La vida es de una naturaleza cuya complejidad puede asfixiarnos hasta sofocar nuestras propias respiraciones de esperanza. Hay tantas estrellas en los cielos como posibilidades y conceptos abstractos habitando en nuestra realidad. Cosas como el amor, la virtud, el bien y el mal, las sombras, etc., etc. Son algunos de los dilemas que todo ser humano está destinado a sobrellevar.
Sin embargo, a pesar de que es importante ahondar en estas cuestiones con una profunda introspección y un análisis minucioso de nuestro entorno, una de las lecciones que he podido aprender en los últimos meses es a apreciar lo más simple que nos ofrece la realidad. Un simple vaso de agua con hielos, una sonrisa de alguien que apreciamos, un abrazo, una mirada, una charla, mirar las hojas de los árboles danzar con el viento, disfrutar del aroma de una flor, reírnos con un mal chiste que nos contamos a nosotros mismos, y muchas más cosas simples o cotidianas que en buena cantidad de ocasiones pasamos por alto. Estos pequeños detalles fueron una especie de tenue bálsamo para la bruma que enfrenté en el pasar de estos meses. Aminoraron el dolor y en algunos casos, me salvaron de caer más al fondo. Creo firmemente, que la felicidad se basa en la apreciación de los simples detalles.
Otra de las importantes lecciones que aprendí, fue a responsabilizarme por mí mismo. Muchas veces culpamos a otros por lo malo que nos pasa, y en una gran cantidad de ocasiones, esperamos que los demás vengan y nos salven, que nos saquen del hoyo por nosotros. Pensar de esta manera es un error, nadie es responsable de nadie, más que de sí mismo. Los demás pueden brindarnos cobijo y apoyarnos, sin embargo, en un mundo como este, suponer que siempre alguien vendrá a rescatarnos es un error. Cada persona tiene sus propios problemas y conflictos, y nadie puede conocernos mejor más que nosotros mismos. Por ello, hay que aceptar la responsabilidad que nos corresponde de velar por nosotros y no cederle esa responsabilidad a alguien más.
Gracias a lo mal que la estaba pasando, pude no solo analizarme a mí mismo, sino que observé y reflexioné los problemas de quienes me rodeaban, a causa de esto, comprendí algo realmente primordial: Todos estamos sufriendo. Ya sea por algo terrible o no tanto, por gestos simples o por auténticas tragedias; todos estamos lidiando con algo. Al entender esto, empecé a ver las cosas de un modo distinto, ya no juzgaba tanto a las personas por sus comportamientos, ahora intentaba mirar más allá. Caí en cuenta de que, la chica que excluían de los grupos, actuaba de manera tosca hacia los demás, porque en su interior tenía miedo de ser atacada, así que ella atacaba primero. Observé que la chica de la que otras personas hablaban mal, era alguien con temas interesantes para hablar, y que el único error que cometió, fue ser ella misma. Noté que el taxista malhumorado estaba así porque deseaba poder ir a casa y jugar con su hija pequeña; que el amigo que me mal contestó había tenido un mal día; que el chico que todos molestaban era simplemente un poco diferente al resto, pero, sobre todo, entendí que las personas que trataban de hacerme daño o que me criticaban, a las que estuve a punto de llamar "enemigos", no eran más que simples mortales a los que les dolía algo en específico y trataban de desquitarse con el mundo. Lo que busco expresar con todo esto, es que no estamos para pelear ni para lastimarnos, dañarnos entre todos es dañarnos a nosotros mismos, porque lo único que logramos con esto es extender el ciclo de sufrimiento. Pongámosle un alto a las batallas sin sentido que luchamos, todos sufrimos. Seamos más empáticos y tratemos de cobijarnos entre todos. Reemplacemos el odio por la compasión, y los juicios por la empatía. Podemos ser mejores, no estamos hechos para dañarnos los unos a los otros. Poseemos la misma naturaleza, no hay porque pelear.
Así mismo, pude notar que todo el mundo habla sobre el amor, pero nadie parece saber lo que en realidad representa este concepto. Dicen amar a sus mascotas, y las dejan atadas y sin comer por horas; expresan que aman a sus amistades, sin embargo, hablan mal a sus espaldas; suben en redes el amor que tienen por sus padres, hijos o hermanos, pero en la realidad, poco de ese supuesto amor se refleja en su trato hacia ellos; claman al mundo que aman con locura a sus parejas, pero no tratan de ver por su bienestar. Muchos creen que el amor se expresa con un simple "te amo", cuando es mucho más que eso. A la sociedad le hace falta amor, amor por la vida, amor por sus semejantes, amor por sí mismos. Reflexionemos sobre esto.
La última de las lecciones que nombraré, será sobre la tristeza (utilizo este término, pero me refiero a todo lo malo que sentí). Durante estos meses pude sentirla muy a menudo y en una gran intensidad, y pude percibir el inmenso potencial que hay en ella. Hablo en serio, cuando sentía esta gran tristeza sobre mí, las letras fluían libres por todas mis venas. No eran pensamientos agradables, pero en verdad he quedado sorprendido con lo mucho que nos puede aportar esta emoción, al menos en un sentido artístico. A lo que quiero llegar, es a este análisis de la naturaleza seductora de la tristeza, y como a veces, nos bañamos en autocompasión por ello. La autocompasión no nos llevará a nada, la tristeza es un sentimiento poderoso, pero muy peligroso a la vez. Cuando la sintamos, debemos ver dentro de nosotros, y con su ayuda, identificar aquello que nos hiere. Sin embargo, debemos de cuidarnos de no mantenerla por mucho tiempo, ya que nos puede destruir. Utilicemos la tristeza con sabiduría, no nos permitamos caer presas de su encanto.
Y estas han sido las lecciones principales que he podido aprender a lo largo de esta tan desgastante etapa de mi vida. Si han llegado hasta este punto, les agradezco de sobremanera por leer todo lo que he preparado. Gracias, infinitas gracias y mis mejores deseos para cada uno de ustedes.
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LETRAS DE LA NOCHE
PoetryEste es un recopilatorio de 40 poemas que he escrito en el espacio de alrededor de los últimos cinco meses. Cada uno de ellos va trazando un camino que desciende progresivamente hacia mi abismo interno. Con rimas nacidas a raíz de conflictos íntimo...