Capítulo 5

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Después de la clase de química. Diana no me volvió hacer ninguna pregunta más, por el resto de la mañana.  Ya que estamos en la última clase, que es lenguaje, la miró de reojo y ella está tan callada, parece que está enojada.  La chicharra sonó dando a entender el fin de las clases del día de hoy. Todos recogimos nuestros materiales de estudio y nos retiramos.

Antes que Diana y yo saliéramos juntos a la puerta del aula, la profesora Sofía recordó la tarea.

-—No olviden realizar la página 50 de su libro de actividades. Mañana revisaremos las respuestas —anunció la maestra desde su escritorio recogiendo sus materiales de trabajo.

Prestamos atención a su anuncio y luego salimos al pasillo, nos dirigimos a la puerta principal para dejar mis libros en los casilleros. Y Diana sigue caminando a lado mío.

[...]

Cuando llegamos, abrí mi casillero, metí mis libros que no ocuparé y solo me lleve los que necesito para realizar las tareas en casa.

—¿Louis? —me preguntó con una pausa para mirarme.

—¿Qué? —conteste seco, ya cansado de ella. Sacando mi casco, a la vez que me quito mi gorro de lana, dejando ver mi cabello rizado.

"Me está volviendo loco."

—¿Puedes darme tu... —dijo siendo interrumpida por la subdirectora Alexa Walker. Cabello negro largo y lacio, ojos cafés y piel pálida.

—¡¡Hola, tú debes ser Diana James!! ¿Cierto? —preguntó la subdirectora.

—Si —contestó Diana mirándome con duda ya a metros de la salida.

—Acompáñame por favor —dijo la subdirectora y la siguió.

—Nos vemos luego Louis —me dio una sonrisa falsa y un gesto de adiós con su mano derecha, mientras caminaba detrás de la directora.

No le devolví el adiós y seguí mi camino a la salida. Ya que estoy fuera, bajo las escaleras cortas y me dirijo a mi moto, al mismo tiempo que sacaba mis llaves de la mochila. Me subo y trato de arrancar, pero no encendía. Intente arrancar de nuevo y nada.

Revise la aguja de indicador de la gasolina, pero indicaba en lleno. Decidí bajarme de nuevo y revisarla. Al parecer todo estaba en orden. La volvió arrancar y no pudo.

La tomé del mango y de atrás para empujarla hacia adelante, a la sombra de un árbol para revisar mejor, bajé la pata para que se sostuviera y no se cayera.

Me puse de espaldas en cuclillas para estar a la misma altura del motor. La revisé por cable, hasta que encontré una posible falla. Era una manguera de aire que estaba desconectada.

"Pero si en la mañana la revise y todo estaba en....—pensé y suspire —la desconectaron... —susurré colocando dos dedos en mi puente de mi nariz como gesto de enfado y luego la volví a mirarla"

"Malditos hijos de santísima madre, y ni eso, su madre no tuvo la culpa que su hija o hija, le hubiera salido idiota"

Ya cuando estaba a punto de conectar la manguera, escuché pasos detrás de mí y se paró en el costado derecho.

Cuando paro, cierro los ojos con lentitud y al mismo tiempo con fuerza, giro mi cabeza para mirar a la persona que está a lado mío. Y luego los abrí despacio.

"¡¡Diana...de nuevo, ella otra vez!! ¿No se cansará de seguirme?"

—Hola -saludó Diana de nuevo —. Veo que todavía no te has ido... ¿Me estabas esperando? —se cruzó de brazos con una sonrisa inocente.

Destinos de dos estrellas  [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora