sentía la ausencia.

Me acomodé mejor, intentando descansar los ojos y la mente un poco para calmar mis pensamientos. En lo que pareció una eternidad, fui despertada por el sonido de sirenas de una ambulancia. Me incorporé rápidamente, abriendo la puerta del auto y saliendo al aire fresco de la tarde.

Afortunadamente, vi a Kevin y Wendy acercarse. Estaban ilesos, pero llevaban ropa completamente diferente, claramente deportiva y prestada.

Me acerqué corriendo, el corazón latiéndome en la garganta.

—¿Están bien? ¿Qué pasó? —pregunté, la preocupación palpable en mi voz.

—Lewis murió. —dijo Kevin, tratando de sonar tranquilo, pero su expresión era tensa—. Habíamos logramos hablar con Lewis pero..bueno, no salió como esperábamos, pero estamos bien.

Kevin se acercó envolviéndome en un abrazo. Sentí el calor de su cuerpo y supe que, a pesar de todo, no íbamos a dejar de buscar la solución de esto.

—Tenemos que seguir, no podemos dejar que esto vuelva a pasar. Sino hacemos algo solo se pondrá peor. —dijo Kevin, separándose del abrazo.

Wendy asintió, mirándome con una mirada muy cansada, no dude absolutamente nada en abrazarla sintiendo como colapsaba.

Nos quedamos así, en silencio, por un momento. Sabía que aún quedaba mucho por hacer, pero también sabía que, con Kevin y Wendy a mi lado, no podíamos rendirnos.

Nos subimos de nuevo al auto, los próximos serían Ian y Erin. Sabía más que nadie que la tarea de convercerlos del asunto iba a ser, sino la más difícil de todas las anteriores personas dentro de la Montaña Rusa.