CAP 4: LA DAGA

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Mire a Tirsa con desprecio, no podía ser posible que fuera capaz de hacer esto.

No había llevado a mi hermano conmigo para que no sufriera y Tirsa lo mata, que demonios.

Ella estaba tan débil que era incapaz de incorporarse por su propia cuenta.

-¿Es cierto lo que acaba de decir mi padre?- pregunté a Tirsa.

-¿Qué?, No - dijo Tirsa casi a punto de llorar- Yo nunca haría eso.

La miré sus ojos lucían cansados ya cansada de toda esta mierda.

Entonces ella empezó a llorar y como reflejo inmediato me agaché y la abrace, no tenía la intención de hacerla sentir mal.

Incluso si llego a matar a Uriel tuvo que haber alguna razón.

-Vamos dime que paso cariño - le dije estando abrazados, tratando de mantener la calma.

-El día que te fuiste, paso que...

De repente las puertas del salón se abrieron y entro Miguel interrumpiendo a Tirsa de lo que estaba a punto de decir.

-Vaya vaya ¿A quién tenemos aquí? - dijo Miguel aproximándose a nosotros - Al desterrado y a la asesina.

-Miguel - dice mi padre un tanto calmado.

¿Qué es lo que les pasa?

- Padre - dice Miguel decidiendo aproximarse hacia mi padre en vez de a Tirsa y a mí.

Mi padre alza su mano y mi hermano hace reverencia besándola.

Patético...

Enseguida Miguel se incorpora y voltea hacia nosotros y veo que sonríe con disimulo.

-¿Ya te han contado lo que ha hecho tu amadísima Tirsa?, Luzbel.

Ahora que le pasa, bien claro esta que no tenemos una buena relación, pero no a llegar a este punto, siempre era el que evitaba cruzar palabra conmigo.

Que raro...

-Desafortunadamente, si hermano, me ha contado padre que a muerto Uriel.

-No, no ha muerto; lo ha matado esta que ves aquí - dice Miguel señalando a Tirsa con el dedo.

-No es una afirmación, ¿Tienen pruebas de lo que a pasado? - dije levantándome junto con Tirsa.

-Por supuesto que hay pruebas...

No pueden tener ninguna prueba, ¿Pero y si la hay? ¿Qué pasara con ella?

¿Por qué me preocupa tanto lo que le pase?, puede ser la asesina de mi hermano menor.

Aaagg, esto es un debato interno, en sí le creo a Tirsa o no, esto me está matando...

-Traigan el cofre que les indique - dice mi hermano interrumpiendo mis pensamientos.

Uno de los guardias situados a lado de la puerta sale con discreción.

-Ese mismo día que te fuiste Tirsa aquí presente trato de escapar - dijo mi hermano caminando al rededor del salón distrayendose con cada objeto que encontraba a su paso- Ya era de noche y a Uriel le tocaba guardia, él iba caminando por el jardín trasero cuando se encontró con Tirsa - se detuvo a observar una esfera de vidrio lo cual adentro tenía árboles floreados, aves volando y un hermoso cielo azul, eran esfera que simulan las estaciones, papá tiene cuatro categorías de ellas con diferentes paisajes. Salí de mis pensamientos para ponerle más atención a mi hermano - Lo cual estaba planeado escaparse, en cuanto Uriel trato de detenerla ella lo ataco y lo mato.

Miguel deja la esfera en su lugar y camina hacia nosotros.

-Dime Luzbel ¿qué estarías dispuesto de hacer por amor hermano?

¿Es enserió?

-Tú no sabes lo que es el amor Miguel, por lo que yo sé nunca has tenido uno.

Parece que eso le enfureció.

Miguel frunció el ceño y me miro directamente a los ojos, yo alcé la mirada retándolo.

Por un momento pensé me daría un puñetazo porque la verdad si se miraba bastante molesto.

Miguel se acerca a mí y me dice casi en un susurro.

-Tú no sabes nada Luzbel, crees saberlo, pero no es así. Aún eres demasiado inocente como para saber lo que pasa en este lugar o de lo que puede llegar a pasar.

Dicho eso se separó de mí y me dio una palmada en el hombro, yo seguía estupefacto por lo que acababa de decir ¿a qué se refería?

¿Qué puede llagar a pasar?

En eso llega el guardia con un cofre pequeño y se sitúa a un costado de Miguel que estaba frente a mí, abre el cobre para mi hermano y enseguida vi que saca una daga con ayuda de un pañuelo blanco.

Esa daga...

La daga que le regale a Tirsa cuando le pedí que fuera mi compañera junto al lago, fue un día muy especial.

Yo mismo la forje y añadí un detalle para que fuera una daga única, talle con mis propias manos una serpiente enrollada en el mango.

Ese detalle le encantó a Tirsa, ya que era unas de sus especies favoritas.

Miguel extiende la mano junto con el pañuelo y la daga, miro a Tirsa; ella está junto a mí abrazándome para no caerse con su cara debajo de mi brazo tapando su rostro, como un cachorro.

Miro a Miguel y él me hace un asentamiento con la cabeza, tomo el pañuelo con la daga dentro y mierda...

Estaba teñido de sangre, ¿Sangre de Uriel?

Volteo haber a Tirsa y ella también estaba viendo la daga, pero de una manera extraña, como traumada, como si los recuerdos llegarán a ella.

-¿Qué fue lo que pasó Tirsa?- la agarro de los brazos y la agitó- Habla ya Tirsa, Dime que putas paso AHORA- Le grite no puede evitarlo.

Ella trataba de zafarse de mí agarra, pero con sus fuerzas era inútil.

-VAMOS HABLA AHORA

-No, no- decía ella llorando y agitando la cabeza de un lado a otro- Me van a matar, no...

-¿Quién te va a matar? Habla ahora maldita sea estás acabando con mi paciencia Tirsa.

Ella lloraba sin control tratando de zafarse, moviéndose de un lado a otro y agitando la cabeza.

-TIRSAAAAAAA- grité tan fuerte que ella paró de repente, y esa era mi intención.

Pero entonces ella se desmaya en mis brazos, oh no, esta no era mi intención.

-Joder -susurró para mí- Vamos Tirsa despierta- estamos en el piso yo tratando de despertarla con golpecitos en la mejilla.

-Ya ha sido suficiente- me incorporó, guardo la daga entre mi cinturón y tomo a Tirsa por debajo de las piernas y la espalda, la cargo y miro a mi padre y a Miguel parece que se la pasan en grande sin despegar el ojo de nosotros- Nos vamos.

-Ella no puede salir de aquí Luzbel- menciona mi padre.

-¿Por qué razón? Dudo que haya sido ella quien haya matado a Uriel y si así es tuvo que haber alguna razón y ustedes solo castigan a Tirsa sin pruebas, cualquiera pudo tomar la daga y matarlo, no porque ella sea la dueña de esa daga quiere decir que lo mato.

Siendo sinceros si tengo mis dudas, pero tengo que saber la verdad y la mejor opción es que me lleve a Tirsa de aquí y cuando esté recuperada que ella misma que cuente que realmente paso.

-Sea ella o no la asesina no puede cruzar las rejas, si lo hace se desvanecerá- dice mi padre sin más.

-Así que corre las consecuencias si llegas a cruzar las rejas con Tirsa en brazos- concluyó Miguel.

Maldita sea.

Puras desgracias me pasan ami.

LUZBEL: cada cien mil años (En Curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora