CAP 2: ¿QUE ESTA PASANDO?

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Al cabo de una hora llegamos al gran reino.

¿Estaba nervioso?

Sí...

Pero no podía dejar intimidarme por cualquier cosa, menos por los gigantescos guardias que se encontraban en la entrada.

Mire todo con cautela... tenía que estar alerta en todo momento, pues en sí, este ya no era mi hogar, y aquí yo era toda una amenaza, claro... a los ojos de mi padre, ¿de dónde puedo ser yo una amenaza?

En fin.

Me había acostumbrado tanto a la oscuridad que lo radiante del reino me molestaba en los ojos.

Los guardias nos miraron con desconfianza, pero al final optaron por abrir las puertas sin hacer preguntas ni decir nada, supongo que mi padre ya sabía que vendría.

Uno de los guardias se apresuró a abrir las puertas mientas que el otro guardia seguía en su lugar observándonos.

Las rejas soltaron un chillido desagradable; le hice un ademán a Astaroth para que él se quedara fuera, por si algo pasaba.

Y así me adentré hacia el interior, un poco nervioso pero no por ver a mi padre, sino por ver a Tirsa.

Había soñado tanto tiempo con volver a verla y poder abrazarla, ya habían pasado unos cuantos años y claro era imposible no extrañarla -seguí caminando por el gran pasillo - traté de tranquilizarme mirando a mi alrededor, todo estaba tal cual lo había dejado; los pasillos, los jardines, los ángeles recatados y obedientes.

Seguí por el pasillo y doble a la derecha, cada quince pasos se encuentra un guardia, antes no había tanta seguridad, ¿será por qué he venido?

Unos cuantos pasos más adelante llegue y quede de pie frente a las puertas del gran salón, donde sabía perfectamente que se encontraba mi padre -suspire hondo- abrí las puertas, llamando la atención de algunos ángeles haciendo guardia.

-Hola, padre - dije sin más.

- Sabía que vendrás, hijo mío- lo escuche decir mientras yo iba acercándome hacia el trono.

Una vez estado frente a él, estiro su mano para que le besara en señal de reverencia.

Lo miré con la barbilla en alto, al ver la cara que puso al darse cuenta de que no le daría la reverencia que tanto esperaba, bajo la mano resignado. Y suspiro hondo.

Talvez hice mal, pero no puedo pretender comportarme como si nada hubiera pasado, como si no me hubiese desterrado, no podía pasar por alto las peleas que hemos tenido. Pero, esto va más allá, Tirsa es la que esta de por medio, si comienzo una discusión ahora mismo, no podré verla.

-Bien, ya veo que no vienes con buenas intenciones hijo.

Mierda, si la cague.

-Mira, no quiero problemas, solo he venido para ver a Tirsa, claro si ella está dispuesta.

-¿Solamente has venido por esa razón? ¿Es que alcanzó no piensas disculparte con tu padre?

-Estas en lo correcto, he venido a verla y a llevarla conmigo si ella lo desea... y no aceptaré un "No" por parte tuya, todo dependerá de ella, si quiere o no venir conmigo- le dije a mi padre, supuse que se opondría al instante, pero no.

Quedamos sumergidos en un gran silencio y mi padre no me quitaba la mirada de encima, talvez era mi imaginación, pero mi padre me miraba algo diferente, la verdad nunca lo había visto así, era algo nuevo para mí. Talvez después de todo esta sea su verdadera personalidad o yo que sé.

Ya saben lo que dicen "Habla con la mirada y sobrarán las palabras" o simplemente cree que haré algo, no lo culpo, pero debo mantenerme alerta.

Pasaron algunos minutos que para mí fueron los más largos de mi puta existencia, talvez no debería de preocuparme tanto, talvez solo lo estaba reconsiderando, después de todo, dudo que confíe en mí.

LUZBEL: cada cien mil años (En Curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora