Capítulo VI

1.4K 153 46
                                    

𝐄𝐋 𝐃𝐄𝐌𝐎𝐍𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐌𝐈 𝐇𝐀𝐁𝐈𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎́𝐍
capítulo seis.


México tenía en cuenta el pasado de Argentina; era terrible, oscuro y traumante por lo que podía recordar de las cosas que vió. La experiencia de vida de Argentina fue complicada, estaba repleta de dolor, angustia y estrés por la situación familiar en la que vivía, en la cual también tenía que ver por la seguridad de sus hermanos. Sus padres eran humanos despiadados que no debían de ser llamados "padres" eran monstruos, se notaba que no habían planeado tener hijos y que los tres que tuvieron fue producto de un accidente. Drogas, alcohol, abusos físicos rodeaban a Argentina hasta esa noche.

Esa noche la cual Argentina siempre se negaba a contar. Solo él sabía lo que ocurrió a esas altas horas de la noche.

Y México también.

—¡México! —Argentina alzó la voz en terror al salir de la ducha y ver al demonio ahí dentro viendo lo que tenía sobre la loza del lavabo. Parecía interesado en cada una de las cosas que tenía ahí para el cuidado de su piel. —¡¿Qué haces en mi baño?! ¡Fuera, ahora! —ordenó.

—Curiosidad —respondió, abriendo una de las lociones que tenía ahí para olerlo —Con razón hueles tan bien todo el tiempo, con todo esto que te echas hueles como un panecito de vainilla. —le mostró con una sonrisa.

—¡No las toques! —se las quitó de las manos, mirándolo molesto —¿Crees que soy millonario? Gaste medio sueldo en esto. —se quejó, dejándolas en su lugar. Argentina seguía mirando a México, quien ya tenía la mirada hacia abajo, pero más abajo de la común.

—Tienes un cuerpo muy bonito.

—¿Ah? —miró hacia abajo, notando que no se había colocado la toalla antes de salir. Su rostro ardió en vergüenza, tapándose la entrepierna con su mano. Suspirando para evitar darle un golpe a México por estar mirándolo de esa forma tan indecente. Ya había hablado con su terapeuta acerca de cómo manejar su ira, no iba a arruinarlo por un demonio.

México le dió la toalla, envolviendo las caderas de Argentina. Sonriendo, le dió un beso en la mejilla al agacharse. Aunque sus ganas de haberlo tocado eran grandes, sabía que se iba a ganar un golpe en medio de la cara si llegaba a hacerlo. Argentina no era un humano pequeño, de hecho era bastante alto si no fuera porque México medía más de dos metros.

—Sé que me detestas, mi amor. Eso me gusta de tí, no me aleja para nada, de hecho me hace querer acercarme más. —habló con una sonrisa, dándole otro beso en la mejilla antes de agarrarle las caderas con sus grandes manos. Había algo en Argentina que le gustaba de sobremanera. Lo primero debía de ser el hecho que no le temía, no le asustaban las parálisis de sueño que le hacía tener no importa lo que le enseñe.

Se había acostumbrado rápido a ellas y parecía ser más complicado asustarlo. La única forma en la que podía apreciar a Argentina por completo era en los sueños eróticos que tenía con él. Al principio pensó que iba a tomar forma de una persona que le gustara o se sintiera atraído sexualmente, pero no fue así. En cambio; era México así como se presentaba frente a él, y parecía entregarse a él sin problema alguno.

—Como sea. Necesito que te escondas o algo. Mis amigos vendrán hoy y no quiero tenerte cerca, ni mucho menos que te aparezcas de la nada. —ordenó, saliendo del baño para vestirse. México salió detrás de él, parándose a un lado de su armario, viendo la ropa que sacaba. —Todavía no te perdono por lo que hiciste en mi cama.

—Han pasado dos semanas de eso, corazón. Fue un accidente, ¿Si? Tenía hambre y necesitaba que me alimenten. —se quejó. —era él o el otro que se veía tierno y pequeño.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 24, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝗘𝗟 𝗗𝗘𝗠𝗢𝗡𝗜𝗢 𝗗𝗘 𝗠𝗜 𝗛𝗔𝗕𝗜𝗧𝗔𝗖𝗜𝗢́𝗡 ! mexargDonde viven las historias. Descúbrelo ahora