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Los gemidos revotaban en las paredes de aquella habitación, sus cuerpos se encontraban unidos por el placer del sexo, besándose con pasión desenfrenada, con el corazón acelerado y casi sin poder respirar, pero no les importaba.

Tumbados en aquel sofá de terciopelo, la ropa estaba tirada por el suelo, se habían arrancado a cada uno, desesperado por sentir el contacto del cuerpo del otro.

Lo necesitaban.

Se necesitaban.

Se miraban a los ojos en medio del acto, conectando sus almas en pocos segundos y sintiendo una explosión de sentimientos en su pecho, sus corazones empezaron a latir al mismo ritmo, sintiendo el mayor de los placeres.

Por primera vez en su vida Taehyung se sentía completo.

Un alma llena.

Un alma viva.

Miraba los ojos de Jungkook y podía ver el deseo en sus ojos rojos, brillando en medio de la oscuridad, entre sus mechones negros, mojados por el sudor, dibujaba una sonrisa en sus labios y mostraba un poco sus colmillos.

Sus manos recorrían el cuerpo desnudo de Taehyung, tocándolo con delicadeza, pasando sus dedos por su piel y dejando besos en cada centímetro.

Las alas del rubio brillaban como la luna llena en la noche despejada, más vivas que nunca, recuperando el brillo que la soledad les quito.

La tristeza le arrebato el brillo.

Eran almas gemelas que se habían encontrado en una dura situación.

Estaba mal.

Estaba muy mal...

Pero no podía detenerse...

Extendió sus brazos, abriéndolos dejando al vampiro entrar a ellos, rodeando sus hombros y mirarlo desde cerca, rozando sus labios.

—Te necesito Jungkook...-suplico Taehyung con lagrimas en los ojos.

El nombrado simplemente sonrió orgulloso de ver al hada en ese estado, acercándose y besarlo con pasión, queriendo callar las suplicas y lagrimas del otro.

Taehyung lloro en los brazos de Jungkook, sintiéndose culpable de amarlo.

Jungkook solo quería pasarlo bien.






  . . .




Los carruajes volvieron al castillo con total normalidad, Jungkook bajo con una sonrisa satisfactoria, con el traje bien colocado y esperando la bajada de Tehyung, quien estaba luchando con su sentimiento de culpa, pero tuvo que bajarse del carruaje a pesar de tener miedo de lo que le esperaba.

Jimin los esperaba con una gran sonrisa.

—¡Hola chicos, bienvenido!-grito Jimin con mucha emoción, bajando las escaleras de la entrada, corriendo a recibirlos vestido con un pijama de seda rosa.

ෆHijo de Afroditaෆ [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora