CAP 9: LA SOCIEDAD

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A lo lejos me parecía oír murmullos, acompañados de risillas o eso creía.
Abrí los ojos tratando de adaptarme a la luz del sol.
Me incorporo con cuidado y giro hacía el ruido proveniente.

Madre mía...

—Vamos arriba.

Al escucharme todos comienzan a despertar y algo perezosos se levantan estirándose fuera de sí de lo que estaba pasando.

—Pongan atención— digo con un tono de voz autoritaria.

Todos giran hacia la orilla y al fin pueden ver al grupo de chicas que están riendo y murmurando cosas emocionadas.
Todos nos quedamos mirando entre sí. Las chicas traen cestos de ropa... ¿Van a lavar? ¿En el arroyo?

—¿Qué hacemos mi señor?— pregunta Galarieth algo intimidado por las miradas de las chicas.

—Vístanse.

Salimos del arroyo y las chicas dan un paso hacia atrás y se quedan viendo en nuestras partes íntimas.
Bajo la cabeza para darme cuenta de que tengo una erección, una erección de lo más común para un hombre que se acaba de despertar de una siesta.

Todos nos cubrimos con las manos y corrimos directamente a nuestra ropa casi tropezando en el proceso, las chicas seguían viendo y riendo con curiosidad.

Una vez que nos hubiéramos vestido rápidamente, me pongo la capa y voy directo hacia las chicas aun conmocionadas por la escena.

—Una disculpa por la escena bochornosa que acaban de presenciar, no teníamos ni la mínima idea que este lugar era frecuentado— digo haciendo una reverencia.

—No os preocupéis, pasa mucho más seguido de lo que os imaginéis, chicos— dice una señora saliendo de entre las chicas— ¿Os imagino que son extranjeros?

—Por supuesto madam, solo estamos de paso— comenta Astaroth— Teníamos algo de calor e hicimos una pequeña parada.

—Entiendo chicos, una disculpa por la conmoción de las chicas, nunca habían visto a chicos tan guapos...

—No lo dicen todo el tiempo, señora— no pude evitar sonreír ante la respuesta que dio Galarieth.

—Bien, nos marchamos— digo poniendo punto final a la conversación sin sentido.

Esas chicas seguían viéndonos, pero no le dimos la mínima importancia.
Camínanos por la orilla del arroyo que supuse que nos guiaría hacia el lago que comento Azazyel.

Después de unos minutos caminando, efectivamente el arroyo terminaba en el pequeño lago rodeado de una inmensa pradera verde, quede fascinando con lo poco que vi. Imaginarme como quedaría este lugar una vez terminado, me lleno de ilusión. La pradera verde es grande y hacia el norte de si hay una montaña, con un poco de magia pondré inmensos árboles que hagan sombra y un campo de tulipanes hacia el sur, haré el establo para los animales en el norte y la casa la haré justo en medio para que así cuando Tirsa despierte lo primero que vea sea el lago y a lo lejos un campo de tulipanes hermosos.

Solo hará falta camufleajear con magia para que las personas no vean el hermoso paraje y de esta manera pasemos desapercibidos, ah y preparar las cosas para construir. Estoy seguro de que esto quedará genial, será algo que a Tirsa le encante, estoy seguro.

—¿Qué le parece mi señor? ¿A que no es lindo?

—Si Galarieth, es perfecto— contesto embobado por todo lo que me imagine, tiene que quedar justo como quiero. Tiene que ser perfecto.

—Él arrolló no está tan lejos y el lago es un poco grande, con un poco de magia puedo purificando para que quede limpio mi señor, será unos aposentos muy monos.

LUZBEL: cada cien mil años (En Curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora