HISTORIA EN PAUSA.
Lo correcto no siempre es lo más placentero, pero cuando se trata de él, incluso el placer más retorcido e inmoral, se siente perfecto.
Greta Basile tenía un sueño que cumplir antes de llegar a sus 30: hacer de su restaurante uno...
Lo correcto no siempre es lo más placentero, pero cuando se trata de él, incluso el placer más retorcido e inmoral, se siente perfecto.
Greta Basile tenía un sueño que cumplir antes de llegar a sus 30: hacer de su restaurante uno de los más exitosos en Italia. Habiendo cumplido ese sueño, no es sorpresa para ella que la cadena de restaurantes Basile's sea una de las más prestigiosas en todo el país, frecuentada por ricos, políticos y algunos del bajo mundo también.
Lo que fue una sorpresa para ella fue el hombre que una vez entró al lugar como si fuera el dueño. Ella lo conocía, había oído hablar de él, al igual que toda Italia: Alessandro Caruso.
¿Qué es peor que lo imperfecto? Lo que finge ser perfecto y no consigues hallarle las imperfecciones.
Ese es Alessandro Caruso.
Inalcanzable. Correcto. Leal. Un hombre de familia. Y el tipo de hombre que Greta ha evitado toda su vida.
Es demasiado perfecto para ser verdad.
Greta lleva más de un año huyendo de lo que representa su apellido, no puede acercarse a un hombre cuyo nombre representa lo mismo: sangre, dolor y mafia. Ella está segura que debe mantenerse alejada de él entonces, ¿por qué una conversación de bienvenida termina con ella sentándose a su lado en la mesa?
A Greta le es muy difícil resistirse al placer que envuelve la caballerosidad de Alessandro y el hombre parece estar más que intrigado con la mujer con la que pronto tendrá que hacer un trato. Él no puede poner en juego los negocios de su familia y lo sabe, pero la astucia de Greta lo lleva a límites que no sabía que tenía, desatando una parte suya inexplorada y muy tentadora como para alejarla.
En el juego de poder y seducción no hay lugar en el trono para dos, mucho menos cuando la ambición por ganar corre por las venas. Y, aunque alguno de ellos se empeñe en negarlo, allí está.
Cuando los límites comienzan a desdibujarse y el ansia de poder se convierte en algo más, será el momento de decidir si caen en las trampas que antes eran su estrategia en contra del otro o si se resisten con tal de ganar.
Porque por más que se intente hacer lo correcto, el placer que da pecar siempre busca la forma de ganar.
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