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Habían salido finalmente del marcado, tenían comida y algunos dulces extra que tomo Nimona, pero a pesar de eso Ballister se notaba inquieto, alterado, como si hubiera visto un fantasma o algo asi, su mirada estaba algo perdida y su mente divagaba sin rumbo.
— Sucede algo Jefe? — Pregunto Nimona mientras dejaba los dulces y la comida sobre la mesa.
— No, la verdad no. — Ballister se sento en el sofá mientras se quitaba el casco de tiburón. — Me di cuenta de lo poco que sabemos uno del otro.
— Pero aun asi tenemos confianza! o no? — Al inicio Nimona lo dijo de manera animada pero la duda termino la oración.
— Tu, sabes que no nací como un caballero, verdad. — Ballister miraba detenidamente el casco. — Todos saben eso, hicieron publicidad con ello. Pero, vengo de otro lugar, nací dentro de estas murallas pero no dentro de un hogar.
— Oh! Tienes un pasado muy villanesco? — Supuso Nimona mientras tomaba un paquete se papas saladas sentaba junto a Ballister
— No.. Yo no lo llamaría así, supongo. — Ballister suspiro. — Yo nací...
— Hay no jodas me contaras tu pasado!
— Si me interrumpes, me lo pienso y ya no. — Nimona simplemente termino con un "perdón, continua" pero dentro estaba completamente emocionada. — Veras. Nací en la parte residencial de el Reino, provengo de un hogar peculiar y común al mismo tiempo, nunca supe mucho de mi madre, porque jamas estaba en casa, ella era devota de Gloriana y pasaba sus días en las calles predicando la palabra de ella, nunca tuve una relación de madre hijo con ella, solía ser muy gruñona y delimitaba todo lo que pensaba. El único momento en le que siquiera parecía mi madre era cuando me contaba cuentos sobre como Gloriana vencía a los temibles monstruos. Pero nada mas.
(— Entonces el terrible monstruo, tomo al niño de sus brazos y lo devoro de un bocado. — Dijo aquella mujer de mirada apagada y pelo negro como la noche.
— Pobre niño. — Un pequeño Ballister se encontraba sobre la cama, no tenia mas que unos 3 años y sus ojos miraba con duda a su madre.
— Pero eso le paso por no querer ser un caballero, por confiar en lo que no conoce! — Dicho eso la mujer cerro el libro y lo coloco en una vieja estantería.
— Pues, yo seré como los caballe...— Antes de terminar la molesta voz de su madre lo interrumpió.
— No! eres un simple niño, no un caballero, lo único que puedes hacer es ser obediente a mami y a Gloriana. Y eso ya es esperar mucho de ti. — La mujer apago la luces dejando el cuarto a la merced de la penumbra y dicho eso salio del lugar.)
— Ella amaba a los caballeros, gastaba mucho dinero para poder asistir a ceremonias y conocerlos, ella alucinaba con algún día casarse con un caballero y tener un hijo devoto de Gloriana, pero en cambio estaba yo, sentí una culpa enorme por ello y ella solía decirme lo mucho que le molestaba y estorbaba mi presencia, si yo no le hubiera arrebatado su belleza ella podría haber conocido a un hermoso caballero de dorados cabellos y apoyar a Gloriana con su cuerpo, como siempre quiso. Yo era hijo de un hombre que jamas se volvió a acercar a mi madre, ella siempre hablo mal de el, diciendo que era un hombre que fingía ser bueno para ocultar lo cobarde que en realidad era.