LA SOMBRA (31)

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26 de mayo, 10:16 PM

La niña me miró, quizá preguntándose el porqué de mi visión perdida en algo que no correspondía al horizonte, una cuestión más lejana.

Le contesté con un bostezo que llevaba la firma de mi cansancio. Volteó y siguió jugando. Yo volteé y seguí repitiéndome las mismas ideas e imágenes de siempre.

Sobre las estrellas se formaba una figura, en los átomos cargados de oscuridad que le correspondían a la noche vi esas siluetas estirándose de manera grotesca en un intento de alcanzarme.

Y las estrellas tiritaron, interpretaron mi miedo. Esa silueta continuaba avanzando hacia mí. De pronto, dejó de ser lejana, se volvió muy, muy cercana. Y sentí su putrefacto aliento lleno de perdición.

Sus alargadas garras se situaron justo al frente de mis ojos destrozados, casi podía sentir el filo de su inigualable corte. Mientras tanto, me preguntaba el porqué no podía ignorarle sin más, hacer como si no existiera, o tan siquiera, restarle un poco de importancia.

El miedo era constante. Mi corazón me oprimía el pecho, sentía como me desgarraba las entrañas intentando huir. Pero no había escapatoria, no de algo como eso.

La mano, su mano, me rozó el rostro al fin. Pude sentirlo en todas mis células, su desgaste, mi desgaste. Su perdición y la mía.

Bajó pronta del cielo, destrozando la tranquilidad de una noche inocente, y me envolvió por completo. Mi mirar lo relató todo, yo seguía casi imperturbable. Pues, para mí, este no era un acontecimiento raro o nuevo. Era la misma sombra de siempre, aquella que se proyectaba de lo que solamente yo puedo entender, de mis propios problemas y demonios, algo que cada persona posee. Era esa sombra que, de vez en cuando, me abandonaba y salía a dar un paseo, algunas veces logrando hacerme soñar con que finalmente se habría perdido en el cosmos y que allí perecería. Sin embargo, ya esa esperanza era cosa pasada, porque sabía bien que, una vez saciada su sed del frío espacio, ella volvería, proyectándose en los cielos y estirándose lentamente hasta volver a ser parte de mí.

LETRAS DE LA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora