🍁Festival del Medio Otoño🍁

Festival Del Medio Otoño (2/2)

En un abrir y cerrar de ojos, el juego comenzó.

La copa paseaba de mano en mano, y el vino bailaba dentro de ella;Prefería admirar la situación ya que estaba muy seguro de que no sería para nada una opción, entonces, entre tanto barullo y euforia miré hacia Feng Xin, luego hacia Dianxia en una punta y a pocos metros Ling Wen. En realidad ellos estaban tan metidos en el juego que no se percataron de mi mirada y mucho menos de la pequeña seña que les hice a manera de escape. Tenía un poco de esperanza en escapar de esto, pero parecía inevitable. O, mejor dicho, es cuestión de pensarlo.

La mirada de todos captaba la copa como centro de atención, una gran ventaja. Noté que había personal encargado de la comida, ellos iban y venían de un lado a otro con sus bandejas. No lo pensé mucho y por detrás de algunos oficiales, siendo sigiloso, me escapé;opté por vestir como ellos para disimular un poco mejor, Me sujeté el cabello y cubrí mi rostro con una especie de velo rojo. Me escabullí por las calles del reino celestial y una vez afuera me dirigí hacia mi destino.

No mucho después, dejé caer ese velo al pie de unas escaleras que conducian hacia un escenario de bodas. Un lugar en el que normalmente se casaban los reyes y reinas, que para mí solo era un perfecto lugar con vista hacia las linternas;mentiría si dijera que este lugar no fué fuente de una fantasía en mi adolecencia. Muchas veces soñé con estar aquí apreciando la vista junto a...ese idiota, los dos celebrando ese día tan emocinante. Pero con el tiempo empecé a pensar en lo ingenuo que podría ser, y lo tonto de imaginar ese momento cuando aún faltaba tanto por aprender...

Fué egoísta el dejar a Feng Xin después de todo, dije que con él no me sentía solo y es cierto, pero no podía evitarlo, me gusta más la tranquilidad y esa fiesta, claramente no lo era. De hecho, al principio no planeaba ir, por más de esos iconvenientes que tuve, mis ganas de asistir nunca fueron las más presentes y mucho menos alegres. Sin embargo él me llevó, y me escapé.

La penumbra de la luna acariciaba mi piel, y la paz mantenía intactos los problemas. Así pasó un rato, esperando la llegada de esas luces flotantes, Hasta que...

—Mu Qing —llamó alguien a mis espladas, de entre el abundante silencio—¿Por qué te fuiste y me dejaste allí?. Cada vez me convenzo de que no quieres estar conmigo...hace rato aceptaste venir y pensé que tal vez aceptaste mis disculpas, estuve a tu lado todo el tiempo para que no creyeras otra cosa, no obstante, aquí estás. Enserio quería darte algo, no fué excusa.

Esas palabras se sintieron un poco aliviantes, seguía siendo él.

—Lo siento, no es por tí —dije por lo bajo—Quería que vinieras, traté te llamar tu atención en el juego pero no lo logré. Aunque, aquí estás —respiré, observé la luna unos segundos y dí media vuelta—¿Todavía conservas esa "sorpresa"?.

Él, con su vista puesta en mí y con su mano aferrada al velo rojo dijo:

—Si, aquí está —acercó su mano, y bajo el velo, al parecer hubo algo.

Hice unos pasos, y la penumbra del lugar empezó a disiparse por una abundante luz repentina. Las linternas...

—Mu Quing, pensé esto hace mucho y...—tomó mi mano y ofreció el velo. Lo sostuve con sorpresa, y luego Feng Xin, con una rodilla en el suelo y sus manos manteniendo una argolla dorada, dijo—...¿Quieres casarte conmigo?.

Estaba callado, su sorpresa no era cualquier regalo y fué tan repentino que no lograba terminar de entender la situación...¿Esto es real?, Debía reaccionar.

—Feng Xin... —dije sin comprender aún—¿E-es de verdad?.

Por su parte sonrió y puedo suponer que su deseo era reir.

—Claro, es real. ¿No te gusta la sorpresa?.

—¡S-s-si me gustó!, y ¡acepto casarme contigo!.

Feng Xin tomó nuevamente ese velo y lo colocó en mi cabeza cubriendo el rostro. Solo observó e introduzco el anillo en mi dedo lentamente, dańdome el otro como mi parte de la "ceremonia", lo mantuve un segundo observándolo, luego, encajó perfecto con él.

—Te amo —susurró a mi oído, después, alzó el velo descubriendo mi rostro y nuestros labios descansaron en un beso lento, suave y tierno. 

Las linternas continuaban alumbando, y la noche se convirtió en la velada más importante para mí.