Hace apenas escasos meses me encontraba publicando mi primer poemario, que lleva por nombre “Poemas del tercer piso”. Aquella fue una obra que marcó una especie de etapa para mí, y en la que plasmé, lo que creí eran sentimientos aversivos, melancólicos y tristes, y así fue, esos poemas contienen entre la textura de sus letras verdaderos males, sin embargo, he de admitir que no representan ni un 50 % de los males que hay plasmados aquí.
Como ya dije, ese poemario marcó una etapa; un andar más independiente, un mejor vínculo con la soledad y una percepción sobre mí mismo más nítida. Pese a ello, cuando lo publiqué y finalmente pensé que había alcanzado una evolución positiva en mí, llegó la realidad (aliada de múltiples crueldades), a pegarme de tantas y tan variadas maneras que, por un momento, perdí la esperanza de un mejor mañana por completo.
Para poner algo de contexto al asunto, debo aclarar que en el espacio de meses que siguieron a partir de la realización del primer poemario hasta ahora, me sucedieron variedad de cosas que no solo terminaron por hundirme en la desdicha más absolutamente lúgubre, sino que también lograron hacerme dudar bastante de conceptos como el amor, la bondad, la empatía y la virtud, a la vez que muchos de mis principios fueron puestos a prueba y mis ideales destruidos totalmente. Las cosas que me sucedieron para causarme tal malestar no las relataré, me las reservaré para mí mismo, sin embargo, de manera general las voy a nombrar. Durante los últimos meses, he vivido algunas de mis peores rachas, en las cuales, hasta el plan más mínimo mío, me fallaba. A eso se le suman conflictos en muchas esferas de mi entorno, problemas personales, tratos horrendos dirigidos hacia mi buena voluntad, golpes bajos tanto de personas que creí cercanas como aquellas que siempre me vieron con cierta aversión. De la misma manera, pude probar de primera mano la falta de empatía, la malicia y total ausencia de valores en la sociedad. Y como cereza del pastel, gracias a lo acontecido, pude convivir con lo peor de mí, divisé a la oscuridad más tempestuosa de cerca, y vi como casi todo estuvo a punto de pudrirse en mi interior. Y lo lamento si no tengo el valor para decir con exactitud todo aquello que me ocurrió, pero si lo dijera tardaría demasiado, y el tiempo es un bien que hay que saber apreciar.
Entonces, a diferencia del poemario anterior, estas letras, estas partes extraídas de mi pisoteada alma; no son simple tristeza, pues llevan en su interior el pesar más profundo, la oscuridad más lúgubre, la soledad más fría, el vacío más interminable, y mi propia caída a mi propio abismo.
Hallarán aquí dilemas sobre la existencia del amor, la imposibilidad de la bondad, la corrupción de la sociedad, el sufrimiento que todos compartimos, la perdida de la esperanza ante la abrumadora realidad, el mal que reside en todos nosotros y el entendimiento de un par de verdades fundamentales del existir.
Creo que esta vez tengo algo verdaderamente más interesante por ofrecer, siento que he mejorado en la profundidad y composición de mis letras. Podrán notar que los poemas van trazando un recorrido, verán por ustedes mismos la manera en la que fluctuaba y se desgastaba mi conciencia, dando inicio al camino con un poema sumamente adorable y lleno de expectativa hacia el futuro, y paulatinamente avanzando hacia terrenos más inhóspitos, en donde todo se va oscureciendo y deteriorando.
Entre mis favoritos de esta obra se encuentran los poemas que llevan por nombre: Acontecer, Crisis, Maldita realidad putrefacta, En la decadencia, El momento, Letras cansadas, Ideal, Destruyes, Papel, Nadie más, La sombra, Deseos y sufrimientos, Calles llenas de nada, La madrugada es para los perros y La sombra y yo. Ellos dicen mucho de mí, y de la situación que estaba viviendo.
Varios de estos poemas se manejan múltiples metáforas con significados ocultos. Suelo pronunciar en repetidas ocasiones a las “estrellas”, aclaro que, para mí, simbolizan la esperanza, virtud, alegría, sueños y demás cosas positivas, estas son las que iluminan la noche y su manto que me envuelve y me sofoca. También nombro mucho a la “noche”, esta viene a significar la bruma, tristeza, melancolía, tempestad y oscuridad que me cubren. Las “sombras”, son todo lo malo que habita en mí, desde malicia, ego, resentimiento, tristeza, etc. Estos son, de manera general, los principales términos que utilicé, las metáforas más certeras se explican en los comentarios de cada poema.
Una última aclaración antes de que comiencen a verme sufrir; a lo largo de los poemas he dejado comentarios hablando sobre ellos, en estos se explican de manera general y en ocasiones detallada, los significados de los versos y del poema. Sé que la inmensa mayoría los ignorará, sin embargo, para los que no, les recomiendo leer el poema primero y luego los comentarios, funciona mejor cuando se lee primero y después se interpreta. También quiero decir que no me creo ni un mártir, ni un sabio, ni ninguna de esas cosas, sé que todos sufrimos y esa es precisamente una de las reflexiones que ahondan en este poemario.
Sin más por pronunciar, únicamente les agradezco por leer y, por medio de mis letras, conectarse conmigo y recorrer juntos el sendero que significa para mí este poemario.
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LETRAS DE LA NOCHE
PoesíaEste es un recopilatorio de 40 poemas que he escrito en el espacio de alrededor de los últimos cinco meses. Cada uno de ellos va trazando un camino que desciende progresivamente hacia mi abismo interno. Con rimas nacidas a raíz de conflictos íntimo...