1🎈 supongo que seré la primera

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                                    Se podría decir que la noche está algo risueña pero no deja de entusiasmar peligro por doquier; pues tan grande es el envenenamiento de ese incontable furor que se vive en el renovado club de la ciudad más pecam...

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Se podría decir que la noche está algo risueña pero no deja de entusiasmar peligro por doquier; pues tan grande es el envenenamiento de ese incontable furor que se vive en el renovado club de la ciudad más pecaminosa. Las intermitentes luces y el olor a alcohol embriaga a cualquier santo que vaya tan siquiera paseando por allí.

No entiendo porque Devin me atrajo hasta aquí, no es su ambiente ni mucho menos el mio. Me hace sentir como la estudiante ejemplar que prefiere estudiar en vez de perder el tiempo en idioteces.

Pero la verdad, es que estoy muy lejos de ser así, digo ¿por algo accedí, no?

La sucia ambientación trata de pegarme, ya que es colosal el cambio brusco de alumbrado con colores florecidos por el derrame de distorsión musical. Es raro que no pueda acostumbrarme, llevó casi un año en esta despampanante ciudad glamurosa. Cuando en realidad es todo lo contrario, la singularidad de que algo inevitable está por arrancar se escabulle entre las pausas para la siguiente canción.

A lo que nos acercamos es a la pintoresca barra, lo más callado de este sapido lugar, y como es obvio me dirije hacia ella con ese formado brazo suyo que está al expuesto pues su gabardina amarillenta está mal puesta.

Su vestimenta es rara, y él más de lo habitual. Pues usualmente puedo deducir lo que las personas sienten pero hoy así como días atrás no entiendo muchas cosas. Mi constante señal de que todo va mal se engloba al ver el claro y vívido ejemplo de su anormal comportamiento en estas últimas horas.

Bueno, si soy honesta, él es un enigma siempre, una contradicción andante; sólo darle una ojeada a su complexión, cualquiera notaría que es muy delgado para tener musculatura aunque la tenga, tal su mente siempre despierta y perspicaz para tener su rostro tan hipnótico.

Y no, no me interesa, su mera personalidad hace que quiera huir de nuevo en sólo pensarlo de esa manera. Él está un poco loco por simplificarlo, aunque en estos momentos creo que más.

Así que mejor le pregunto la razón de tanto alboroto, pues ayudaría más eso que discutirlo en mi mente. Pero balbucea, y yo intento acomodarme sobre una de las sillas extravagantes sin soltar mi vista sobre su preocupada persona.

— Deja de verme así, tu eres la loca que trae una cámara sobre el cuello. — Me contesta sonriendo aun moviendo su cabeza por todos lados.

—¡Oye! Tú me diste la oportunidad y no quiero echarlo a perder — Un leve silencio evoluciona para susurrarle que es muy importante para mí. No sé si escuchó pues la música la maldita música no deja que nada la opaque.

— Pero falta una semana, así que no hace falta que lleves eso a todos lados como un ancla — ¿Me lo dijo como un regaño? no le dí relevancia pues él ya se había rendido en su búsqueda sin sentido, para encontrar un lugar a mi lado.

No obstante, no podía estar más equivocada pues su pierna derecha está en un insistente movimiento. El impacto de él ser tan atento me atrofia las ganas de querer preguntarle, y descuida su mirada sobre mi persona, con lo que parece ser un intento para contestarme y lo hace.

Comida para El AnimalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora